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Viri, Begoña y Beatriz: la noche en la que las esposas y novias fueron casi invisibles
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ELECCIONES GENERALES 2015

Viri, Begoña y Beatriz: la noche en la que las esposas y novias fueron casi invisibles

Las redacciones se peleaban por conseguir la foto de un beso, un gesto de cariño o un simple abrazo de los candidatos con su pareja. Sin embargo, en televisión solo vimos a Viri, la silenciosa esposa de Mariano Rajoy. ¿Dónde estaban las demás?

Foto: Pedro Sánchez junto a su mujer, la esposa de Rajoy, Viri Fernández, y Albert Rivera con Beatriz Tajuelo
Pedro Sánchez junto a su mujer, la esposa de Rajoy, Viri Fernández, y Albert Rivera con Beatriz Tajuelo

¿Por qué Mariano Rajoy, su esposa y María Dolores Cospedal salieron al balcón de Génova vistiendo un crema, Pedro Sánchez no fue capaz de decir PSOE, Pablo Iglesias volvió a pinchar la sintonía de ‘Cazafantasmas’ y el anaranjado Albert Rivera escogió un traje que parecía de color morado? Son muchas las preguntas que nos suscitan las actitudes de los líderes de los cuatro partidos con opción a formar Gobierno, pero una nos extraña por encima de todas las demás: ¿por qué en la noche más importante de sus vidas (o finalmente no) sus parejas fueron invisibles?

El caso más extraño es el de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez. El candidato no solo votaba acompañado por ella en un colegio electoral de Pozuelo, sino que ambos compartían el rojo talismán que debía conducir al líder socialista a la gloria: él, jersey de pico; ella abrigo tres cuartos. Sonrientes y formidables. Sánchez no esconde a Gómez. Creemos que ella tampoco lo permitiría: todos recordamos cómo Begoña se hacía notar 'trolleando' la valoración que hacía Íñigo Errejón, jefe de campaña de Podemos, en el debate a tres organizado por 'El País'. Mientras el número 2 de la formación morada se explicaba ante la cámara, Gómez se doblaba en escorzo para meterse innecesariamente en plano y hacer el signo de la victoria. Anoche, en cambio, no se le vio el pelo. Pedro Sánchez apareció en la sede de Ferraz para proclamar que su partido acababa de “hacer historia” pese haberlo dejado en 90 diputados. Y aunque se proclamaba vencedor, no lo celebró con su esposa, como manda la tradición electoral. Sánchez, el candidato a cuya esposa le gusta salir en cámara, presumía solo en el atril de no sabemos muy bien qué.

La mujer de Pedro Sánchez 'chupa cámara' tras el debate electoral

El hotel Eurobuilding que tanto gustaba a Adolfo Suárez y fue hogar temporal de Vargas Llosa se llenó de simpatizantes que coreaban que eran españoles. Como si aplaudiesen a Iker Casillas parando un penalti o como si Ferraz, Génova y la plaza Sánchez Bustillo hubiesen sido invadidas por uzbekos exhibiendo el pasaporte. El líder de la formación naranja salió a valorar los resultados vistiendo un azul que por momentos parecía púrpura cardenalicio y con el logo C’s proyectado en el rosa magenta de la formación que han fagocitado. El caos cromático de Ciudadanos nos aturdió, pero no lo bastante como para no reparar en que Beatriz Tajuelo no aparecía por ninguna parte. La novia de Rivera viajó con él en AVE a Madrid tras votar en Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Llevan juntos camino de dos años y, desde que la presentó formalmente en los premios Planeta, se deja ver con ella sin problema alguno en cualquier acto público. En la noche más importante de su vida, su escudera, Inés Arrimadas, explicaba en un plató el número de escaños de su formación y su mujer de confianza en Madrid, Begoña Villacís, lo flanqueaba en la comparecencia del Eurobuilding. Sin embargo, anoche Albert Rivera era un hombre profundamente solo. Nos tememos que, como Pedro Sánchez, de haber conseguido un mejor balance electoral, hubiese sellado su ‘presidenciabilidad’ con un romántico beso a la azafata de su vida. No fue así. Salió a hablar solo, visiblemente contrariado, y se retiró a los cuarteles de invierno.

