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35 años sin Wallis Simpson, una mujer adelantada a su tiempo y "maltratada" por ello
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FAMILIA REAL BRITÁNICA

35 años sin Wallis Simpson, una mujer adelantada a su tiempo y "maltratada" por ello

La americana, de cuya muerte se cumplen hoy sábado 35 años, fue cuestionada por la prensa británica y también por las altas esferas del país, incluido el Gobierno, desde los inicios

Foto: Wallis Simpson. (Alamy)
Wallis Simpson. (Alamy)

Cuando en noviembre de 2017 el príncipe Harry anunció su compromiso con Meghan Markle, a nadie de la familia real pareció importarle lo más mínimo que estuviera divorciada. De hecho, tanto la hermana como tres de los cuatro hijos de Isabel II, así como su nieto Peter Phillips, lo están, por lo que poco podían decir sobre el asunto. Algo similar ocurrió en España cuando don Felipe comunicó su intención de casarse con Letizia Ortiz, quien ya había estado casada anteriormente. Sí que fue un tema del que se habló largo y tendido, al igual que ocurrió con Mette-Marit y su hijo, pero a nadie se le pasó por la cabeza que el entonces Príncipe de Asturias o Haakon de Noruega debían renunciar a sus derechos por la condición de sus amadas.

Nada que ver con lo que vivieron Eduardo VIII y Wallis Simpson. La americana, de cuya muerte se cumplen hoy sábado 35 años, fue cuestionada por la prensa británica y también por las altas esferas del país, incluido el Gobierno, de la mano del conservador Stanley Baldwin, encargado de oponerse a este matrimonio por no cumplir con las normas de la Iglesia anglicana. Su pasado sentimental y su origen hicieron que Simpson fuera vapuleada hasta que al entonces rey -después de plantear distintas opciones, entre ellas un matrimonio morganático, que impedía a Wallis llevar el título de reina- no le quedó más remedio que abdicar por amor, a pesar de las insistencias de Wallis de que no lo hiciera, al menos no por ella.

placeholder Wallis Simpson. (Cordon Press)
Wallis Simpson. (Cordon Press)

El 10 de diciembre de 1936, Eduardo, hijo mayor de Jorge V y María de Teck y bautizado con el nombre de David -que cambió al convertirse en rey-, renunció a sus derechos después de un reinado de tan solo 325 días, dejando el trono a su hermano, el entonces duque de York, quien reinaría como Jorge VI, y situando a su sobrina, Isabel II, como heredera."Es para mí imposible portar el pesado fardo de responsabilidades y asumir mis deberes de rey sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo", aseguró. Todo un gran cambio sucesorio con tal de que Wallis no entrara en la corte británica. Eran otros tiempos, sí, pero desde la perspectiva actual hay británicos que consideran que debe hacerse autocrítica.

"Jamás se le dio una oportunidad, fue maltratada desde el minuto 0", nos cuenta la autora

Así lo cree Ane Pasterlank, autora del libro 'La duquesa americana', quien en conversación con Vanitatis señala que Wallis nunca fue entendida ni aceptada por el "machismo" que imperaba en aquella época. Es cierto que Simpson es descrita por quienes la conocieron como una mujer ambiciosa, con ideas de grandeza y superficial -suya es la frase "nunca se es ni demasiado rico ni demasiado delgado-, pero "jamás se le dio una oportunidad, fue maltratada desde el segundo 0". Una situación paradójica sobre todo viendo que, casi un siglo después, un pariente de Eduardo VIII ha vivido una historia similar. Hablamos del príncipe Harry y Meghan Markle, si bien con la exactriz no ha habido -aparentemente- ningún problema por su condición de divorciada, aunque sí por su color de piel, como relató ella misma en la entrevista con Oprah Winfrey.

“La enormidad del odio y la imagen distorsionada de mí que parecía estar formándose en las mentes de todas partes iba muy por detrás de lo que había anticipado, incluso en mis momentos más angustiosos. La raza humana, o al menos ese segmento dado a disparar balas a figuras públicas, incluía una alta proporción de personas celosas y vengativas, algunas de las cuales parecen estar realmente locas", escribiría Wallis en su diario.

