Un safari, la BBQ y un colegio en Suiza: así fue la infancia de Alexander, el hijo de Corinna, junto al rey Juan Carlos

El famoso y controvertido pódcast 'Corinna y el Rey', que por entregas nos está permitiendo asomarnos a las intimidades de la empresaria alemana-danesa y el monarca emérito, nos ha dejado ya numerosos titulares explosivos como los que hacen referencia a las bolsas llenas de dinero en efectivo que supuestamente le traía Juan Carlos I a Corinna Larsen.

Pero también nos ofrece pinceladas de su vida familiar, en la que jugó un gran papel su hijo de larguísimo nombre completo, Alexander Kyril Ludwig Peter Salentin Maria Gabriel zu Sayn-Wittgenstein, que guardaba una especial relación con el emérito, al que llamaba "papá".

"Parecía que había perdido todo contacto con la realidad si no estuviera tan enamorado de Corinna y su hijo. Le consiente muchísimo, quizás hasta más que a cualquiera de sus hijos", se narra en el pódcast. Ella asegura en el mismo que incluso "lo cambiaba y lo ayudaba a vestirse". Era, pues, su ojito derecho en un momento en el que sus verdaderos hijos ya estaban muy crecidos.

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Cuando Juan Carlos I y Corinna Larsen se conocieron en 2004, el pequeño Alexander tenía dos añitos tan solo. Ambos coincidieron en una cacería en la que el monarca, al parecer, tenía problemas con su arma y ella le ayudó a solventarlos. Poco después comenzaría su romance, cuando el emérito tenía 66 años y Corinna, 39.

Ella aún estaba casada con su segundo marido, el aristócrata alemán Johann Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, padre de Alexander. También tenía otra hija, Anastasia, nacida en 1992 fruto de su relación con el empresario británico Philip Adkins.

En una entrevista con la BBC, Corinna habló largo y tendido sobre su romance con el Rey entre 2004 y 2009 y cómo más adelante siguieron siendo amigos, debido sobre todo al cariño que él tenía a sus hijos. De hecho, el polémico safari de Botsuana en 2012, donde el emérito sufrió un accidente cazando un elefante y que le llevó a pedir disculpas públicas y ser posteriormente operado de la cadera, fue un carísimo regalo con el que obsequió a Alexander por su décimo cumpleaños.

"Soy cazadora, pero nunca he matado a un elefante en mi vida y nunca lo haría. Para mí, toda la experiencia de caza fue traumática en ese sentido", aseguraba la empresaria al canal británico, añadiendo que "sentía que el rey Juan Carlos I intentaba que volviera con él y yo no quería dar una impresión errónea. Casi tuve premoniciones sobre aquel viaje".

Años antes de aquellas 'memorias de África', el emérito, Corinna y Alexander disfrutaron de unos meses idílicos en la casita de La Angorrilla en Mingorrubio, una colonia situada en El Pardo donde se instalaron mientras duró su relación.

Fue allí donde se tomó la famosísima imagen publicada por 'Paris Match' de Juan Carlos I y el pequeño Alexander compartiendo una barbacoa mientras el exiliado monarca lucía una gorra con la visera hacia atrás, estilo Príncipe de Bel-Air.

"A él le encantaba tener una vida normal, fuera de protocolo, hacer barbacoas. Yo soy una mujer que tiene los pies en el suelo. Que le gusta meterse en la cocina y colocar las cosas, poner la mesa... y creo que él no había visto algo así nunca", dice Corinna en el pódcast recordando aquellos momentos.

Alexander estaba encantado con su nuevo patio de recreo. No era raro verle conduciendo su quad por las carreteras del monte circundante. Juan Carlos se convirtió en una figura importante para él. Los dos se llevaban muy bien y también compartían el gusto por el deporte. En Navidad, el Rey le regalaba relojes de marca.

Mientras su hermana Anastasia había estudiado Historia del Arte y Empresariales en la prestigiosa Universidad de Columbia, por aquellos tiempos, Alexander estuvo matriculado en un elitista colegio situado en los Alpes suizos, cuya matrícula cifra 'El Mundo' en 40.000 euros. El mismo medio señala que el monarca y Corinna acudían algunos días con el joven a esquiar, como una familia más.

Miembro de una noble dinastía originaria de Coblenza, villa ubicada en el condado de Renania del Norte-Westfalia, y que data de 1345, Alexander ha estudiado en un prestigioso internado de Londres, tiene amigos entre destacados miembros de la jet set, sabe pilotar aviones e incluso ha creado una fundación en Kenia.