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Penélope Cruz y el debut de las gemelas de Julio Iglesias: una gala MET con sabor latino
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EL EVENTO MÁS EXCÉNTRICO DE NUEVA YORK

Penélope Cruz y el debut de las gemelas de Julio Iglesias: una gala MET con sabor latino

El gusto por el disfraz también estuvo presente en este evento que mezcla la moda con la excentricidad. La actriz madrileña y las dos hijas del cantante fueron presencias destacadas

Foto: Victoria y Cristina Iglesias en el MET de Nueva York. (Getty)
Victoria y Cristina Iglesias en el MET de Nueva York. (Getty)

La alfombra roja del año se convirtió, por partida doble, en la alfombra roja de los 18 años: los de Cristina y Victoria Iglesias, las famosas mellizas de Julio Iglesias, quienes vivieron un auténtico bautismo no de fuego sino de plumas con una madrina de lujo: Anna Wintour. Siendo que su padrino al nacer fue Oscar de la Renta, no pudieron más estar como en el patio de su casa en esta gala MET, que se maridó una vez más con la exposición tradicionalmente más lucrativa del museo Metropolitano de Nueva York. Allí, frente a los fotógrafos de todo el mundo y bajo la mirada de los fashionistas más exigentes, desplegaron las tablas del padre y la belleza serena de la madre, la holandesa Miranda Rijnsburger. Enfudadas en plumas, resumían uno de los mensajes más claros de esta edición: que el relevo generacional ha llegado aquí para quedarse y que las nuevas Iglesias vienen pisando fuerte, dejando atrás a Enrique, Julio José y a Chábeli.

Su presencia encabezaba un ejército de estrellas españolas o latinas que reinterpretaron con sangre caliente el hilo conductor de la noche, que no era sino un throwback en toda regla: ese camp que Susan Sontag definió en 1964 como una mezcla entre lo vulgar y lo elegante marcada por la ironía y el buen-mal gusto y que en el vestíbulo de la gala era resumido con una apoteosis de flamencos rosas gigantes. Las plumas fueron tomadas por las Iglesias como excusa para brillar en ese mundo en technicolor al estilo melodrama de Douglas Sirk.

placeholder Jennifer Lopez en pleno apogeo MET. (Cordon Press)
Jennifer Lopez en pleno apogeo MET. (Cordon Press)

El colectivo latino, en cambio, había tirado en general por lo metálico. Jennifer Lopez se lanzó a los brillos plateados en una reinvención del estilo Cotton Club (en concreto, al look de Diane Lane en la película del mismo nombre) y Salma Hayek se retrotrajo al look emperatriz con un toque péplum, aunque su apuesta, firmada por Gucci, quedó un poco diluida por haber sido llevada al paroxismo minutos antes por Billy Porter, que desplegó alas doradas y fue traído por musculosos esclavos. La mexicana Thalía se envolvió en un cucurucho de purpurina remachado con un moño que parecía peinado con una manga pastelera y Maluma también se entregó a la plata, con un traje escamado que daba un toque deluxe a sus raíces reguetoneras. Penélope Cruz, en cambio, hizo caso omiso de la etiqueta y apareció bellísima, pero fuera del guion, en la antítesis del apocalipsis colorista que marcó la noche: con un elegante vestido de Chanel de 1987, diseñado en blanco y negro, con cuello halter y caída geométrica que solo se permitía una flor blanca y un lazo negro en el escote. Flequillo y pelo recogido, porque ella lo vale.

placeholder Penélope Cruz. (Cordon Press)
Penélope Cruz. (Cordon Press)

Es cierto que se agradeció en medio de un espectáculo que a veces bordeó la fiesta de disfraces. En busca de esa 'camp-anada' de la noche, algunas se pasaron de frenada. Puede darse por aludida Katy Perry, vestida por Moschino de lámpara de varios pisos y que pedía a gritos los memes que no se hicieron esperar. O Cardi B llegando con una especie de réplica del famoso vestido de la tortilla de patata de Rihanna, pero esta vez en rojo pasión y firmada por Thom Browne. Todas palidecieron, no obstante, con la llegada de una de las madrinas de la noche, Lady Gaga, que a falta de uno lució, cuatro modelitos en apenas unos minutos en lo que no fue una llegada, sino una performance en sí misma: pasó de un inmenso Brandon Maxwell fucsia jaleado por un séquito de hombres con paraguas (en clara referencia al icono camp 'Los paraguas de Cherburgo') a un modelito negro, luego volvía al fucsia y montaba un numerito de mimo con un bolso-teléfono móvil carpetovetónico, y acaba semidesnuda y arrastrándose por el suelo. ¡Brava! Era solo el principio de la noche y ya dejaba el pabellón bien alto.

