Las claves de la nueva vida afectiva de Ernesto de Hannover en España
Ernesto de Hannover ha encontrado en España una vida familiar que no tenía desde que abandonó Mónaco y se instaló en Alemania
Ernesto de Hannover ha encontrado en España una vida familiar que no tenía desde que abandonó Mónaco y se instaló en Alemania. No tenía relación directa con sus hijos e incluso demandó al primogénito para que devolviera las donaciones que le había hecho entre 2004 y 2007.
Esta nueva etapa afectiva tiene dos derivadas. Por un lado, ejercer de abuelo con los mellizos de su hijo Christian y Sassa de Osma; por otro, retomar la relación con Claudia Stilianopoulos. El marido de Carolina de Mónaco (que lo sigue siendo legalmente) mantuvo una buena conexión con sus padres, Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos, embajador de Filipinas en Londres y después en España, hasta que el diplomático se jubiló. De aquellos años, nació una buena relación entre el matrimonio y el aristócrata.
La unión Mónaco-Stilianopoulos
Mucho antes, mientras ejercía la carrera diplomática, los Stilianopoulos-Ridruejo departían habitualmente con Grace y Rainiero de Mónaco. Acudieron a la boda de la princesa Carolina con Philippe Junot y posteriormente a la que la unió a Casiraghi.
El matrimonio principesco venía a España de monterías y muchas veces los Stilianopoulos y sus tres hijos -Anna, Carlos y Claudia- eran sus anfitriones. Cuando murieron ambos, los descendientes recibieron las condolencias desde el principado. También de Hannover.
Las visitas a España de Ernesto de Hannover han sido cada vez más frecuentes desde que el pequeño de la casa le hizo abuelo. En realidad, es con el único hijo que tiene trato. En Alemania le quedan pocos amigos dados los acontecimientos de naturaleza complicada que ha protagonizado.
“No se atreven a convocarlos a sus fiestas por si la organiza”, aseguran fuentes bien informadas. Las mismas que establecen ese nexo de unión entre la familia Stilianopoulos Ridruejo y el marido de la princesa monegasca.
Una ‘amistad’ retomada en Madrid
Este miércoles, la revista ‘¡Hola!’ publicaba unas fotos de Claudia Stilianopoulos con el príncipe alemán en Madrid. Unas imágenes en las que la escultora (esa es su profesión) y Hannover aparecen muy relajados. La amistad del embajador y Pitita, la gran musa de Andy Warhol, con la casa de Hannover y Grimaldi podría haberse retomado desde que el aristócrata alemán pasa tiempo en España acogido por su hijo Christian y su nuera Sassa en su preciosa casa ubicada a pocos metros de la de Isabel Preysler.
Este verano, pasó parte de sus vacaciones eternas en la isla de Ibiza y después regresó a Madrid con ellos. Seguidamente volvió a Alemania, donde se encerró en su castillo.
Si hay una relación amorosa entre ellos, el tiempo será el mejor testigo. “Él sigue casado con la princesa Carolina y no está por la labor de divorciarse por segunda vez. Tiene un carácter muy especial que es difícil equilibrar con el de Clo (así la llaman familiarmente), que es pura dulzura” , aseguran.
Escultora y madre de dos hijas
Claudia tiene 48 años y dos hijas con Juan Garaizabal, con quien mantuvo una relación de 17 años, y después estuvo unida a un empresario de Marbella que le presentó su hermana Ana, que vive desde hace años en la Costa del Sol. Claudia es artista y ha expuesto su obra al aire libre al ser de gran formato y también pintura en galerías de arte en Londres -donde pasó su infancia-, Nueva York y Miami. Una de las características de su trabajo se centra en el reciclaje. Recogía material en desuso y lo convertía en esculturas.
Vivió con sus padres en el palacio familiar de la calle Fomento hasta que se independizó, cuando cambió los salones y su dormitorio por un apartamento en el último piso del edificio. Su hermano Carlos también se instaló en el palacio.
“Aquí hay sitio para todos. Me gustaría montar un hotel de lujo. Se nos queda muy grande para Mike y para mí. Mis hijos viven arriba pero hacen su vida”, contaba Pitita Ridruejo hace tiempo. Cuando murió su marido, al que dedicaba las veinticuatro horas del día, se encerró en su palacio y abandonó su vida social. Los amigos, los hijos y los nietos eran los que le alegraban la vida”, relatan las fuentes consultadas.
El palacio de la calle Fomento se ha quedado vacío, salvo las zonas en las que viven Claudia y su hermano Carlos. Parte del mobiliario, enseres y obras de arte forman parte de las subastas de la casa Durán. Uno de los últimos lotes fueron unas butacas a 40 euros cada una y una mesa de comedor y otro lote compuesto por 17 sillas y cuatro butacas estilo Luis XIII en madera tallada. Su precio de salida fue de 800 euros.
Ernesto de Hannover ha encontrado en España una vida familiar que no tenía desde que abandonó Mónaco y se instaló en Alemania. No tenía relación directa con sus hijos e incluso demandó al primogénito para que devolviera las donaciones que le había hecho entre 2004 y 2007.