Olalla Otero, doctora: "Las castañas no solo están riquísimas, también pueden ser una ayuda para tu microbiota"
Las castañas vuelven cada otoño como uno de los sabores más reconfortantes de la temporada, pero detrás de su aroma tostado y su textura suave se esconde algo más que un simple placer gastronómico
Olalla Otero, experta en probióticos. (drolallaotero.es)
El otoño no solo trae paisajes dorados y bufandas, también marca la temporada de uno de los frutos más esperados del año: las castañas. Más allá de su aroma irresistible y su sabor reconfortante, este alimento típico de los meses fríos esconde un poder nutricional que va mucho más allá del placer gastronómico. Así lo explica la doctora Olalla Otero, médica, que ha sorprendido a sus seguidores al afirmar que las castañas “no solo están riquísimas, también pueden ser una ayuda para tu microbiota”.
En su último vídeo, Otero revela que las castañas contienen compuestos prebióticos, es decir, sustancias que alimentan las bacterias beneficiosas del intestino y contribuyen a mantener el equilibrio de la flora intestinal. Entre sus componentes más destacados se encuentran los polifenoles, los polisacáridos no almidonados y el almidón resistente, tres elementos que llegan al colon sin ser digeridos y que allí son fermentados por la microbiota.
Según la doctora, este proceso tiene efectos directos en la salud intestinal: “Se favorece el crecimiento de especies beneficiosas y aumenta la producción de butirato, un ácido graso de cadena corta con propiedades antiinflamatorias y protectoras de la mucosa intestinal”. Dicho de otro modo, comer castañas no solo sacia el apetito, también contribuye a fortalecer la barrera intestinal y a mejorar la función inmunitaria.
Los polifenoles, en particular los elagitanninos, son transformados por las bacterias del colon en urolitinas, moléculas con efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores. Por su parte, los polisacáridos no almidonados fomentan la producción de ácidos grasos de cadena corta que nutren las células del intestino y mejoran su funcionamiento. Finalmente, el almidón resistenteayuda a estabilizar los niveles de glucosa y puede mejorar la sensibilidad a la insulina, un efecto especialmente beneficioso para la prevención metabólica.
El almidón resistente de las castañas ayuda a estabilizar los niveles de glucosa y puede mejorar la sensibilidad a la insulina, un efecto especialmente beneficioso para la prevención metabólica (Yasin Onuş/Pexels)
Cuando todos estos compuestos actúan juntos, explica Otero, se potencia el crecimiento de bacterias “amigas”, fundamentales para mantener un ecosistema intestinal equilibrado. La especialista subraya que estos efectos están respaldados por la evidencia científica, citando investigaciones como la publicada en Critical Reviews in Food Science and Nutrition, que avala el papel prebiótico de los frutos secos y su impacto positivo en la microbiota humana.
Por tanto, más allá de su fama como merienda otoñal, las castañas se posicionan como un superalimento estacional que combina sabor, fibra y beneficios intestinales. Y aunque asarlas en la chimenea siga siendo un placer, ahora hay un motivo más para disfrutarlas. Como concluye la doctora Otero, “cada vez que comes castañas, también estás alimentando a tu microbiota”.
El otoño no solo trae paisajes dorados y bufandas, también marca la temporada de uno de los frutos más esperados del año: las castañas. Más allá de su aroma irresistible y su sabor reconfortante, este alimento típico de los meses fríos esconde un poder nutricional que va mucho más allá del placer gastronómico. Así lo explica la doctora Olalla Otero, médica, que ha sorprendido a sus seguidores al afirmar que las castañas “no solo están riquísimas, también pueden ser una ayuda para tu microbiota”.