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El triste adiós del Rey a las regatas
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El triste adiós del Rey a las regatas

Un verano sin regatas de relumbrón no es verano ni es nada. Don Juan Carlos hace tiempo que no navega, pero la confirmación de que no

Un verano sin regatas de relumbrón no es verano ni es nada. Don Juan Carlos hace tiempo que no navega, pero la confirmación de que no volverá a haber fotografía de Su Majestad como patrón del Bribón, ese barco con un adjetivo de Borbón de primera, se hizo oficial hace solo unos meses.

Precisamente, el mismo día en que Josep Cusí, su armador desde la noche de los tiempos, decidiera hacer público que su tripulación abandonaría la competición en septiembre, durante la copa Conde de Godó. Y con ellos también Juanito en su faceta más humana. El adiós del velero que tantas alegrías ha reportado al Rey y a su gran amigo Cusí pasará a formar parte de la historia de la vela española dentro de poco. E irremediablemente el Rey está triste por ello.

Ambos se marchan con la sensación del deber cumplido. Ya no hay nadie que hable de la high Mallorca sin referirse a las fiestas de postín de Cristina Macaya, los extintos posados de Ana Obregón o las regatas de la Copa del Rey en verano. Don Juan Carlos se ha encargado personalmente de que el príncipe Felipe le releve y se haya impregnado de la afición paterna, que es, más que un simple hobbie, una cuestión casi de Estado para Mallorca y España.

Por eso, él es heredero a todos los efectos. Y como hiciera su padre está llamado a fidelizar a aficionados, turistas y medios de comunicación, que ya marcan en la agenda la tradicional salida familiar de los príncipes al concierto de Jaume Anglada. Aunque las tradiciones ya no tienen el mismo calado con Felipe y Letizia.

Así como la Reina siempre ha deseado que llegase la temporada de asueto estival para perderse por los mercadillos de la ciudad con su hermana Irene, don Felipe tiene un serio incoveniente con Letizia que no soporta nada el clima mediterráneo y prefiere el norte, su Ribadesella. Para ella pasar el verano en Son Vent, su residencia oficial ubicada en el mismo recinto de Marivent, es una carga laboral.

Aunque su marido está intentado que las infantas Leonor y Sofía se inicien en la práctica de la vela, las nietas reales inexplicablemente no han acudido a la escuela en la que sus primos han recibido clases los dos últimos veranos. Por esto, y su adiós a las regatas, Su Majestad está triste, aunque sepa que Cusí, que además de armador ha sido compañero de penas, alegrías y escándalos marítimos, siempre estará a su lado. Y de su lado, porque ya nada volverá a ser como antes.

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Un verano sin regatas de relumbrón no es verano ni es nada. Don Juan Carlos hace tiempo que no navega, pero la confirmación de que no volverá a haber fotografía de Su Majestad como patrón del Bribón, ese barco con un adjetivo de Borbón de primera, se hizo oficial hace solo unos meses.

Juan Carlos Escotet