Mary Donaldson, futura reina de Dinamarca, firme declaración de intenciones con un vestido de terciopelo, gran cola y tiara de rubíes

Cada 1 de enero está marcado en rojo en el calendario de la familia real danesa, ya que la monarca organiza una cena de Año Nuevo para el Gobierno, el presidente del Parlamento, los representantes de la Dinamarca oficial y la Corte. Pero este año, tras el anuncio de la reina Margarita de que dejará el trono el día 14 de este mismo mes, la cita cobraba un significado especial, ya que suponía la primera foto de la 'casi' reina Mary de Dinamarca, con su look correspondiente, tras conocerse la abdicación de su suegra.

Así, todos los focos estaban puestos en esa primera imagen de la monarca, a la que quedan apenas dos semanas ostentando el título, y por supuesto en los príncipes herederos, que tendrán que asumir un nuevo rol el citado día 14. Por eso, no era una cena cualquiera, por más que es el primer evento del año en el país en el que las royals lucen sus tiaras.

Y si la cita era relevante, el look de Mary no se quedaba atrás. Plenamente consciente de que los objetivos estaban centrados en ella, echó el resto para este significativo estilismo, al que no le faltaban ni valiosas joyas ni sus órdenes más apreciadas, incluyendo la del Elefante, la más importante del país.

Comenzamos con ese vestido en color burgundy, también elegido por la princesa Charlène para acompañar a Alberto de Mónaco en su discurso de fin de año. Un tono elegante, navideño y perfecto para una cita nocturna como la que tenía lugar esta noche en el palacio de Christian VII, en el recinto de Amalienborg. Con su elección, sienta en cierta forma lo que serán las bases de su armario como reina, sin renunciar a la sostenibilidad de la que siempre hace gala.

Y es que el diseño escogido por la futura reina consorte danesa es una creación de Birgit Hallstein, apostando también así por la moda nacional. Lo estrenó precisamente en la cena de Año Nuevo de 2005 y, aunque algo modificado en la parte del escote y con un cinturón añadido, se ha convertido en su prenda favorita para esta velada obligatoria.

Mary de Dinamarca también ha apostado por una de sus tiaras predilectas, aquella a la que recurre para grandes eventos y retratos oficiales, como el que fue realizado con motivo de sus 50 años. Hablamos de la tiara llamada de Rubíes o Grosellas, una de las más valiosas e históricas del joyero danés, ya que se remonta a 1804 y está creada con brillantes y rubíes creando adornos florales.

Como pueden ver en el vídeo, la cola del vestido ha hecho que la llegada de Federico y Mary no fuera todo lo cómoda que se esperaba, ya que entre los invitados al banquete se colaba la lluvia de manera inesperada, lo que ha complicado el paseíllo entre el vehículo oficial y la puerta del palacete de Christian VII, con los fotógrafos como testigos de esta última cena de gala para el Gobierno a la que la australiana asiste como princesa.

Y, aunque no ha habido comentarios relacionados con la abdicación de la reina Margarita y su futuro más inmediato en el trono, los rostros de la pareja lo decían todo, con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo especial en la mirada. Una imagen radicalmente distinta a la que veíamos hace apenas dos meses, cuando salieron publicadas las fotografías del príncipe Federico con Genoveva Casanova en Madrid, en una reaparición pública en la que se podía notar la tensión.

Sonrisas y emoción a un lado, esta noche en Christianborg había otra protagonista, que era la que en apenas dos semanas dejará de ser la reina de Dinamarca. Y ella, con su estilismo, también ha querido cerrar un círculo, ya que ha escogido el conjunto formado por la tiara Orange Nassau, con el collar y los pendientes a juego. Fue el primer parure de las joyas de la corona que lució Margarita y ha querido que sea también el último.

Los príncipes Joaquín y Marie estaban también confirmados a la cita. La princesa ha querido lucir la tiara floral coronando su look, con un vestido de encaje en color azul noche como protagonista. Tampoco la pareja se podía quejar de atención de los focos, ya que su presencia en Amalienborg daba pie a la pregunta de si también sería la última cena de año nuevo para ellos, al igual que para la princesa Benedicta, hermana de la todavía monarca.

Hay que tener en cuenta que, con Margarita como anfitriona, sus dos hijos tenían presencia obligada en la misma. Ahora, con el cambio de trono, es más que posible que el príncipe Christian, con su mayoría de edad ya cumplida, entre también en la ecuación. La pregunta es si el nuevo rey Federico X querrá que su hermano siga asistiendo, a pesar de la distante relación que han mantenido en los últimos años.

Última cena o no para ellos, todos han podido disfrutar del menú, compuesto por crepes rellenos de consomé de caza celestina y trufa, salsa danesa de ternera, flan y pastel de San Honoré, así como de la música que amenizaba esta especial velada, en la que se han intercalado piezas clásicas con éxitos de grupos como los Beatles o Abba.