He probado el sérum de 100 pinchazos coreano que imita el efecto del microneedling mientras duermes

En el cuidado de la piel hay tres opciones: a, no te cuidas y te da igual, b, sigues una rutina con varios cosméticos y c, ya solo piensas en medicina estética.

Bien, pues cuando te encuentras entre la opción b y la c, cuando estás a un paso de comenzar a preguntar por médicos estéticos y presupuestos, un sérum que promete mejorar la hidratación y la luminosidad de la piel emulando 100 inyecciones de diminutas agujas, evidentemente, todos tus sentidos se ponen en alerta.

En mi caso, todo comenzó cuando mi amiga Ana, relaciones públicas en una importante firma de cosmética, me habló de un sérum coreano con el que notabas los pinchazos sobre la piel al aplicarlo.

Tardé un poco de tiempo en darme cuenta de que no hacía falta viajar hasta Corea para conseguir el VT Reedle Shot 100 Essence, pero si no lo hubiera hecho así, no habría historia, o al menos no sería tan épica.

Aprovechando que iba a ir a Corea del Sur, anoté el nombre del sérum de agujas y me dirigía a Olive Young, algo así como el Sephora coreano en el que a cualquier amante de la belleza le daría un ‘Stendhalazo’.

Aprovechando que en Seúl los cosméticos se venden en packs, me hice con dos unidades y un set completo de sachets monodosis con el mismo sérum en versiones más potentes, de 300 y 700 (entiendo que pinchazos). Tenía una misión, poner mi piel al servicio del salseo beauty.

Aunque el cosmético ya tiene algunos años, ha conseguido mucha popularidad gracias a TikTok, en donde se señalan dos aspectos. El primero y más llamativo es que al extenderlo notas pinchazos sobre la piel, algo que no resulta doloroso pero sí molesto. El segundo es que, día tras día, la apariencia de la piel, el tono, la luminosidad y la suavidad mejoran notablemente. A veces hasta parece que se toca con los dedos las glass skin soñada -y que de verdad tienen todos los coreanos).

Niacinamida, aceite de nuez de macadamia, centella asiática y uno de sus derivados el ácido asiático o madecassoside son algunos de los ingredientes de la fórmula del sérum, lo que lo convierte en un curioso cóctel que ilumina, hidrata, actúa sobre las manchas, es bueno en el tratamiento del acné y actúa en cierto modo como renovador celular de la piel. El efecto de los pinchazos se explica con el sílice de su fórmula, el responsable de lograr que los nutrientes penetren.

A la hora de probarlo, nada más hacer el primer plump solo notas que es una textura de sérum cremoso. Su tono acuoso y blanquecino hace que resulte sencillo ver que no hay partículas gruesas que puedan actuar de exfoliante. Y es que no se trata de un sérum exfoliante.

Esa fue mi primera hipótesis, que llevara algún derivado de la vitamina A y que por eso picara. Sin embargo, la sensación no es de picor. Lo que notas es como si decenas de diminutos cristales estuviera rajándote la piel. Sí, tal cual, rajándola. Incluso me fui corriendo a mirar a un espejo para mirarme la irritación… Inexistente irritación, porque esa es a magia del sérum.

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Lo que hace en realidad es penetrar creando canales finísimos, de tal modo que la piel absorbe todos los ingredientes con mucha más facilidad y efectividad que con otros productos. La recomendación para que el VT Reedle Shot 100 Essence funcione en todo su esplendor es aplicarlo durante la noche.

Incluso cuenta con su versión en mascarilla, desarrollada en dos fases: sérum y mascarilla partida de hidrogel. La idea es que se aplique primero el sérum con la monodosis y encima se coloque la mascarilla para lograr un efecto oclusivo y la esencia obre su magia. A la mañana siguiente, la piel casi se ha comido la mascarilla, dejándola transparente.

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Durante dos semanas he aplicado a diario el sérum de cristalitos, notando cómo la belleza me rasgaba la piel, como si fuera yo una periodista de guerra bañándose en aguas radiactivas. Es broma. La sensación es más curiosa que molesta y, en el fondo, así sientes que hace más efecto.

Aunque puede que, a nivel visual, todavía sea pronto para apreciar los cambios, lo que sí se aprecia en las primeras aplicaciones es la sensación de que la piel está mucho más suave y uniforme. Se aprecia al tacto, pero también en la forma en la que penetran y se aplican el resto de cosméticos, incluso el maquillaje.

He probado los sachets de Reedle Shot 300 y 700 y es cierto que sí notas que los pinchazos se multiplican debido a su mayor concentración. Mientras el Reedle Shot 100 Essence se puede usar cada noche, las otras versiones tienen que espaciarse, de una a dos veces por semanas y siempre evitando las heridas abiertas y, por supuesto, el tipo de piel que tengas. Si es sensible y reactiva, consulta antes a tu dermatólogo.

Hasta que mi sérum de agujas no se termine, ni dé el salto a mayores concentraciones, seguiremos informando de los cambios del microneedling coreano en frasco.

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