Pablo Iglesias votaba en Vallecas hacia las 12:30 y acompañado de su madre, que talismaneó con bufanda morada. El dirigente anticapitalista está fuertemente unido a sus padres y a ellos les debe su ideología, según ha revelado. El equipo de Iglesias siguió el avance de resultados desde el teatro Goya –los de morado batieron récord de acreditaciones de prensa– y, finalizado el recuento y terminada la valoración de los resultados, Pablo se desplazó con los suyos al tinglado frente al museo Reina Sofía para dar sentido a cientos de globos de color malva. Tras su ruptura con la exdirigente de IU Tania Sánchez, se ha relacionado a Iglesias con la responsable de movimientos sociales de Podemos, Irene Montero. Pero anoche Iglesias voló tan solo como Rivera. En un ambiente mucho más festivo, pero sin revelar ninguna carta. Ambas estaban sobre el escenario en la plaza Sánchez Bustillo, pero Tania tan lejos como el verano e Irene tan lógicamente cerca como obliga su cargo y, a la vez, lo suficientemente lejos del líder como para mantenernos en la inopia. El político más famoso de Vallecas podría haberse traicionado abrazando a una de las dos con más intensidad que al vivaracho Errejón. Sin embargo, Iglesias prefirió comportarse como un monje cartujo.

Anoche tocaban las doce cuando apareció la cúpula popular en el balcón de Génova. Los fieles a la gaviota, considerablemente menos numerosos que en la aplastante victoria de hace cuatro años, allí estaban en la hora de Cenicienta y no faltó entusiasmo, banderas nacionales y el pasodoble ‘Que viva España’ de Manolo Escobar. El bodegón triunfante de Génova tuvo fuerte presencia marianista: Cospedal, Javier Maroto, Esteban González Pons, Javier Arenas, Cristina Cifuentes, Soraya, Pío García Escudero y una señora, muy apartada a la derecha, que podría ser Esperanza Aguirre. La lideresa, que debe permitir que toda la comitiva atraviese su despacho para salir al balcón de celebraciones, presentaba un rostro indescifrable. Sonreía como quien escucha un chiste que ya conoce y no quiere defraudar al chistoso. O alguien le manchó la alfombra al caminar sobre ella o un mal pensado especularía que habría preferido un batacazo del pontevedrés.

El coro de Génova nos permitió sospechar que Soraya Sáenz de Santamaría es supersticiosa. No sabemos si de las que evitan pasar bajo escaleras o jamás coge el salero a menos que sea directamente de la mesa, pero… La vicepresidenta compareció en sede gubernamental para desgranar los resultados de la noche electoral vistiendo blusa blanco roto y americana azul cobalto. Una hora y diez minutos después, aparecía en el balcón de Génova, sonrisa triunfante, con la misma indumentaria con que fue a votar por la mañana: jersey de cuello alto color marsala y abrigo negro. Quizá pensó “si esta mañana nos ha ido fenomenal así, me pongo lo mismo para favorecer el pacto”. Eso o que sabe distinguir cuándo es Gobierno, cuándo partido y que llevar una muda encima siempre es un buen consejo. La número 2 de Rajoy brilla por sí misma, sin necesidad de que nadie ponga cara a su marido, el señor Rosa Vallejo, y así fue también anoche.

Como en 2011, junto a Mariano Rajoy estaba Elvira Fernández Balboa, su mujer. Huelga recordar que es una señora discreta y que jamás ha concedido una entrevista. Esto lo sabemos. Nos extraña, sin embargo, que escogiese el mismo color que Cospedal para camuflarse. Estaba en el balcón pero no estaba. De no conocerla porque en 2011 Rajoy la obsequió con un tímido beso casi de adolescente en ese mismo balcón, un extraño habría apostado a que se trataba de una delegada regional, quizá una burócrata del partido o la asistente del candidato. Aunque su marido es presidente en funciones y está llamado a tratar de formar gobierno, Viri no presumió de nada, aplaudió porque tocaba hacerlo y se retiró camufladamente entre la comitiva popular. Esta vez, además, sin beso.

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¿Por qué Mariano Rajoy, su esposa y María Dolores Cospedal salieron al balcón de Génova vistiendo un crema, Pedro Sánchez no fue capaz de decir PSOE, Pablo Iglesias volvió a pinchar la sintonía de ‘Cazafantasmas’ y el anaranjado Albert Rivera escogió un traje que parecía de color morado? Son muchas las preguntas que nos suscitan las actitudes de los líderes de los cuatro partidos con opción a formar Gobierno, pero una nos extraña por encima de todas las demás: ¿por qué en la noche más importante de sus vidas (o finalmente no) sus parejas fueron invisibles?

Mariano Rajoy
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