Guillermo y Máxima de Holanda abren las puertas de palacio para una cena de gala con Italia

La pandemia, así como el estallido de la guerra de Ucrania habían provocado que los eventos de gala quedaran relegados a un segundo plano. No ha sido hasta hace unos meses cuando las cortes europeas han recuperado el esplendor de antaño, en especial la holandesa. Los reyes de los Países Bajos han contado desde las vacaciones de verano con una agenda internacional de lo más potente, participando en dos viajes de Estado, primero a Suecia y después a Grecia. Y en esta ocasión les ha tocado a ellos ejercer de anfitriones.

Era este miércoles por la mañana cuando Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda daban la bienvenida, con una ceremonia oficial en la plaza Damm de Ámsterdam, al presidente de Italia, quien se encuentra realizando junto a su hija, Laura Mattarella, una visita de Estado al país. Sergio Mattarella ha sido recibido con honores por los reyes holandeses, que han ofrecido por la noche una cena de gala en su honor en el palacio de la capital, engalanado especialmente para la ocasión. Los cuatro, luciendo sus mejores galas, han posado para los medios antes del ágape.

Como suele ocurrir en este tipo de galas, Máxima ha acaparado todas las miradas gracias a su vestido y también a las joyas. La argentina ha recuperado de su armario un diseño dorado de Jan Taminiau, quien la vistió en su coronación con aquel inolvidable vestido con capa en azul klein, y que en la actualidad cuenta con un gran éxito entre las famosas españolas, siendo Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar, una de sus mejores clientas. Se trata de una creación repleta de lentejuelas doradas y piezas de cristal, consiguiendo un efecto tridimensional. Presenta cuello redondo sin escote, mangas transparentes y cinturón incorporado.

Máxima estrenó este diseño en septiembre de 2013, en el que fue su primer Prinsjesdag -día del Príncipe- como reina. Este es el acto más importante de los Orange, y la argentina consiguió muy buenas críticas con el diseño de Taminiau, que combinó con una pamela de ante a juego. Un año después, en octubre de 2014, lo recuperaba para una cena de gala en el palacio Imperial de Japón, siendo esa la primera vez que llevaba la tiara Württemberg, la misma que descansaba sobre su cabeza este miércoles por la noche en Ámsterdam.

La tiara Württemberg presenta una original forma formando flores y decorada con diamantes y perlas. Se cree que fue un regalo del rey Guillermo I de Württemberg a su hija Sofía, con motivo de su boda con el rey Guillermo III de los Países Bajos en 1839. Durante muchos años, ha sido la favorita de la otrora reina Beatriz, quien la eligió para su boda con el príncipe Claus. Existen cuatro formas distintas de lucir la tiara: sin perlas, con perlas en la parte superior, con perlas en la parte inferior, y completa, con perlas en ambas partes. Beatriz solo la lució de esta última forma en su enlace matrimonial y en la visita de Estado a Reino Unido en 1982.

Máxima había llevado dicha tiara en varias ocasiones, pero esta ha sido la primera vez que lo ha hecho con su versión completa, con las perlas superiores. El resto de joyas elegidas para aderezar su look también eran perlas, un collar de cinco vueltas que llevaba en el cuello y unos pendientes con un pequeño diamante debajo. Todo ello decorado con la banda verde y roja de la Orden al Mérito de la República Italiana, concedida por Mattarella.