Mary de Dinamarca, el gran pilar de la monarquía danesa que sueña con "envejecer con mi Federico"
"Solo quiero llevar una vida tranquila y envejecer al lado de mi Federico", aseguraba Mary en enero de 2022, en su 50º cumpleaños. Dos años después va a convertirse en reina en un momento personal complicado
Cuando los jóvenes John y Henrietta Donaldson eligieron nombre para su hija pequeña, no sabían que aquella niña acabaría convirtiéndose en reina de un país muy lejano, Dinamarca. Y aún desconociendo ese hecho, optaron por dos nombres de reina, Mary Elizabeth. Quizá debido a sus raíces escocesas, la pareja se decantó por el nombre de dos reinas de Reino Unido: Mary de Teck, esposa de Jorge V y una mujer con mucho carácter, y Elisabeth, en español Isabel, la reina de las reinas.
Ahora, 52 años después, aquella pequeña que creció en la soledada Tasmania, lejos de cualquier corte, se convierte en reina consorte de Dinamarca tras la abdicación este domingo 14 de enero de su suegra, la reina Margarita II. Lo hace con la popularidad por las nubes tras 19 años de duro trabajo para la Corona. De hecho, hay quienes consideran que Mary hace más por la monarquía que su propio marido, cuya agenda, al menos hasta la fecha, era algo escasa y vaga en cuanto a contenido.
Y aunque a nivel profesional las cosas van genial para Mary con este superascenso a reina, lo cierto es que en el plano personal ha vivido unos complicados momentos. Fue durante la visita de Estado de los Reyes españoles al país nórdico cuando se publicaron unas polémicas fotografías de Federico paseando por las calles de Madrid junto a Genoveva Casanova. Las caras de ambos, el día después de la aparición de las imágenes, eran un poema, por eso a nadie le extrañó que Mary quisiese poner tierra de por medio y se escapara a Australia con sus mellizos, un viaje al que después se uniría Federico con Isabella.
Ya de vuelta a Dinamarca, los herederos escenificaron su reconciliación cogidos de la mano en un servicio religioso. Lo que nadie sospechaba, parece que tampoco ellos, es que solo una semana después Margarita anunciaría públicamente su decisión de abdicar. Según varios expertos en realeza danesa, la soberana se lo comunicó a su hijo tres días antes de su mensaje de Año Nuevo, en el que dio la noticia de su retirada en favor de su primogénito.
Unos movimientos sin duda extraños, pero con los que Margarita II asegura el trono a su hijo y a su nuera, a la que no veía con buenos ojos en un principio. Lo cierto es que ninguna de las novias que le había presentado Federico a su madre acababan de convencerla. Unas eran demasiado extrovertidas, las otras no tenían la suficiente clase para convertirse en reinas de Dinamarca... Así que el heredero estaba perdido (sentimentalmente hablando) cuando Mary lo encontró en un pub de Sídney, el Slip Inn.
Fue cosa del destino que ambos coincideran en aquel local. Federico se encontraba en Sidney con motivo de los Juegos Olímpicos de 2000 y decidió irse a tomar algo con su hermano, Nicolás de Grecia, y Marta Luisa de Noruega, mientras que Mary, una anónima ejecutiva de publicidad de 28 años, acudió para pasar una noche de fiesta con unas amigas. Según se ha dicho, en esa salida también se encontraba don Felipe, aunque nunca se ha llegado a confirmar. No se sabe cómo el príncipe y Mary acabaron bailando toda la noche, pero él quedó prendado de ella, por lo que intercambiaron sus teléfonos.
Mary confesaría unos años después, en una entrevista, que al principio no sabía quiénes eran: "Yo no sabía quiénes eran ellos. Una media hora después uno de mis compañeros viene a mí y me pregunta: '¿Sabes que esas personas son príncipes?'". Aquellos días siguieron viéndose y poco después Federico abandonó Australia para regresar a Dinamarca, aunque le prometió a Mary que seguirían en contacto. Y así lo hicieron a través de correspondencia, emails y mensajes de texto.
Poco a poco, entre ellos fue surgiendo algo más; tanto es así que Federico viajaría a Australia hasta en cuatro ocasiones en los siguientes meses. En esas visitas, el heredero pudo conocer a la familia de Mary. A su padre, John, profesor de matemáticas y exdecano de la Universidad de Tasmania, y a su por entonces novia, la escritora británica Susan Moody, con la que se casaría en 2011, así como a los hermanos de su novia, Patricia, Jane y John.
Mary le enseñó cómo era su vida en Australia, le contó todo acerca de su madre y de su fallecimiento en 1997 tras una operación quirúrgica, una muerte a la que la australiana se enfrentó cuando solo tenía 25 años y de la que sigue hablando en la actualidad. “Sentí que estaba sola en mi dolor, que nadie me entendía y que estaba inmóvil mientras todo el mundo a mi alrededor seguía adelante. Me hubiese gustado pasar más tiempo con ella”, aseguró en una entrevista al programa 'Aftenshowet' en 2015. Asimismo, ya en 2003, cuando se anunció su compromiso oficial con Federico, Mary explicó: "De vez en cuando siento que está muy cerca, que está a mi lado. Espero que cuando tenga hijos sea como ella".
Entre 2000 y 2003 pasaron muchas cosas entre Federico y Mary, una de ellas es que su relación se afianzó. En 2001, y ya conscientes de que lo suyo iba en serio, la princesa se trasladó a Dinamarca para estudiar danés en el Studieskolen de Copenhague.
