Esther Arroyo espera en su chalet de 'lujo' una indemnización millonaria por el accidente

La actriz y modelo Esther Arroyo se pasea por la urbanización Oasis de Marbella intentando mantener la calma tras los duros momentos que atraviesa. Sus paseos son cortos y sosegados. Utiliza esas muletas que ahora, tras el trágico accidente de tráfico sufrido hace cuatro años junto a la cantante Ana Torroja y sus respectivos maridos, se han convertido en una prolongación de sus manos. Últimamente las cosas no le han ido bien. Pero ella no tira la toalla.

Esther, que ha pedido la invalidez para poder seguir pagando sus gastos clínicos, espera el juicio del accidente como agua de mayo. Según ha confirmado Vanitatis de fuentes cercanas a la exmodelo y presentadora, los abogados han reclamado una indemnización millonaria para ella y su marido, que según estas mismas fuentes podría cifrarse en más de dos millones de euros. Para la pareja es una cifra justa, ya que tanto ella como Antonio Navajas, su esposo, aseguran que la economía familiar se ha resentido “tremendamente a raíz del accidente, ya que las lesiones nos están impidiendo trabajar”.

Desde hace un par de años, coincidiendo con la crisis del accidente, la ex Miss España se trasladó de Tarifa a Marbella para ubicar su residencia en la urbanización Oasis. Vive junto a su marido y su hija pequeña, Ainhoa, en un bonito chalé. Este verano les visitó también Fran, el hijo mayor que tuvo con Papi en su anterior matrimonio.

Tras la aparición de la modelo en televisión contando las vicisitudes de su precaria economía, esto ha puesto en alerta a los vecinos. Algunos de los residentes en este complejo se preguntan cómo si la situación económica de la modelo es tal como la cuenta pueden costear un alquiler tan caro. Por ejemplo, el chalé de al lado del de Navajas y Arroyo cuesta 2.000 euros al mes. Hasta hace unos años, la profesión de Antonio como decorador ayudaba a mantener la economía familiar pero, ahora, comenta un vecino a Vanitatis, "siempre le vemos por casa. Todo ha cambiado desde que no se venden casas en esta ciudad. Con la crisis nada es igual. Ni para ellos tampoco”.

Esther acudía diariamente a un centro cercano a su casa para practicar Pilates y seguir una rehabilitación adecuada para su dolencia. “Pero lo de mi pierna no tiene remedio. Nunca más podré hacer vida normal. Es por eso que estamos esperando la invalidez que hemos solicitado”. Ahora sabe que su salvación será una prótesis en la rodilla que le pondrán pasado un tiempo. Su traumatólogo ya le ha asegurado que esta es la mejor solución.

Esther ha visitado los platós de televisión en varias ocasiones durante estos cuatro años para hablar del accidente y “estas exclusivas de la televisión y de las revistas le den para seguir manteniéndose”, comenta una de sus conocidos.