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Carla Bruni se confiesa: de sus años locos a la ambición por ser la primera dama
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declaraciones muy sorprendentes

Carla Bruni se confiesa: de sus años locos a la ambición por ser la primera dama

La mujer de Nicolas Sarkozy ha dado una de las entrevistas más íntimas de toda su carrera, en la que no escatima ningún tipo de detalle

Foto: Carla Bruni, en una imagen de archivo. (Getty)
Carla Bruni, en una imagen de archivo. (Getty)

Carla Bruni se ha puesto delante de los micrófonos de la periodista Marie-Laure Delorme en France Culture, emisora de radio donde durante una semana han estado desgranando las declaraciones más íntimas de Nicolas Sarkozy. Una ocasión excepcional que nos ha permitido tener una visión más profunda de la personalidad y también de la fascinante biografía de la top model que se reconvirtió en cantautora de éxito para después devenir primera dama de Francia. Todo un periplo sobre el que se ha expresado más abiertamente que nunca y, aparentemente, sin ningún tipo de cortapisas.

Así que la mejor manera de comenzar su biografía es por el principio... Nacida el 23 de diciembre de 1967 en Turín en el seno de una familia burguesa, su padre, Alberto Bruni Tedeschi, era un poderoso industrial, coleccionista de arte y compositor de ópera (en realidad, como se supo más tarde, su progenitor era otro, el empresario italiano afincado en Brasil Maurizio Remmert), mientras que su madre, Marisa Borini, es actriz (se ha puesto a las órdenes de su hija Valeria en un par de películas dirigidas por ella) y pianista, así que es normal que ya desde la cuna adquiriera una educación exquisita. De ahí, una afirmación que algunos pueden considerar una 'boutade': "Mi familia era una familia en la que la riqueza no era el dinero". En cuanto, a la doble paternidad, la biológica y la afectiva, lo tiene claro: "Mi verdadero padre es el que me ha dado su nombre y quien me ha cuidado. Mi equilibrio es el fruto de la educación y del amor de mis padres".

placeholder Carla Bruni, en uno de sus conciertos. (EFE)
Carla Bruni, en uno de sus conciertos. (EFE)

De todos es conocida su faceta como top model, que la llevó a lo más alto de las principales pasarelas del mundo y a protagonizar millonarias campañas publicitarias. Sin embargo, el glamour de esta profesión también tiene su lado oscuro, como ella misma ha admitido: "Escapé del alcohol y las drogas por casualidad, porque no me atrae la autodestrucción. La aficción por las fiestas se me pasó muy rápido, porque me encanta dormir, soy una marmota. Y como en la moda comenzaba a trabajar a las seis de la madrugada todos los días, es lo que me salvó, el trabajo. Tuve la suerte de tener mucho, lo que me imposibilitaba ir de fiesta. Hice mi elección vital muy pronto y a los 18 tenía una vida completamente adulta, me acostaba pronto por las noches y Kate Moss me llamaba Boring Bruni (aburrida Bruni)".

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Después de haberse convertido sorpresivamente en una cantante de éxito con su primer disco, 'Quelqu'un m'a dit', que lanzó en abril de 2003, irrumpió en su vida Nicolas Sarkozy, una relación que generó una cierta controversia y que algunos tacharon de oportunista. Al casarse en 2008 con el presidente francés, divorciado de Cécilia Attias, se convirtió en la primera dama de Francia, un país al que llegó cuando tenía siete años: "La gente se imagina que te casas con un hombre que es el presidente de la República francesa por ambición, pero no se dan cuenta de que para una artista puede no ser lo más conveniente y no todas estarían dispuestas a hacerlo". Aun así, asegura que no se arrepiente de la decisión que tomó en ese momento y que, como se demostraría más tarde, no le impidió continuar con su carrera musical.

placeholder Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. (Reuters)
Carla Bruni y Nicolas Sarkozy. (Reuters)

Carla Bruni ha aprovechado esta entrevista para intentar acabar con algunos tópicos que rodean a la figura de Nicolas Sarkozy, a quien define como alguien muy dulce, muy alejado de la imagen preconcebida que podamos tener de él, especialmente durante su mandato como presidente de la República. Por eso quiere subrayar que su marido no es una "cabeza hueca" o un "burro", como algunos le quieren pintar, sino alguien que siente predilección por las cuestiones culturales y era, según sus palabras, una de sus prioridades durante su mandato: "Mi marido tenía un gran interés a nivel personal por la cultura y pensaba que en los momentos en los que la crisis se agudiza, hay que duplicar la apuesta por ella. Por desgracia no puedes controlar tu imagen pública y los sentimientos que suscitas en los demás. Es importante no confundirlo con lo que es realmente".

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En este mismo programa ha aprovechado también para defender a Brigitte Macron, con quien recientemente mantuvo un encuentro en el palacio del Elíseo, al que también acudió la exmujer de François Hollande, Valérie Trierweiler, pero no su actual pareja, Julie Gayet. La mujer de Sarkozy ha querido enfatizar que no comprende a los que critican a la actual pareja presidencial por su diferencia de edad (les separan 24 años): "Decir de una mujer que tiene arrugas no es muy agradable. Por cierto que Brigitte Macron es una mujer increíblemente chispeante. Cuando la vemos no podemos decir que haya una diferencia con su marido. Es cierto que no tienen la misma edad, pero no hay una brecha entre ellos, tienen la misma energía. Hay una armonía muy poderosa en el matrimonio Macron".

Carla Bruni se ha puesto delante de los micrófonos de la periodista Marie-Laure Delorme en France Culture, emisora de radio donde durante una semana han estado desgranando las declaraciones más íntimas de Nicolas Sarkozy. Una ocasión excepcional que nos ha permitido tener una visión más profunda de la personalidad y también de la fascinante biografía de la top model que se reconvirtió en cantautora de éxito para después devenir primera dama de Francia. Todo un periplo sobre el que se ha expresado más abiertamente que nunca y, aparentemente, sin ningún tipo de cortapisas.

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