Mary residía en un pequeño aparamento de la capital danesa, al que Federico iba con asiduidad, hasta que ambos creyeron conveniente formalizar su relación. Lo que ella no esperaba es que las cosas fueran tan rápido. Una tarde su novio le comunicó que Margarita iba a ir a tomar el té. Los nervios de Mary eran enormes. "¿Qué tengo que hacer?", le preguntó a Federico, a lo que él respondió: "Nada... Bueno, quizas una reverencia". La australiana jamás había hecho una reverencia, así que se pasaron las horas siguientes practicando. Esta historia la contaría la propia Mary en 2022, en un documental con motivo de su 50º cumpleaños.
Como hemos mencionado, a Margarita II aquella joven de Tasmania no acabo de convencerle y presionó a su hijo para que la dejara. Pero Federico se negó. Iba a casarse con ella y le pidió matrimonio en un viaje a Roma. La soberana acabó consintiendo la boda a regañadientes, sin saber que aquella mujer acabaría convirtiéndose en uno de los pilares de la monarquía.
El compromiso se anunció a finales de 2003, con varias entrevistas en las que Mary presumió del anillo de dos rubíes y un diamante blanco –colores de la bandera danesa– que su futuro esposo le había regalado, demostró lo bien que le iba con la lengua danesa y habló de lo que significaba para ella convertirse en princesa. Quería ser la princesa perfecta. "¿Qué es la princesa perfecta? Es una cuestión muy subjetiva. Todo lo que puedo decir es que voy a adaptar el rol a mi personalidad. Todo lo que puedo hacer es llevarlo a cabo lo mejor posible. Para algunos será suficiente, para otros no", declaró la australiana.
La boda se fijó para el 14 de mayo de 2004 y aquel día la realeza mundial se dio cita en la basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Copenhague. Para su gran día, Mary eligió un vestido del danés Uffe Frank, discípulo de Armani, confeccionado en satén color perla, con mangas tres cuartos de inspiración medieval, así como un escote barco que dejaba sus hombros al descubierto y falda de amplio vuelo con pliegues de satén blanco.
Al contraer matrimonio con el heredero, Mary adquirió la nacionalidad danesa y cambió su religión presbiteriana para unirse a la iglesia luterana evangélica. Asimismo, recibió el títulos de su alteza real la princesa Mary de Dinamarca, que ha llevado con orgullo durante 19 años. En el discurso posterior a la boda, ya pudo verse cómo Margarita II había cambiado de opinión respecto a su nuera: "Te hemos conocido y hemos visto cómo tu mente es brillante en todas tus actividades. Con calidez y dignidad nos has recibido, tu nueva familia y todos tus nuevos compatriotas. También inspiras confianza", le aseguró.
Tan solo unos meses después de su boda se anunció que los herederos esperaban su primer hijo para el próximo año. Y así fue: el 15 de octubre de 2005 vino al mundo el primogénito de la pareja, que fue bautizado con el nombre de Christian Valdemar Henri John. Christian, quien cumplió 18 años el pasado mes de octubre, ocupa desde este domingo el primer lugar en la línea de sucesión al trono y está llamado a ser rey algún día.
En abril de 2007 llegó la niña. Con Isabella Henrietta Ingrid Margrethe, los príncipes tenían ya la parejita, pero parece que no se conformaban solo con dos. Casi cuatro años más tarde, en enero de 2011, llegaron los mellizos, Vincent Frederik Minik Alexander y Josephine Sophia Ivalo Mathilda.
Mary puede presumir de no haber cometido nunca ningún gran fallo. Es cierto que durante algunos años se le criticó su gasto en ropa, ya que su armario estaba lleno de bolsos de Prada y zapatos de Louboutin. Pero esto ha cambiado drásticamente en los últimos años. En 2019, durante una entrevista, la australiana habló sobre el impacto en el medioambiente del mundo de la moda. "Tenemos que trabajar juntos para crear un futuro sostenible. El de la moda es uno de los sectores que más recursos consumen del mundo. La producción textil mundial es responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero", explicaba.
Y desde entonces hemos visto cómo sus estrenos han bajado considerablemente, optando cada vez más por el reciclaje. A la princesa no le importa lucir más de cinco ocasiones el mismo vestido, e incluso cuenta con un equipo de costura que le ayuda a modificarlos para hacerlos diferentes, dándoles así una nueva vida.
Si Mary no ha dado problemas, para orgullo de Margarita II, no puede decirse lo mismo de su marido, quien ha protagonizado polémicas por sus escarceos. El último, el de Genoveva Casanova, un asunto que la australiana ha tenido que sufrir públicamente.
Ahora, convertida ya en reina, Mary continuará con su trabajo, centrado especialmente en las mujeres y en el medioambiente. Si sigue sus mismos pasos, será una reina perfecta -por mucho que a ella no le guste esa coletilla-, protegiendo el trono de cualquier escándalo para que algún día llegue a sentarse en él su primogénito, Christian. Tal como ella mismo reveló en su 50º cumpleaños, "espero con ansias todo lo que está por venir. Ver crecer a mis hijos y, cuando estén preparados para ello, formar sus propias familias, disfrutar de todos los nuevos capítulos y envejecer con mi Federico”.
Cuando los jóvenes John y Henrietta Donaldson eligieron nombre para su hija pequeña, no sabían que aquella niña acabaría convirtiéndose en reina de un país muy lejano, Dinamarca. Y aún desconociendo ese hecho, optaron por dos nombres de reina, Mary Elizabeth. Quizá debido a sus raíces escocesas, la pareja se decantó por el nombre de dos reinas de Reino Unido: Mary de Teck, esposa de Jorge V y una mujer con mucho carácter, y Elisabeth, en español Isabel, la reina de las reinas.
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