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Drew Barrymore, de juguete roto a productora de éxito
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cumple 40 años este domingo

Drew Barrymore, de juguete roto a productora de éxito

“Perdí la virginidad a los 12 años”, dijo la actriz una vez. A los 13, la estrella de 'E.T' había pasado de ser la encantadora niña que se encariña con un alien a una púber con problemas con las drogas

Foto: Drew Barrymore en 'Going the Distance'
Drew Barrymore en 'Going the Distance'

1984. El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, posa ante los fotógrafos junto a una niña de mejillas sonrosadas, vestida de rojo y con cara inocente. Esa niña ha protagonizado, apenas dos años antes, E.T., una de las películas más exitosas de la historia del cine. Pocos aventuran en ese momento que esa pequeña, que este domingo cumple 40 años, está a punto de bajar a los infiernos de las drogas y de la desesperación. “Perdí la virginidad a los 12 años”, dijo la actriz una vez. A los 13, Drew Barrymore había pasado de ser la encantadora niña que se encariña con un extraterrestre a una púber metida en una espiral de drogadicción, sexo fácil y alcoholismo. La descendiente de los míticos John y Lionel Barrymore había bajado a los infiernos, incluyendo un intento de suicidio.

Ingobernable hasta límites insospechados, la adolescente entró por su propio pie en la clínica de desintoxicación, la ASAP TreatmentCenter. Esa fue la solución, aunque su carrera profesional ya estaba echada a perder. Poison Ivy, uno de los filmes que protagonizó por aquella época, era tan vergonzosamente maloque Leonardo DiCaprio, que intervenía en la que era su segunda película, siempre procura dejarla bien oculta cuando habla de su filmografía. Es un ejemplo de la serie de películas que tuvo que hacer la Barrymore de principios de los 90.

En su vida personal, antes de recuperar la buena senda de su carrera, se obsesionó con la comida vegetariana y manifestó su condición de bisexual. En cuanto a romances, solo otros niños actores y problemáticos parecían entenderla. Corey Feldman, protagonista de Cuenta conmigo, fue uno de los primeros. Después llegarían David Arquette (años antes de coincidir en Scream),Corin Nemmer o Jeremy Thomas. Con el último, que también pertenecía en cierta medida al mundo del espectáculo, llegó a casarse en 1994 y el matrimonio no pasó de los dos años.

Cualquier cosa era buena para encauzar una vida que comenzó a cambiar de trayectoria a mediados de los 90, cuando protagonizó Cuatro mujeres y un destino. ¿Era una mala película? Manifiestamente sí. Sin embargo, la unía a actrices señeras del momento como Whoopi Goldberg o Mary Stuart Masterson. Cuando las productoras contaron con ella para Batman Forever o Scream, Barrymore ya había recuperado, en cierto modo, el estatus que otros ex niños prodigio no recuperan nunca.

La princesa sin suerte en el amor

Convertida en la nueva princesa de los adolescentes, Barrymore creó su propia firma de vinos, Barrymore Wines,y Flower Films, su propia productora de cine. Nunca me han besado, que la convirtió en heroína del cine teen, o Donnie Darko, cinta definitoria del nuevo cine indie norteamericano, fueron los primeros resultados de la misma. En el amorno comió perdices fácilmente. Tras un romance fallido con Luke Wilson a finales de los 90 conoció al cómico Tom Green, que se casó con ella en 2001. No duró mucho. En octubre de 2002 ya se estaban separando bajo la celebérrima excusa de las “diferencias irreconciliables”. Como si huyese perpetuamente de los hombres que no fuesen celebrities, también tuvo un largo noviazgo con el batería de The Strokes, Fabrizio Moretti, al que conoció durante un concierto del grupo.

Más famosos: Justin Long, Chace Crawford, Cameron Díaz (amiga íntima con la que se sospechó que había algo más dado que las dos han jugado mucho con el concepto de bisexualidad) y el que parece el definitivo por ahora, Will Kopelman, con el que se casó en 2011 y con el que ha tenido dos hijas, Olivia y Frankie, que nació en abril del pasado año. Si este es el definitivo o no, solo el tiempo lo decidirá.

Lo cierto es que los 40 años de Drew Barrymore han dado para cuarenta vidas y para varios géneros cinematográficos y vitales: del drama más terrible a la comedia más inocente. En algunas de ellas hubo un juguete roto con su nombre. Afortunadamente, ese juguete se ha podido recomponer.

1984. El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, posa ante los fotógrafos junto a una niña de mejillas sonrosadas, vestida de rojo y con cara inocente. Esa niña ha protagonizado, apenas dos años antes, E.T., una de las películas más exitosas de la historia del cine. Pocos aventuran en ese momento que esa pequeña, que este domingo cumple 40 años, está a punto de bajar a los infiernos de las drogas y de la desesperación. “Perdí la virginidad a los 12 años”, dijo la actriz una vez. A los 13, Drew Barrymore había pasado de ser la encantadora niña que se encariña con un extraterrestre a una púber metida en una espiral de drogadicción, sexo fácil y alcoholismo. La descendiente de los míticos John y Lionel Barrymore había bajado a los infiernos, incluyendo un intento de suicidio.

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