La reina Mary de Dinamarca cambia los tacones por las botas de montaña para una cita muy especial en la naturaleza

La Casa Real parece seguir con la misma dinámica que tomó cuando Federico asumió el trono. Es decir, la de dejar prácticamente todos los actos públicos con la reina al frente. Es lo que hemos visto una vez más, esta vez en una cita muy especial para la que Mary de Dinamarca ha cambiado los tacones por las botas de montaña para hacer una ruta por la naturaleza.

El motivo para verla con esta imagen tan inusual, alejada de las etiquetas y de esos looks cuidados al máximo que suele llevar en cada una de sus citas oficiales, es que Mary inauguraba una nueva ruta de senderismo en el bosque de Hannenov, situado a unos 100 kilómetros al sur de Copenhague, en la provincia de Zelanda. Una zona natural declarada como protegida y a la que la esposa de Federico X ha dado visibilidad este lunes.

De ahí que su atuendo no tuviera nada que ver con el grueso de su armario. Ni marcas exclusivas ni los habituales stilettos de los que rara vez se baja. Ha preferido la comodidad de las botas de montaña para inaugurar esta nueva ruta de senderismo y cubrir unos cuantos kilómetros de la misma, invitando así a los daneses a que visiten la zona y abracen esta actividad al aire libre.

Pero la caminata no ha sido la única actividad de la que Mary ha disfrutado en esta mañana de lunes en la que ha hecho visible su trabajo al frente de la Casa Real, bastante mermado desde que su marido se convirtiera en rey. Porque ha protagonizado unas fotos muy especiales con un búho, al que no ha tenido reparo en sujetar en su antebrazo izquierdo mientras lo acariciaba con su mano libre.

La australiana iba bien preparada para esta actividad, ya que, al llegar al lugar de donde partía la ruta, llevaba una especie de mitón que podía confundirse con una venda. Minutos después la confusión se aclaraba, ya que se cambiaba de mano ese guante para poder acariciar al animal, al que miraba con mucho respeto, pero también encantada de poder vivir esa experiencia.

Y como los guantes, todo en su look iba en consonancia con la naturaleza y la caminata de varios kilómetros. Además de las botas, Mary lució pantalones impermeables, chaqueta y un gorro de lana en color burdeos. Una sencillez que también completaba con un sutil y natural maquillaje y prácticamente sin joyas. No llevaba pendientes -quizá para evitar cualquier incidente con esa aventura ornitológica- y solo lució un anillo en una mano y, por supuesto, el de compromiso y el de boda en la otra, ya que rara vez se desprende de ellos.

Este es uno de los últimos actos en los que veremos a la reina de Dinamarca, salvo sorpresa, hasta el próximo día 2, un día marcado en rojo en el calendario de la Casa Real, ya que Federico y Mary se embarcarán en el barco real Dannebrog, haciendo una travesía hasta Fredensborg, con escala en el puerto de Helsingør. Será la primera vez que ocupen este palacio flotante considerado también residencia real.

A partir de ahí, la pareja de establecerá en Fredensborg para pasar seis meses, concretamente en el edificio de la Cancillería, que reformaron y ocuparon de forma habitual hace ya tres años, volviendo al hogar que los había acogido después de su boda.

Otros dos hitos tendrán lugar el mismo mes, ya que tendrán lugar sus primeras visitas de Estado como reyes. La primera, a Suecia los días 6 y 7 de mayo. La segunda, a Noruega, el día 15, invitados por los reyes Harald y Sonia.