Las chicas sexis llevan bragas de abuela: el tanga ya no es atractivo
Despídete de tu tanga y de la lencería de encaje. Lo último en ropa interior exige tamaños maxi, ausencia de costuras e incluso colores tostados
La moda de las transparencias ha traído consigo una tendencia inesperada e incluso paradójica: las braguitas XL. La lencería en clave maxi se ha convertido en el elemento que actúa como calmanteen esos looks en los que el exhibicionismo reclama su sitio. Sin ir más lejos, Kim Kardashian acaba de posar en los CFDA con un vestido transparente de Proenza Schouler bajo el que se ven unas braguitas de tamaño -casi- hiperbólico.Mientras que el cine mainstream se empeña en hacer de las braguitas grandes una prenda de la que reírse (no olvidemos a Bridget Jones), las películas menos comerciales (al menos, en su planteamiento) elevan los modelos L al olimpo de la sensualidad gracias a esa inolvidable imagen de Scarlett Johansson en Lost in Translation. Pero¿cuál es el cambio más notable enla lencería actual? Precisamente que muchas firmas ya no quieren hacer que sus prendas resulten sexis, sino cómodas. Incluso la alfombra roja se ha convertido en una pasarela idónea en la que presumir de braguitas maxi.
Mientras que comprar lencería se ha convertido para muchas mujeres en un acto en el que el hombre siempre está en mente (“¿Le gustarán estas braguitas?”), las marcas quieren barrer esta idea de sus creaciones. Kerry O'Brien, diseñadora de Commando (la firma de lencería por la que apuesta Rihanna cuando lleva vestidos transparentes), es una de las máximas defensoras de esta propuesta. “Cuando diseño nuevos modelos, nunca me planteo si un hombre creerá que son sexis. Pienso en lo que las mujeres quieren llevar y creo diseños que abrazan su cuerpo y les hacen sentir fabulosas. Da igual qué estilo les guste: las mujeres deberían amar su lencería y la lencería debería amarles a ellas”. The New York Times cree que el amor por la ropa interior XL puede deberse al normcore, que ha hecho de la comodidad un arma de estilo. Esta corriente está dañando a marcas como Abercrombie & Fitch y Victoria´s Secret, tachadas de sexistas. Así lo afirma Jeetendr Sehdev, profesor de la Universidad de California, a Business Insider.
NPD Group anuncia que las ventas de tangas disminuyeron un 7% el año pasado, mientras que los modelos maxi han crecido un 17%. Los tangas reportaron 559 millones de dólares al mundo de la lencería en 2012, pero su reinado parece estar cerca del fin. Los millennials y los miembros de la Generación Y ya abrazan las braguitas grandes, y la directora de la sección de accesorios, cosméticos y lencería de Bloomingdale’s, Erica Russo, cuenta a The New York Times cómo las cosas están cambiando: cada vez se demandan más bragas de talle alto y modelos holgados.
La sexualidad femenina hoy se centra en el placer de las mujeres, no en dar placer al hombre, y las firmas de lencería comienzan a entender que para vender más modelos, el truco está en enamorar a la mujer que los compra, no al hombre con el que se acuesta. “La mayoría de la ropa interior está diseñada para atraer a los hombres. Para nosotros, esa no es una opción. Estos modelos son para que se sienta bien la clienta. Quizás nadie los verá o tal vez subirán sus imágenes a Instagram para que todo el mundo lo vea”, afirma Bailys, una de las creadoras de la firma Me and You, cuyas braguitas se caracterizan por ser grandes. Su Instagram está plagado de fotos de usuarias que se inmortalizan con los modelos XL de la marca, cuyo lema es que ser sexy reside en estar cómoda.
Chloë Sevigny aparece en la portada de L´Officiel con braguitas de Hello Beautiful, una firma cuya lencería es también se caracteriza por ser grande, y Miranda Kerr aparece en Vogue Corea con unas bragas maxi. Cuando el diseñador Isaac Mizrahi debutó en la lencería, publicó en The Cut las siguientes declaraciones: “Las braguitas pequeñas pueden ser sexis, pero también las grandes”.
El mensaje final es que, por fin, más es más. Mucho más.
La moda de las transparencias ha traído consigo una tendencia inesperada e incluso paradójica: las braguitas XL. La lencería en clave maxi se ha convertido en el elemento que actúa como calmanteen esos looks en los que el exhibicionismo reclama su sitio. Sin ir más lejos, Kim Kardashian acaba de posar en los CFDA con un vestido transparente de Proenza Schouler bajo el que se ven unas braguitas de tamaño -casi- hiperbólico.Mientras que el cine mainstream se empeña en hacer de las braguitas grandes una prenda de la que reírse (no olvidemos a Bridget Jones), las películas menos comerciales (al menos, en su planteamiento) elevan los modelos L al olimpo de la sensualidad gracias a esa inolvidable imagen de Scarlett Johansson en Lost in Translation. Pero¿cuál es el cambio más notable enla lencería actual? Precisamente que muchas firmas ya no quieren hacer que sus prendas resulten sexis, sino cómodas. Incluso la alfombra roja se ha convertido en una pasarela idónea en la que presumir de braguitas maxi.
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