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La herencia de María Jiménez, más allá de lo artístico: su menguante patrimonio inmobiliario y su empresa con Pepe Sancho
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PATRIMONIOS

La herencia de María Jiménez, más allá de lo artístico: su menguante patrimonio inmobiliario y su empresa con Pepe Sancho

La cantante acumuló un cierto patrimonio inmobiliario a lo largo de su prolífica carrera, pero fue diluyéndolo en los últimos años

Foto: María Jiménez, en 2006. (EFE/Chema Moya)
María Jiménez, en 2006. (EFE/Chema Moya)

El pasado 7 de septiembre, Alejandro Jiménez, hijo de María Jiménez, comunicaba la más triste de las noticias, el fallecimiento de su madre a los 73 años. Después de varios años marcados por problemas de salud, la artista murió en su casa de Triana (Sevilla). Estas fueron las palabras con las que hizo público lo ocurrido: “Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable". El joven la describía con mucho amor y como una mujer que no dejaba indiferente a nadie.

Sus orígenes eran muy humildes. Ella fue una de esas artistas que se abrió paso en una época muy complicada, y su trayectoria no estuvo exenta de momentos duros, pero supo sobreponerse y no perder nunca las ganas de seguir adelante. Esa es la herencia más relevante que ha dejado a su hijo. Un legado que va más allá de lo económico y tangible, una herencia en la que no han faltado lecciones de lucha y fortaleza y demostraciones de valentía, pues María Jiménez se consideraba a sí misma un icono del feminismo, una pionera en denunciar públicamente los malos tratos sufridos durante su tormentoso matrimonio.

placeholder María Jiménez y Pepe Sancho. (Cordon Press)
María Jiménez y Pepe Sancho. (Cordon Press)

Se llegó a casar hasta tres veces con Pepe Sancho, se divorciaron después de ser padres de Alejandro, volvió a refugiarse en él tras perder a Rocío, la hija que tuvo antes de conocerle, en un accidente a los 16 años, y volvieron a casarse en 1986. Una nueva oportunidad que duró hasta 2002, año en que se separó y publicó un libro, ‘Calla, canalla’, contando lo mucho que había sufrido a su lado.

Esa parte de lo que queda de ella que no puede contabilizarse es quizá la más valiosa, pero eso no quiere decir que no quede nada material. Cuando se separó de Pepe, María se quedó con tres casas: un piso en plena Gran Vía de Madrid, donde Alejandro se instaló durante algunos años; un chalé familiar en la urbanización de El Bosque, también en la capital, y una casa en Chiclana de la Frontera (Cádiz).

Esto pudo ser así porque, según explicó ella misma en el plató de ‘Sábado Deluxe’ en 2016, hizo “separación de bienes pedida por él" antes de casarse. "A mí me daba vergüenza pedírselo, pero yo vi el cielo abierto cuando él me lo pidió, porque él no trabajaba". En esa misma entrevista afirmó que, a pesar de todo, "solo le dejó 4 millones de pesetas. Lo que había en el banco se lo llevó, se llevó todo".

A lo largo del tiempo, ella fue deshaciéndose de ese patrimonio y ya solo le quedaba en propiedad la casa de Chiclana de la Frontera (Cádiz), una casa independiente con una parcela de 3.300 metros cuadrados sobre la que hay construida una vivienda de 140 m². Firmó la compra de este inmueble en agosto de 1990, cuando todavía estaba casada, pero se escrituró solo a su nombre y así seguía hasta su fallecimiento. Según precios actuales y teniendo en cuenta la extensión de la finca, podría venderse hoy este inmueble por hasta medio millón de euros.

placeholder Alejandro e Isabel Jiménez, hijo y hermana de María, en el funeral. (Cordon Press)
Alejandro e Isabel Jiménez, hijo y hermana de María, en el funeral. (Cordon Press)

No consta a su nombre empresa alguna, en su día sí compartió una con él, pero le cedió todo el control cuando sus vidas tomaron rumbos diferentes. Una herencia escasa en lo económico, teniendo en cuenta la larga trayectoria de la cantante y bailaora, a la que sin duda le habrían parecido mucho más importantes y valiosas las muestras de cariño y reconocimiento que recibía su familia al darle el último adiós que cualquier dato económico.

María tuvo una despedida a la altura de una mujer que marcó una época. Tras cerrar la capilla ardiente, su féretro paseó por Triana en coche de caballos hasta la iglesia de Santa Ana para la misa, un sueño cumplido que realizó su hijo Alejandro. Desde entonces reposa en el cementerio de San Fernando junto a los restos de su madre y su hija. Su familia lo tenía claro y sus deseos se hacían realidad.

El pasado 7 de septiembre, Alejandro Jiménez, hijo de María Jiménez, comunicaba la más triste de las noticias, el fallecimiento de su madre a los 73 años. Después de varios años marcados por problemas de salud, la artista murió en su casa de Triana (Sevilla). Estas fueron las palabras con las que hizo público lo ocurrido: “Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable". El joven la describía con mucho amor y como una mujer que no dejaba indiferente a nadie.

María Jiménez Gallego
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