El truco de Carla Bruni para hacerse un flequillo Bardot sin salir de casa
Reina de los selfies a cara lavada y defensora de la melena larga pasados los 40, ahora Carla Bruni se pasa a la peluquería con su última lección en Instagram
Los flequillos se han convertido en el corte de pelo de moda. El largo, las capas o las secciones pueden variar, pero lo importante es que el rostro quede enmarcado por mechones más cortos. El regreso del flequillo Bardot fue el comienzo de este boom por los flequillos curtain -más finos y largos-, hace un par de años, encontrando en las francesas a sus mejores embajadoras.
Entre sus bondades, destacan dos. El buen flequillo es un corte de pelo discreto que puede desaparecer al marcar la raya en el centro y acomodar los mechones a los lados del rostro, y a la vez puede moldearse para sumar volumen al cabello. El curtain o cortinilla, de inspiración setentera y algo más escaso que el Bardot, es quizá el flequillo más repetido, aunque en los últimos años la variedad se ha multiplicado, creciendo la popularidad de los baby bangs, el bob francés o el hime cut.
Sin embargo, los flequillos parecían reservados solo a un público de entre 20 y 30 años, más atrevido en lo que a cortes de pelo se refiere, a excepción de divas de la moda como Caroline de Maigret (de 46 años). Su flequillo fino, largo y recto, siempre peinado con un estilo casual, ha creado escuela, una identidad única y fácilmente reconocible, además de una de sus claves confesadas en su libro 'Older but better, but older', ahora 19,28€ en Amazon ('Mayor, pero mejor, pero mayor').
Sin embargo, quien parecía haberse mantenido inalterable ante la moda de los flequillos había sido Carla Bruni. Italiana de nacimiento, pero un incuestionable icono del charme francés, la cantante siempre ha sido una defensora de la melena larga, sin que la edad o la falta de tiempo sean una excusa para mantenerla. Las capas largas y el desfilado en torno al rostro son su estilismo estrella, un corte de pelo que solo precisa el aderezo con las manos para conseguir una onda muy natural. Todo cambiaba cuando la cantante compartía en su cuenta de Instagram un completo reportaje con el paso a paso para crear un 'flequillo de sábado', como ella lo bautizaba.
A pesar de que Carla siempre ha recurrido a la multiplicidad de capas en su melena para darle movimiento y volumen a su cabello fino, tenemos que remontarnos a sus años como modelo para encontrar a una Bruni con flequillo. En su look habitual, su desfilado consta de mechones algo más cortos en torno al rostro, con un largo que roza mandíbula o barbilla y que su equipo de estilismo moldea con medio bucle a la altura de los pómulos, peinado hacia afuera para crear un look setentero tipo Fawcett.
En casa y sin espejo
Una de las inalterables normas del corte y mantenimiento del flequillo es que siempre se debe realizar el corte con el cabello seco, para evitar que su longitud cambie. Una primera norma que la exmodelo parece conocer, ya que cuando su plan de sábado se convirtió en hacer del baño de su casa una improvisada peluquería, Carla comenzó a cortar su pelo en seco. Decidida a hacerse un flequillo Bardot con mucho volumen, delimitó someramente los mechones que se convertirían en el corte de pelo de moda y sin calcular demasiada proporción ni delimitar el triángulo clásico para que el flequillo caiga de forma natural.
Convirtiendo el móvil en el espejo en el que apoyarse para medir el corte, Carla se lanzaba tijeras en mano a cortar por lo sano. Primero giraba el cuello para conseguir esa oblicuidad que buscaba en el flequillo, para luego bajar la cabeza y conseguir un corte recto en la zona central, como si quisiera crear el tan de moda 'bottleneck bang'. A la falta de previsión a la hora de delimitar el cabello se le sumaba el hecho de que la italiana realizaba todo el corte del flequillo con una sola mano, mientras que con la otra sujetaba el espejo, en este caso su propio teléfono móvil.
El aparatoso corte de pelo 'do it yourself' (DIY) seguía todas las trazas para terminar siendo un flequillo irregular y lleno de trasquilones. Sin embargo, la cantante celebraba el buen resultado final con un juego de palabras. "Bang, bang", escribía, jugando con la palabra 'bang', en inglés 'flequillo', y el título de una de sus covers más conocidas, escrita por Sonny para Cher.
Como se aprecia en las fotografías, el efecto deseado (y conseguido) por Carla Bruni es el de un flequillo capeado, parecido al de Matilda Djerf pero sin el degradado de toda la melena y manteniendo un corto más apurado en los mechones centrales que se van abriendo a los lados. Lo que, a todas luces, parecía una locura capilar, se convertía en un sorprendente pero acertadísimo truco para hacer un flequillo Bardot: en seco, con una mano y con un degradado casi profesional.
No contenta con su lección de belleza, Bruni continuaba su periplo de salón de belleza mostrando distintos estilismos con los que sacar el máximo rendimiento a su recién estrenado corte de pelo y recogía su melena en un esponjoso moño casual, muy sesentero y lleno de volumen que, sin duda, se va a convertir en uno de sus peinados fetiche para sus pequeños conciertos en directo en Instagram. Tras los selfies en primer plano y a cara lavada, ahora le toca el turno a los fines de semana en el salón de belleza Bruni.
Los flequillos se han convertido en el corte de pelo de moda. El largo, las capas o las secciones pueden variar, pero lo importante es que el rostro quede enmarcado por mechones más cortos. El regreso del flequillo Bardot fue el comienzo de este boom por los flequillos curtain -más finos y largos-, hace un par de años, encontrando en las francesas a sus mejores embajadoras.
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