Rocío Carrasco, harta de las críticas

El 1 de junio se han cumplido dos años de la muerte de Rocío Jurado. Durante este tiempo, la hija Rocío Carrasco se ha mantenido al margen de la vida social. Ni ha hecho declaraciones, ni se ha dejado ver en actos multitudinarios, ni tampoco ha estado presente en la mayoría de los homenajes que admiradores y amigos han brindado a la que fuera ‘La Más Grande’.

Dadas las circunstancias, ha llevado su luto como mejor ha podido. Y por eso, está más que harta que se la critique por no acudir este año al cementerio de Chipiona o no haber enviado flores a la tumba de su madre. Le duelen estos comentarios porque -asegura- no tiene que explicar a nadie las razones de si va o no va, de si manda o no manda flores.

Tampoco quiere entrar en polémicas sobre las relaciones que mantienen con su familia directa. En los últimos días se ha comentado que no se hablaba con Ortega Cano, un dato negado por la propia protagonista de esta crónica. “No es cierto. Son ganas de incordiar. Solemos hablar por teléfono varias veces por semana”, reconoce. Con sus tíos Rosa y Amador suelen organizar paellas en su casa.

Carrasco asegura que no tiene intención de estar desmintiendo rumores. Por lo demás, su vida cotidiana continúa al mismo ritmo que el último año. No es verdad que viva enclaustrada. Se dedica a sus hijos, entra y sale con Fidel, acuden a cenar a casa de amigos y, de vez en cuando, alguna escapada. Todo de una normalidad absoluta. “Quizá eso sea lo que no vende”, afirma.