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El escritor Antonio Gala se recupera de una recaída en su enfermedad en Málaga
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EL 5 DE FEBRERO SERÁ HIJO PREDILECTO DE MÁLAGA

El escritor Antonio Gala se recupera de una recaída en su enfermedad en Málaga

Retirado en su finca La Baltasara, en Málaga, el escritor lleva años luchando a diario contra el cáncer que padece, al que con humor califica como “un largo puteo”

Foto: El escritor Antonio Gala, en Madrid, en una imagen de archivo (Gtres)
El escritor Antonio Gala, en Madrid, en una imagen de archivo (Gtres)

El escritor Antonio Gala se ha recuperado perfectamente en su finca La Baltasara, ubicada a las afueras de Alhaurín el Grande, en Málaga, de una fuerte recaída que ha tenido del cáncer que padece. Según señalan a Vanitatis de su entorno más cercano, el escritor lucha a diario para sobreponerse a esta dolencia a la que con humor califica como "un largo puteo", en el que siente que su cuerpo es "el campo de batalla de una guerra".

Pese a su vida discreta, entre los alhaurinos el tema de su delicada salud no ha pasado desapercibido. Y todos comentan la fortaleza del escritor para superar la enfermedad. Tanto es así que el próximo jueves 5 de febrero el literato recibirá la imposición de la Medalla de la Ciudad de Málaga y el título de Hijo Adoptivo. Aunque el literato nació en Ciudad Real, durante los últimos tiempos no se ha cansado de repetir por activa y por pasiva que se siente “absolutamente malagueño. He venido aquí, a Málaga, a decirle adiós a la vida”. En un principio pensaron los organizadores que Antonio Gala no podría estar en el acto de imposición de medalla, pero finalmente acudirá a recoger su galardón.

Antonio Gala se ha vinculado estrechamente a la vida malagueña desde que en los años ochenta fijara su residencia en la localidad de Alhaurín el Grande. Allí todo el mundo le tiene un especial cariño. Desde el departamento de Cultura del ayuntamiento corroboran a este medio que “el escritor se está recuperando favorablemente y si sigue así, sin ninguna recaída, entregará, como todos los años, el premio de poesía que lleva su nombre”. Gala, en la última edición de este galardón, fue muy pesimista y destacó que “estaba deseando quitarse de en medio". Con pena expresó que lo único que hacía ya era cuidar de sus perros. Y como presagio dijo: “En la próxima entrega de premios ya no estaré. Al principio tenía buena salud, luego algo peor y ya llevo ocho años resistiendo".

‘Recluido’ en su finca

El literato siempre ha sido agradecido a los vecinos de la localidad: "Me encanta que estéis aquí. Siempre estáis, es de agradecer”. Aunque el escritor no ha querido nunca precisar el cáncer que padece, sí que ha hecho alusión en algunas ocasiones a la malignidad de su enfermedad definiéndola como "un camino incómodo, que lleva o no a la muerte con o sin rapidez" y precisando que está "en buenas manos: lo suficiente como no querer pasar a mejores”. Siempre ha dejado entrever con ironía la ductilidad del ser humano. Dentro de las anécdotas que el literato cuenta a los vecinos siempre estáesa de “vine a vivir a Alhaurín el Grande porque aquí vivía Gerald Brenan, que tenía 90 años y era como un ser inmortal. Y sin embargo, el día que vino, se murió”.

Las últimas veces que se ha visto por el pueblo a Antonio Gala“ha sido con dificultades para andar y ayudado de un bastón. Ahora le vemos poco”, cuentan los vecinos de este municipio, que inciden en “que está siempre en su finca”. Gala compró en 1987 la finca La Baltasara, situada a las afueras del pueblo, y la convirtió en su particular santuario. Allí se recluye para abstraerse en sus pensamientos, entre las paredes encaladas de este cortijo del XVIII, donde rara vez deja entrar a nadie. La cercanía de su finca a Málaga estrechó los lazos del escritor con la capital de la Costa del Sol, y ahora añadiráa su vitrina plagada de reconocimientos otro más: el de hijo adoptivo de la tierra donde quiere despedirse de la vida.

El escritor Antonio Gala se ha recuperado perfectamente en su finca La Baltasara, ubicada a las afueras de Alhaurín el Grande, en Málaga, de una fuerte recaída que ha tenido del cáncer que padece. Según señalan a Vanitatis de su entorno más cercano, el escritor lucha a diario para sobreponerse a esta dolencia a la que con humor califica como "un largo puteo", en el que siente que su cuerpo es "el campo de batalla de una guerra".

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