Los trapos sucios de Monty Python: su pelea pública y sus problemas económicos

"Always look on the bright side of life" ("mira siempre el lado positivo de la vida"). Esta frase no transmite solo uno de los mensajes cargados de positividad más conocidos. Es también el verso de la canción más icónica de la película ‘La vida de Brian’, uno de los largometrajes más afamados protagonizado y creado por los admirados humoristas británicos Monty Python.

Su comedia ácida, políticamente incorrecta, irreverente y atrevida logró conquistar a medio mundo desde los años 70 y hoy es considerada todo un clásico del humor.

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Alexandra Benito

John Cleese, Terry Gilliam, Michael Palin, Eric Idle y los ya fallecidos Terry Jones y Graham Chapman, los integrantes de Monty Python, se convirtieron en las grandes estrellas del rock dentro del mundo de la comedia.

Durante años amasaron una gran fortuna, sin embargo hoy algunos de ellos, lejos de ver “el lado positivo de la vida”, tienen ganas de todo menos de reír. Viven enfrentados unos con otros por disputas económicas que han traspasado el ámbito de lo privado para hacerse públicas. Son problemas que, además, han implicado a miembros de sus familias y que desvelan otras tensiones internas que desde hace años han existido entre ellos.

El pasado 9 de febrero, Eric Idle, de 80 años, comentó lo siguiente en X (la red social anteriormente conocida como Twitter): "No sé por qué la gente da por hecho que estamos forrados. Monty Python es un desastre. Spamalot (musical basado en la película ‘Los caballeros de la Mesa Cuadrada’) ganó dinero hace 20 años. Tengo que trabajar para vivir. Eso no es fácil a mi edad".

Idle había sido la fuerza impulsora detrás de Spamalot, que, según medios británicos, logró recaudar 140 millones de euros. A la hora de repartir las ganancias, Idle (según John Cleese) percibió 10 veces más dinero que el resto de sus compañeros.

Resultaba difícil imaginar que Idle pudiera tener cualquier tipo de problema económico, pero lo cierto es que el año pasado tuvo que poner a la venta su mansión de Hollywood por 6 millones de euros.

Su declaración en redes sociales resultó sorprendente para muchos de sus fans, pero lo fue aún más el hecho de que al día siguiente echara parte de la culpa de la precaria situación financiera del grupo a Holly Gilliam, que además de ser la actual gestora de sus derechos es hija de Terry Gilliam, su compañero de trabajo durante décadas.

Eric Idle se debió quedar a gusto espetando algo que, por la crueldad que rezumaba, parecía haber contenido durante mucho tiempo. "Somos los propietarios de todo lo que hicimos con Python y nunca soñé que, a nuestra edad, los ingresos se redujeran de una forma tan desastrosa. Pero supongo que si pones a una Gilliam de manager, no deberías sorprenderte tanto. Un Gilliam ya es malo. Dos pueden cargarse cualquier empresa".

Para añadir más leña al fuego, la hija de Eric Idle, Lily Idle, se sumó a este ataque: "Estoy orgullosa de mi padre por empezar a contar la verdad. Siempre se ha enfrentado a los matones y los narcisistas, y merece apoyo y aprobación por hacerlo".

Cuatro días más tarde, John Cleese entró en acción defendiendo la labor de Holly Gilliam, con la que aseguraba haber trabajado más de diez años y a la que calificaba de “eficiente, inteligente, trabajadora y de trato agradable" mientras afirmaba que sus compañeros Michael Palin y Terry Gilliam compartían esta opinión. Además, aseguraba que las desavenencias entre los compañeros de Monty Phyton no eran nuevas, solo que nunca se habían sabido: "Siempre nos hemos odiado y despreciado unos a otros, pero solo ahora la verdad ha salido a la luz".

La polémica estaba servida y los fans del grupo cómico, viendo la predisposición de sus integrantes a hablar de todo sin tapujos, comenzaron a meter los dedos en la garganta para conseguir más declaraciones. Algunos preguntaron por las tensiones internas vividas en los Monty Python. En este contexto, Eric Idle llegó a acusar a Cleese de haber acosado a Terry Jones, asegurando que le “daba vergüenza que los demás no hiciéramos nada al respecto". Añadió que en el grupo "no se tenían en cuenta los sentimientos y las emociones de la gente. No éramos amigos, sino compañeros de trabajo".

Tal nivel de rencor hace que ahora resulte sorprendente el hecho de que los integrantes de los Monty Python aceptaran un reencuentro y un regreso a los escenarios en 2014. Lo hicieron, en el estadio O2 de Londres, en diez actuaciones en las que Holly Gilliam ejerció de coproductora. El motivo detrás de aquel reencuentro no era, ni mucho menos, amistoso, sino económico. La mala gestión empresarial había hecho mella en todos, además de provocar enfrentamientos desde prácticamente los inicios. Con estas actuaciones, cada uno logró embolsarse 2,5 millones de euros.

'Nunca supe cuánto dinero tenía. Recuerdo que en Estados Unidos alguien me preguntó dónde estaban mis inversiones y dije: "No tengo ni idea". Nunca he entendido el dinero y no lo encuentro muy interesante, lo cual es una verdadera desventaja en el mundo en el que vivimos. Aconsejo a cualquiera que sea un poco vago al respecto que lo sea menos porque a mí me ha costado mucho. Simplemente he confiado en la gente y en uno o dos casos ha sido muy bueno, pero en uno o dos más ha sido desastroso". Estas declaraciones realizadas por Cleese hace dos años reflejan a la perfección la nefasta capacidad de gestión financiera que tuvieron. A ella se sumaron situaciones personales como el catastrófico divorcio de Cleese con su tercera esposa, Alyce Faye Eichelberger, en 2007, que le costó 12,5 millones de euros. Cleese se vio obligado a vender, entre otras cosas, su colección de arte o su casa en Holland Park, Londres.

El reencuentro de los Monty Python fue un éxito de taquilla, pero la tensión entre sus componentes lo convirtió en un evento irrepetible. "Esta es la última vez que trabajaremos juntos", dijo Palin a la BBC ese año. También insinuó que la culpa recaía en Idle y Cleese por ser unos divos. “John y Eric tenían estilos de vida... cómo decirlo... eran un poco más complicados. Querían irse de vacaciones a Barbados y todo eso, mucho más que Terry y yo, que estábamos felices de ir a tomar una cerveza al pub. Ellos eran estrellas y nosotros no, y el problema con las estrellas es que pueden ser un poco difíciles. Así que de vez en cuando surgían dificultades entre aquellos que tenían mayores expectativas de vida y aquellos de nosotros que estábamos en el extremo más humilde”.

Nunca más volvieron a reunirse y hoy la mala relación de los componentes de Monty Python es una realidad que ellos mismos ya no se molestan en disimular.