placeholder Lady Gaga en el MET. (Cordon Press)
Lady Gaga en el MET. (Cordon Press)

Anna Wintour, que apareció vestida de Chanel como siempre, aunque empujó su tendencia sobria con unas alas gigantes por hombreras, sabía bien lo que hacía al nombrarla anfitriona de la gran noche. La otra madrina era la tenista Serena Williams, que no renunció a sus raíces deportistas luciendo unas Nike amarillas como complemento a su emperifollada elección en ese mismo color. Y el ojo clínico de Wintour para entender lo que está pasando en el mundo de la moda dio en el clavo con la elección del tercer padrino: Harry Styles.

El cantante de 'Sign of the Times', efectivamente, dio en el clavo con el signo de los tiempos y apostó por un look totalmente gender fluid que hizo sensación: una blusa negra de tul transparente y chorreras, esmalte en las uñas y un voluminoso pendiente demostraron que la era del esmoquin para hombres está más que enterrada y la nueva masculinidad clama sus fueros. El artífice de tanta fluidez era Alessandro Michele, totalmente en su salsa después de que lo camp haya sido, junto con lo bohemio, su gran apuesta al frente de Gucci. Así, Jared Leto, otro embajador de la extravagancia masculina, también apostó por esta firma y recuperó la impactante idea de venir con su propia cabeza en reproducción hiperrealista como complemento de mano, además de lucir un operístico traje de cuello de cisne con pedrería a gogó. Ezra Miller, James Charles y Darren Criss reforzaron la apuesta por la fluidez.

placeholder Jared Leto. (Cordon Press)
Jared Leto. (Cordon Press)

No solo la masculinidad se reciclaba en la gala. Además, un claro llamado al relevo generacional. Lo camp convocó a fundadoras del género como Joan Collins y muchos utilizaron como ejemplo gráfico de lo que significa esa esquiva palabra mostrando el modelito de la siempre al borde de lo hortera Céline Dion –que eligió un Oscar de la Renta lleno de flecos combinado con un tocado de larguísimas plumas-, pero lo cierto es que se notó un repliegue de tropas en la guardia clásica del evento: ni Sarah Jessica Parker, ni Madonna ni Beyonce hicieron acto de presencia, mientras el clan Jonas -Nick con Priyanka Chopra y Joe con Sophie Turner, ambos de Louis Vuitton- y el clan Kardashian se desplegaban casi al completo.

placeholder Joe Jonas y Sophie Turner. (Cordon Press)
Joe Jonas y Sophie Turner. (Cordon Press)

Kim llegó con un diseño efecto mojado de Thierry Mugler, Kendall Jenner se convirtió en una llamarada de Versace en naranja, de la mano de la pequeña Kylie, en lila. Y la matriarca, Kris, lució peluca platino para abarcar toda la escala cromática. ¿Será esta, mal que nos pese, la versión 2.0 de lo camp? Si Susan Sontag levantara la cabeza…

La alfombra roja del año se convirtió, por partida doble, en la alfombra roja de los 18 años: los de Cristina y Victoria Iglesias, las famosas mellizas de Julio Iglesias, quienes vivieron un auténtico bautismo no de fuego sino de plumas con una madrina de lujo: Anna Wintour. Siendo que su padrino al nacer fue Oscar de la Renta, no pudieron más estar como en el patio de su casa en esta gala MET, que se maridó una vez más con la exposición tradicionalmente más lucrativa del museo Metropolitano de Nueva York. Allí, frente a los fotógrafos de todo el mundo y bajo la mirada de los fashionistas más exigentes, desplegaron las tablas del padre y la belleza serena de la madre, la holandesa Miranda Rijnsburger. Enfudadas en plumas, resumían uno de los mensajes más claros de esta edición: que el relevo generacional ha llegado aquí para quedarse y que las nuevas Iglesias vienen pisando fuerte, dejando atrás a Enrique, Julio José y a Chábeli.

Gala MET Penélope Cruz
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