Manual de uso de las cutículas: retirarlas, hidratarlas, ¿qué hago con ellas?
Puedes tener unas cutículas más o menos gruesas, pero nunca deberías ignorarlas porque son vitales para la salud de tus uñas. El pilar de la manicura puede cortarte, empujarse o dejarse al libre albedrío... ¿Qué debes hacer con las tuyas?
Las perfectas manicuras que inundan nuestras redes sociales se olvidan a menudo de mostrarnos a las olvidadas cutículas, puede que la creciente tendencia de la manicura rusa que las retira por completo con ayuda de un torno tenga algo que ver, pero por más que las retiremos, cortemos o borremos con Photoshop, están ahí.
"¡No te quites las cutículas!", gritaba nuestra madre. "¿Te las retiro?", preguntaba la esteticién… Así podríamos resumir la relación estándar con esta zona de nuestras manos a lo largo de nuestra vida. Siendo sinceras y en palabras de cientos de especialistas, no hay que quitarlas, hay que retirarlas.
1. ¿Se quitan o no?
Parece sencillo reducir todo el drama de las cutículas en esa frase ('Retíralas, no las cortes'), pero la realidad es que mantener su correcta salud y, como consecuencia, lucir una manicura más bonita, depende de seguir a pies juntillas una rutina beauty basada en la hidratación, y si te estabas preguntando si valía con la crema de manos crema de manos, lamentablemente no es así.
La función básica de la cutícula es la de ejercer de barrera entre la uña y la matriz, o lo que es lo mismo, la parte interna de la uña, esa que no vemos y en la que esta se forma. Las cutículas son una acumulación de células que protegen el nacimiento de la uña evitando que entre suciedad.
Precisamente para que continúen con su labor de barrera, es preferible no eliminarlas. Si se cortan demasiado se puede dañar la matriz y la uña nacerá entonces deformada. Las líneas de Beau horizontales -esas hondonadas que aparecen a lo largo del lecho ungueal- son resultado de haber presionado demasiado fuerte en la zona de las cutículas.
Sin embargo, hay personas cuyas cutículas son muy gruesas y afean la manicura. ¿Significa que si quieren unas uñas sanas deben renunciar a tener una manicura limpia y una uña 'más grande'? No, puedes reducir el tamaño de tus cutículas retirándolas con cuidado.
Alicate para cutículas de Pfeilring (31,55€ en El Corte Inglés), con una superficie de corte de 8 mm, permite un corte preciso y en una pasada limpia.
Otro elemento imprescindible es el palito para empujar las cutículas. Encontramos tanto herramientas tradicionales como el palito de naranjo de Pfeilring (3,10€), como otros recubiertos de silicona o de acero, para un tratamiento más profesional.
Las limas de vidrio son excelentes aliadas de los acabados precisos y sin astillar. Su superficie regular y firme que no cede ante la presión, ayuda también a limar en menos pasados. De nuevo, encontramos diseños más tradicionales como la Lima de vidrio de Better (9,95€ en El Corte Inglés), playa y acabada en punta, que como toda lima de vidrio, no se gasta y permite una mayor precisión en el limado.
Otro ingenio, cómodo dónde los haya, para limar las uñas es la lima de cerámica de Vitry, 9,12€ en Amazon, elaborada con corindón el segundo material más duro después del diamante. Al tener un grano muy fino, no produce esa sensación de vibración que puede incomodar a la hora de limar las uñas. Su estuche protector y su empuñadura, facilitan su uso y su transporte. Y sí, es ideal y está disponible en varios colores.
Cuticle Remover de Deborah Lippmann, 25,50€ en Niche Beauty, reblandece, exfolia y suaviza la cutícula y las pieles muertas, facilitando su retirada con un sencillo masaje.
También para exfoliar el área de las cutículas de una forma suave y asegurando su hidratación, el
2. ¿Cómo retirarlas sin dañarlas?
La clave, como casi todo en belleza, viene de la mano de la hidratación. Para retirar la cutícula con mayor facilidad es necesario que esta esté bien nutrida. Para lograrlo, es necesario aplicar de forma regular aceites o cremas específicas para las cutículas, con nutrientes con propiedades no solo hidratantes sino también antioxidantes.
Si la cutícula está sana, será muy fácil empujarlas con el empujacutículas (culmen de la originalidad). Es preferible recurrir a herramientas de acero inoxidable, silicona o vidrio, antes que con los clásicos palitos de naranjo, que también funcionan pero pueden hacernos ejercer demasiada presión y terminemos dañando la uña.
También se puede recurrir a cosméticos que ayuden a exfoliar la cutícula, aplicándolos en la zona y ayudándose de un empujacutículas para facilitarle el trabajo y mover la cutícula más rápido y de una forma más limpia.
3. Si cortas por lo sano, crecerán más fuertes
En muchos centros estéticos, las cutículas se cortan con ayuda de unos alicates especiales; sin embargo volvemos al mismo riesgo de cortar demasiado y dañar el nacimiento de la uña.