"Ni Eduardo ni Wallis consiguieron ser nunca felices. Él seguía con la mente puesta en Reino Unido, y ella se sentía desdichada y repudiada", afirma Pasterlank. En el momento de la abdicación, Simpson, nacida en Pensilvania con el nombre de Bessie Wallis Warfield, tenía a sus espaldas un matrimonio fallido con el piloto de la Armada estadounidense Earl Winfield Spencer Jr., con quien se había casado en 1916, y que estuvo lastrado por el alcoholismo de él. Tras varias idas y venidas, se divorciaron en 1925, pero antes ella había mantenido affaires con el diplomático argentino Felipe Aja Espil y con el conde italiano Galeazzo Ciano, de quien, según la leyenda urbana, se quedó embarazada, aunque le practicaron un aborto a consecuencia del cual quedó estéril y por eso Eduardo y ella nunca tuvieron hijos, algo nunca confirmado.

placeholder Wallis Simpson. (Getty)
Wallis Simpson. (Getty)

Antes de que se formalizara su divorcio, Wallis ya había conocido al que sería su segundo marido, Ernest Aldrich Simpson, quien dejó a su mujer y madre de su hija para poderse casar con ella, momento que llegó en julio de 1928, poco antes de que estallara el crack del 29, en el que las finanzas de la socialite estadounidense y de su familia quedaron seriamente dañadas, no así las de su flamante marido, con quien se había instalado en el Reino Unido. Sería allí donde conocería, a través de una amiga, Consuelo Thaw, a su tercer marido.

Tras la abdicación, la pareja se instaló en Suiza y tres meses después se casaban en el castillo de Candé. Ninguno de los miembros de la familia real acudió al enlace, aunque su hermano Jorge VI les concedió el título de duques de Windsor, pero Wallis no pudo hacer uso del tratamiento de alteza real. El matrimonio se mudó entonces a Francia y protagonizó algunas y graves polémicas, sobre todo Eduardo, que se acercó al nazismo en un intento por volver al poder. "Sus ínfulas eran tales que habría hecho cualquier cosa a cualquier precio", nos dice Anne. De esas frustraciones hablaba Wallis en su diario: “Por encima de todo, era británico; su esperanza era volver algún día conmigo a Gran Bretaña y construir un nuevo hogar, y ayudar a su hermano en todo lo que pudiera. Poco a poco, se hizo evidente que nunca podría retomar su lugar en el círculo familiar".

En 1970, dos años antes de morir víctima de un cáncer de garganta, el duque de Winsdor relataría en una entrevista: "No me arrepiento de haber abdicado, sigo interesado en mi país, Gran Bretaña, mi tierra. Le deseo lo mejor". El funeral de Eduardo VIII se celebró en Londres y Wallis Simpson acudió, codeándose con toda la familia real y hospedándose en Buckingham. Tras la muerte de su marido, empeoró la salud de Wallis, dejando de lado su vida social y recluyéndose en su casa, viviendo de la herencia del duque y de una paga que le daba Isabel II. Murió en 1986 y su sepelio se celebró en la capilla de St. George de Windsor. Descansa junto a Eduardo VIII en el cementerio real.

Una figura, sin duda, controvertida, que sigue levantando 35 años después de su muerte las mismas incógnitas. ¿Víctima o verdugo?

Cuando en noviembre de 2017 el príncipe Harry anunció su compromiso con Meghan Markle, a nadie de la familia real pareció importarle lo más mínimo que estuviera divorciada. De hecho, tanto la hermana como tres de los cuatro hijos de Isabel II, así como su nieto Peter Phillips, lo están, por lo que poco podían decir sobre el asunto. Algo similar ocurrió en España cuando don Felipe comunicó su intención de casarse con Letizia Ortiz, quien ya había estado casada anteriormente. Sí que fue un tema del que se habló largo y tendido, al igual que ocurrió con Mette-Marit y su hijo, pero a nadie se le pasó por la cabeza que el entonces Príncipe de Asturias o Haakon de Noruega debían renunciar a sus derechos por la condición de sus amadas.

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