La reina Sofía da el último adiós a Benedicto XVI en Roma
La Reina emérita acude al funeral a título personal ofrecido en la plaza del Vaticano, donde está sentada junto a los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde
Como confirmaba la Casa Real, este 5 de enero doña Sofía ha acudido a las nueve y media de la mañana a la misa exequial por el pontífice emérito, que se está llevando a cabo en la basílica de San Pedro, en la misma Ciudad del Vaticano, donde vivió sus últimos años y donde murió el pasado 31 de diciembre a la edad de 95 años. Una misa que oficia, como no podía ser de otra forma, el papa Francisco.
De hecho, ya pudimos ver a doña Sofía la tarde de este miércoles, 4 de enero, visitando la capilla ardiente de Benedicto XVI en el interior del tempo junto al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. La Reina emérita no ha viajado sola, lo ha hecho acompañada de una delegación española en la que además de Bolaños, encargado de las relaciones del Gobierno español con la Iglesia, ha acudido Isabel Celaá como embajadora española en la Santa Sede, además del secretario y el vicepresidente del episcopado, César García Magán y Carlos Osoro, respectivamente. Junto al cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal, y otros obispos españoles de varias diócesis.
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La madre del rey Felipe VI quería dar el último adiós al papa Benedicto y acudía en torno a las seis de la tarde a la capilla ardiente, una hora antes de su cierre, en la que han despedido al pontífice más de 200.000 personas en estos tres días. Lo hacía de riguroso luto y permanecía unos minutos en silencio frente al ataúd.
Esta mañana de jueves, la misa funeral comenzaba a las nueve y veinticuatro minutos en la plaza de San Pedro de Roma, antes decenas de miles de fieles. Una misa presidida por el papa Francisco y celebrada por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista.
La reina Sofía vestía de riguroso luto, al igual que la tarde del miércoles en la capilla ardiente. Se sentaba la Reina emérita junto a los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, que también han querido despedir a la figura de Joseph Ratzinger. Mientras que doña Sofía lucía el pelo suelto, la reina Matilde ha optado por llevar mantilla de color negro.
Antes de las nueve y media de la mañana, los restos mortales de Joseph Ratzinger eran colocados en el centro de la plaza vaticana tras una procesión desde el interior de la basílica. Los restos del Papa emérito eran introducidos en un féretro de madera de ciprés, como manda el protocolo, tras el cierre de la capilla ardiente. El papa Francisco acudió a la plaza algunos minutos antes que el féretro y lo hizo en silla de ruedas, sentándose en el altar poco antes de que llegara la procesión con el difunto Papa.
A la llegada del féretro a manos de los doce llamados gentilhombres, la multitud congregada dio un fuerte aplauso en homenaje a Benedicto XVI nada más asomarse por la puerta de la basílica de San Pedro. Con el toque de campanadas, el ataúd fue colocado frente al altar, en el suelo y sobre una alfombra.
No se trata este de un funeral de Estado debido a que el Papa ya era emérito y no gobernaba la Iglesia Católica, por eso solo han acudido oficialmente delegaciones de Italia y de Alemania, país de origen de Ratzinger. Pero han sido múltiples las autoridades políticas y religiosas, también de otras confesiones, las que han querido despedir al papa Benedicto XVI a título personal, como es el caso de la reina Sofía y los reyes de Bélgica, que están siguiendo el funeral desde primera fila.
El papa Francisco ha querido destacar la “sabiduría, delicadeza y entrega” de Benedicto XVI, que “supo esparcir a lo largo de los años” en esta misa exequial ante miles de fieles en la plaza del Vaticano.
Al cierre la noche del miércoles de la capilla ardiente, Ratzinger fue introducido en el féretro forrado de terciopelo rojo junto a un pergamino conocido como el rógito, que recoge la vida y obras más importantes del Papa. Además, también se introdujo en el ataúd las monedas acuñadas durante su pontificado y los palios que lució como arzobispo de Munich y de Roma.
Tras la misa funeral, el féretro era de nuevo introducido al interior de la basílica, poco antes de las once de la mañana. El ataúd con los restos mortales de Benedicto XVI recibirá sepultura en privado en las Criptas Vaticanas, donde también estuvo enterrado el papa Juan Pablo II antes de su beatificación.
Como confirmaba la Casa Real, este 5 de enero doña Sofía ha acudido a las nueve y media de la mañana a la misa exequial por el pontífice emérito, que se está llevando a cabo en la basílica de San Pedro, en la misma Ciudad del Vaticano, donde vivió sus últimos años y donde murió el pasado 31 de diciembre a la edad de 95 años. Una misa que oficia, como no podía ser de otra forma, el papa Francisco.