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La disputada herencia de Víctor Manuel de Saboya: villas, joyas y un cofre secreto
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La disputada herencia de Víctor Manuel de Saboya: villas, joyas y un cofre secreto

A cuánto asciende la fortuna de la familia Saboya y qué les corresponde a su esposa, Marina Doria, y a su hijo, Emanuele Filiberto

Foto: Víctor Manuel de Saboya y su esposa, Marina Doria. (EFE/Alessandro Di Marco)
Víctor Manuel de Saboya y su esposa, Marina Doria. (EFE/Alessandro Di Marco)

Pocas horas después de la muerte de su padre, el príncipe Emanuele Filiberto, desde su residencia de Ginebra, se mostraba práctico ante la desaparición de Víctor Manuel de Saboya en declaraciones al 'Corriere' italiano asegurando que "se llora a los muertos, pero hay que ocuparse de los vivos, de mi madre, que está inconsolable porque ha perdido a su amor, al hombre de su vida".

El ahora jefe de la Casa Real de Saboya relataba a continuación cómo sus padres "se habían enamorado de adolescentes en Suiza, pero se conocían desde niños y vivieron el uno para el otro". Con su madre a punto de cumplir 89 años, ahora la inmediata responsabilidad de su familia recae sobre él. Empezando por el funeral que se celebrará el 10 de febrero en Turín, pero también con el siempre espinoso asunto de la herencia del hijo del último rey de Italia en el horizonte.

placeholder Emanuele Filiberto de Saboya, en una imagen de archivo. (EFE)
Emanuele Filiberto de Saboya, en una imagen de archivo. (EFE)

Más allá de los derechos dinásticos a un trono inexistente, a los que Emanuele Filiberto ya renunció en favor de su hija Vittoria, no hay una corona que transmitir al príncipe desde que en 1946 se aboliera la monarquía en su país. Tampoco hay más bienes inmuebles o residencias reales en la nación transalpina, ya que todo pertenece ahora al Estado italiano.

Al fallecer su padre en 1983, Víctor Manuel emprendió una larga campaña para pedir al Gobierno italiano que le permitiera regresar a Italia, ya que la Constitución prohibía expresamente que la familia real pisara ese territorio. No lo consiguió hasta finales de 2002, cuando, acompañado de su esposa y de su único hijo, aterrizaron en Roma.

Víctor Manuel de Saboya había recibido hace años un proyecto de acuerdo por el que se concedería a su familia un palacio para residir cuando estuvieran en Italia, y una escolta para garantizar su seguridad. Entonces Víctor Manuel también había expresado su deseo de recuperar la posesión de la pinacoteca del rey Umberto en el castillo de Racconigi. Pero, más allá de autorizar su regreso al país, nunca recibió nada de eso.

placeholder Víctor Manuel de Saboya en una imagen de 'El príncipe que nunca reinó'. (Netflix)
Víctor Manuel de Saboya en una imagen de 'El príncipe que nunca reinó'. (Netflix)

Hoy, las propiedades que hereda Emanuele Filiberto son inmuebles, en Ginebra, Córcega o París, que Víctor Manuel había comprado o hecho construir con los beneficios de sus muchos años de labores comerciales, dando buen uso a sus conexiones aristocráticas: desde su primo el rey Balduino de Bélgica hasta el sha de Persia. No se conoce la cantidad exacta a la que asciende su patrimonio económico, ya que la familia Saboya ha tratado de mantener estos asuntos en secreto. La última cifra la fijaba el diario 'Swiss Info' en 1,5 millones de euros.

Parte significativa de su herencia es la gran colección de objetos que recogió del fondo del mar durante una vida dedicada al submarinismo, una afición que estuvo a punto de costarle la vida cuando debió ser rescatado por la Marina estadounidense. Pequeños y grandes tesoros guardados durante toda una vida en su villa de Vesenaz, en Ginebra, recientemente puesta a la venta.

Foto: El príncipe Víctor Manuel Filiberto y su esposa Marina Doria llegan a la boda de los príncipes Alberto II y Charlene. (EFE/Sylvain Lefevre)

Diseñada por Marina Doria, la villa llamaba la atención por su peculiar aspecto arquitectónico que simulaba ruinas clásicas. A subasta en Christie's salieron todos los muebles diseñados por la princesa para la mansión, además de cuadros de prestigiosos artistas como Lichtenstein. En la misma casa de subastas también se vendieron joyas familiares el pasado mes de septiembre: un anillo con aguamarina, una pulsera con pequeñas esmeraldas y anillos con esmeraldas, rubíes o perlas.

Aunque en 2007 ya se vendieron en Londres algunas de las joyas más importantes de María Gabriela de Saboya, hermana de Víctor Manuel, a Emanuele Filiberto todavía le quedan valiosas piezas como el collar de oro de la Annunziata destinado al jefe de la Casa Real o la diadema de Marina Doria.

El cofre secreto

Uno de los puntos más misteriosos y disputados de la herencia es el cofre secreto donde están guardadas las joyas de la Corona italiana. El 5 de junio de 1946 fueron confiadas al Banco de Italia, pese a que Víctor Manuel trató de recuperarlas sin éxito.

placeholder El hijo del último rey de Italia, Humberto II, Víctor Manuel de Saboya. (EFE)
El hijo del último rey de Italia, Humberto II, Víctor Manuel de Saboya. (EFE)

En el pleito entre los Saboya y el Banco de Italia había 6.732 brillantes, 2.000 perlas de diferentes tamaños, un diamante rosa montado en un gran broche, el collar de perlas de la reina Margarita II, la tiara de la reina y las joyas de la princesa María Antonia. Tan solo los diamantes, las piedras y las perlas valen unos 300 millones de euros. La cifra no es exacta, ya que la última tasación a este respecto se hizo en 1976 por 2.000 millones de liras.

La reclamación sobre este auténtico cofre del tesoro por parte de los Saboya se basa en que, según los documentos que poseen, estas no eran joyas vinculadas a la institución como la Corona imperial de Estado en el Reino Unido, sino piezas compradas dentro de la familia para regalos o aniversarios. Se trataría, por tanto, del patrimonio personal de la familia Saboya, que hoy pertenecería a Emanuele Filiberto.

Pocas horas después de la muerte de su padre, el príncipe Emanuele Filiberto, desde su residencia de Ginebra, se mostraba práctico ante la desaparición de Víctor Manuel de Saboya en declaraciones al 'Corriere' italiano asegurando que "se llora a los muertos, pero hay que ocuparse de los vivos, de mi madre, que está inconsolable porque ha perdido a su amor, al hombre de su vida".

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