Máxima de Holanda, pura elegancia en el Prinsjesdag pese a una inoportuna arruga: vestido de gala con un gran lazo y tacones con plataforma
Un año más, la reina Máxima ha mostrado su mejor versión en el Día del Presupuesto. En esta ocasión ha optado por un vestido de gala en azul con lazo en el hombro que le ha jugado una mala pasada
Máxima de Holanda lo ha vuelto a hacer. Nos ha dejado sin palabras en el Prinsjesdag, el conocido como Día del Presupuesto. Una cita clave en la agenda de la familia Orange, en la que sacan a pasear por las calles de La Haya sus carrozas de oro y en el caso de las damas vestidos de gala y tocados. Así lo han hecho la reina y sus dos hijas mayores, Amalia y Alexia, formando un trío de lo más glamuroso. En el caso de Máxima, ha optado por un vestido de gala en azul, perfecto para la ocasión, pero que le ha jugado una pequeña mala pasada.
Al abandonar el Palacio Noordeinde para poner rumbo al Teatro Real, donde desde hace unos años tiene lugar el acto, Máxima, quien iba acompañada por Guillermo Alejandro y su primogénita, Amalia, ha realizado la pertinente bajada de cabeza ante la bandera. Ha sido en ese momento cuando el vestido se le ha quedado pegado a la zona de los tobillos, haciendo que se viera visiblemente arrugado. Algo que ha solucionado al momento, ya que se ha subido a la carroza de oro, y una vez ha bajado ya lo lucía colocado perfectamente.
Como decíamos, la reina de los Países Bajos ha estrenado un vestido del diseñador de origen danés afincado en Holanda Claes Iversen. Se trata de un diseño de manga francesa, con escote redondo y falda en silueta A. Un modelo que no llamaría especialmente la atención si no fuera por un detalle: el gran lazo que lleva sobre el hombro derecho.
Ya sabemos que Máxima es una mujer a la que le gustan este tipo de maxi aplicaciones, y en este caso, con ese lazo le ha dado un toque muy top al vestido, convirtiéndolo en único.
La esposa de Guillermo Alejandro ha completado su estilismo con un tocado tipo rosquilla realizado con la misma tela que el vestido. Máxima llevaba en sus manos una cartera de mano de Dior, con lentejuelas, guantes de piel, y en sus pies unos peep-toes metalizados de Aquazzura, con tacón de más de diez centímetros, y una gran plataforma para amortiguar esa altura.
Toca el turno ahora de hablar de las joyas. Máxima ha rebuscado en el joyero de los Orange y ha echado mano a algunas piezas de aguamarinas, piedras que casaban a la perfección con el color de su vestido. En concreto, la reina lucía unos pendientes de diamantes y aguamarinas que tiene desde hace años y, prendido de la cintura, un broche de estilo Art Decó que perteneció a la reina Juliana, abuela del rey Guillermo Alejandro, quien lo recibió de manos de su marido, el príncipe Bernhard, en 1917.
Por su parte, Amalia iba de verde con un vestido capa de la firma Safiyaa que nos es familiar, pues hace unas semanas lo eligió Sarah Ferguson para un acto en Suecia. En vez de tocado, la heredera al trono llevaba una diadema con perlas. En cuanto a su hermana Alexia, ha tomado prestado de su madre un vestido de gala rojo de Natan que Máxima estrenó en 2003 y desde entonces no había lucido.
Máxima de Holanda lo ha vuelto a hacer. Nos ha dejado sin palabras en el Prinsjesdag, el conocido como Día del Presupuesto. Una cita clave en la agenda de la familia Orange, en la que sacan a pasear por las calles de La Haya sus carrozas de oro y en el caso de las damas vestidos de gala y tocados. Así lo han hecho la reina y sus dos hijas mayores, Amalia y Alexia, formando un trío de lo más glamuroso. En el caso de Máxima, ha optado por un vestido de gala en azul, perfecto para la ocasión, pero que le ha jugado una pequeña mala pasada.
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