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Botsuana 2012: los efectos colaterales del error de don Juan Carlos en doña Sofía 9 años después
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ANIVERSARIO

Botsuana 2012: los efectos colaterales del error de don Juan Carlos en doña Sofía 9 años después

La caída del emérito no solo rebajó la imagen de la Corona sino que precipitó su salida dejando paso a su hijo. La emérita también pagó un precio

Foto: La reina Sofía, en una imagen de archivo. (Getty)
La reina Sofía, en una imagen de archivo. (Getty)

Hace nueve años, el rey Juan Carlos sufría un accidente en Botsuana, cuando se encontraba de safari cazando elefantes, en el que se rompió la cadera. La caída no tenía nada que ver con la excursión cinegética, sino con un tropezón doméstico en el resort donde pasaba las vacaciones con Corinna Larsen. Este viaje no era oficial y solo tenían constancia de ello (como se supo después) Mariano Rajoy, presidente de Gobierno, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. De su familia nadie lo sabía; menos aún, la reina Sofía.

Foto: Corinna, en una imagen de archivo. (Getty)

Si ya las relaciones privadas entre los cónyuges eran inexistentes, Botsuana cerró la puerta a posibles reencuentros y a explicaciones que ya no valían para nada. Hacía mucho tiempo que la pareja real había dejado de tratarse, tanto en la vida cotidiana en el palacio de la Zarzuela como en las vacaciones en Marivent. Ante la avalancha de críticas, el emérito pidió disculpas con una frase que quedará para la historia: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Nunca se supo si con estas palabras quería decir que ya no mataría elefantes o que Corinna desaparecía de su vida.

Una visita y muchos cambios

A su llegada a España, don Juan Carlos fue operado en la clínica San José de Madrid. Oficialmente, la Reina fue al hospital para estar con su marido. La información que ofreció la Casa Real era que doña Sofía había pasado tres horas con su marido y habían almorzado juntos. La realidad fue otra. No se vieron y la Reina estuvo con el doctor Villamor y miembros del equipo médico. En aquel momento, no quería saber nada del enfermo recién operado. Intuía que Botsuana marcaba un antes y un después, y no solo en su vida matrimonial sino también en la jefatura del Estado, como así fue. Hay quien llegó a plantear un divorcio legal y no de hecho, como es hasta ahora. Cuentan los que conocen más directamente a la madre de Felipe VI que esa decisión de romper oficialmente su matrimonio no forma parte de la agenda inmediata, ni tan siquiera futura, de la consorte real. Ha mantenido siempre el tipo a pesar de que en varias ocasiones se quiso empañar su imagen. La última fue con las tarjetas black, que supuestamente habría utilizado para sus compras. Un dato que, según se demostró, no era cierto.

placeholder La reina Sofía, a su llegada al Hospital USP San José de Madrid. (EFE)
La reina Sofía, a su llegada al Hospital USP San José de Madrid. (EFE)

Nueve años después, muchas cosas han cambiado. Don Juan Carlos abdicó, llegó la pandemia que paralizó el mundo y el matrimonio real tuvo que confinarse en el palacio de la Zarzuela. No hubo más remedio que pactar una convivencia, aunque solo fuera por solidaridad con don Juan Carlos, que no podía recibir a sus amistades ni salir del recinto. La Reina, por su parte, ha tenido siempre para sus desahogos afectivos a su hermana, la princesa Irene. Después llegaría el viaje ‘in extremis’ a los Emiratos Arabes, donde el Rey jubilado se encuentra a la espera de destino. Es decir, que el Gobierno permita su vuelta a España. A pesar de algunas informaciones, no es Felipe VI quien tiene que dar el visto bueno. El problema al que se enfrenta el hijo es dónde instalar al padre.

Buena imagen

Por parte de la Reina, en cuanto pudo (o la dejaron) retomó su agenda laboral. Desde su despacho de la Zarzuela ha mantenido encuentros telemáticos con las fundaciones que preside, tanto la que lleva su nombre como con la FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos). La emérita ya está vacunada con las dos dosis para acudir a los actos que requieran su presencia. Su imagen es buena. En los momentos más duros, doña Sofía y, en menor medida, su hijo Felipe eran los únicos que han salido bien parados en las encuestas.

Desde que el Rey abdicó, se restringió el papel de doña Sofía de una manera llamativa en todo lo que se refiere a viajes internacionales al tercer mundo y zonas de alto riesgo relacionadas con los más desfavorecidos. La Reina, con su presencia en la India y países de Latinoamérica y sudeste asiático, ayudó a publicitar los microcréditos que tanto han servido para que mujeres sin futuro tuvieron un horizonte para ellas y sus familias. Botsuana también sirvió para eliminar esta agenda solidaria.

Hace nueve años, el rey Juan Carlos sufría un accidente en Botsuana, cuando se encontraba de safari cazando elefantes, en el que se rompió la cadera. La caída no tenía nada que ver con la excursión cinegética, sino con un tropezón doméstico en el resort donde pasaba las vacaciones con Corinna Larsen. Este viaje no era oficial y solo tenían constancia de ello (como se supo después) Mariano Rajoy, presidente de Gobierno, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. De su familia nadie lo sabía; menos aún, la reina Sofía.

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