Otro daño colateral de eliminar las cutículas es que estas volverán a nacer más rápido y con más fuerza. “Como forman una capa protectora, al retirarlas le estamos dando a nuestro cuerpo la orden de estimular su crecimiento. ¿Qué significa esto? Que cuanto más las cortes, más fuerte y rápido volverán a salir”, apuntan desde la firma de esmaltes Essie. Así que, en el caso de que tus cutículas sean muy gruesas y resistentes y no hagas más que quitártelas, lo único que estarás haciendo es favorecer que salgan más.
4. ¿Por qué la hidratación es la mejor solución?
Mejor prevenir que curar, esa es la clave. Una de las causas de que las cutículas afeen nuestra manicura es su estado. Sean más o menos grandes, si están secas, cualquier manicura parecerá sucia y descuidada si las cutículas parecen laminadas y amontonadas pidiendo a gritos agua. Por ello es necesario aplicar a diario (noche y día) una crema, emulsión o aceite que nutra esta piel tan importante para mejorar su apariencia y facilitar considerablemente su retirada.
El momento más indicado para aplicar, por ejemplo, un aceite para las cutículas es después de quitar el esmalte, cuando la uña esté limpia y antes de aplicar la base de la siguiente manicura.
Mavapen de Mavala, 18€ en El Corte Inglés. Además de facilitar la retirada de la cutícula reblandeciéndola, deja la piel hidratada gracias a los aceites de girasol, oliva, almendras dulces y germen de trigo que se ven reforzados con las vitaminas A, E y F con las que está enriquecido. Sobra decir que es muy sencillo de aplicar.
Aceite Regenerador de Cutícula de Masglo, 9,80€ en Amazon, hidrata la piel después de la retirada de la cutícula y aporta el contenido graso necesario para “mantener el nivel de lípidos normal de los tejidos ungulares”, según descubrimos en su web. Para lograr que la piel no pierda la hidratación, también contiene ceramidas y vitamina E.
5. ¿Cómo hidratar la cutícula?
Para asegurar la correcta absorción, las manos, y por consiguiente las uñas, deben estar limpias. El producto se debe aplicar en todo el contorno de la uña; es decir, en las zonas en las que piel y uña estén en contacto. También se recomienda hacerlo a través de un masaje con el que las propiedades penetren en la cutícula.
Aunque se recomienda repetir este gesto dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, el momento del día en el que el cosmético generará mejores resultados es en su aplicación nocturna ya que, además de que el ritmo del cuerpo se reduce y penetrará mejor, al no estar en contacto con nada, el aceite o la crema no abandonará las cutículas.
Cremas multifunción como Crème Abricot de Dior, 29,99€ en Sephora, son siempre una buena elección puesto que hidratan la cutícula, favorecen el crecimiento de la uña y las fortalecen.
Otra opción es el Aceite de Cutículas con Caléndula de Mia, 9,95€ en Perfume's Club, que hidrata, repara y calma; ya sabes, los beneficios habituales de la caléndula.
Aceite Nutritivo Uñas y Cutículas con Karite de L’Occitane, 14,51 en su web, nutre las cutículas gracias a la manteca de karité, fortalece las uñas y además huele de maravilla.
Apricot Cuticle Oil de Essie, 7,54€ en Primor, es de rápida absorción y nutre en profundidad la cutícula, sin dejar un acabado graso.
Cuticle Care de Sephora Collection, 7,,99€ en Sephora, gracias a su textura gel, se absorbe muy rápido y es la mejor arma frente a la pereza. En sus pequeñas esferas hay aceite de almendras para nutrir en profundidad la cutícula.
6. La higiene cambia manos, uñas y cutículas
Además de las agresiones externas que estamos cansadas de escuchar como la polución o el frío de algunas estaciones, las manos también sufren con el agua. Al lavarnos las manos, a menudo no prestamos atención a su secado y quedan húmedas, lo que favorece que la piel se reseque y cuartee, además de sensibilizarse. Hablando de cutículas, no secarlas por completo favorece que estén secas y nuestra manicura sea un desastre. Sobre la temperatura del agua, lo ideal es lavarse las manos con agua tibia.
Mientras, tratamientos como la manicura en seco o la manicura rusa eliminan por completo la cutícula, retirándola con ayuda de torno y fresa y siempre a manos de un profesional, la opción más sencilla y menos peligrosa es mantenerlas hidratadas y empujarlas en el caso de que nos molesten para realizar la manicura.
Las perfectas manicuras que inundan nuestras redes sociales se olvidan a menudo de mostrarnos a las olvidadas cutículas, puede que la creciente tendencia de la manicura rusa que las retira por completo con ayuda de un torno tenga algo que ver, pero por más que las retiremos, cortemos o borremos con Photoshop, están ahí.
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