El hijo pequeño de Bernard Arnault ya trabaja en LVMH

Para sorpresa de nadie, el hijo más joven de Bernard Arnault ha seguido los pasos de sus hermanos al pasar a formar parte del conglomerado de lujo LVMH para convertirse en el director de marketing y desarrollo de producto de relojes. Desde las oficinas centrales parisinas, así como desde uno de los enclaves de producción de relojes del equipo, La Fábrica del Tiempo, en Suiza, Jean Arnault, a sus 23 años, se encarga de la supervisión de producción de relojes, un puesto en el que ha de comunicar resultados a la directora de relojes y joyas de Louis Vuitton, Catherine Lacaze. El joven está involucrado en la cadena de valores y se encarga de definir estrategias, el desarrollo de producto, la innovación y los lanzamientos de retail.

Con su nuevo puesto, Bernard Arnault puede presumir ya de que todos sus hijos forman parte del negocio del lujo. Antoine Arnault es CEO de Berluti y director de comunicación, imagen y medioambiente de LVMH; Alexandre Arnault es vicepresidente ejecutivo de producto y comunicación en Tiffany & Co., y Delphine Arnault es vicepresidenta ejecutiva de Louis Vuitton. Por más que el que su apellido, no lo neguemos, ha tenido mucho que ver en su nombramiento, lo cierto es que tras cursar con honores bachillerato científico en la escuela privada de París Saint Louis de Gonzague-Franklin, Jean Arnault obtuvo un máster en matemáticas financieras del Instituto de Tecnología de Massachusetts, así como un máster en ingeniería mecánica del Imperial College London. Jean también ha sido becario de la empresa de inversiones Morgan Stanley, del equipo de Fórmula 1 de McLaren, ha sido asociado de ventas de Louis Vuitton y ha prestado sus conocimientos en el mundo de los relojes en el Instituto de Investigación de Tag Heuer, marca de la que su hermano Frédéric Arnault es CEO.

Es complicado pensar en los Bernault sin que la serie 'Succession' aparezca en nuestra mente, y por eso los hermanos se esfuerzan siempre en ahondar en el valor de su trabajo intentando (sin éxito) dejar de lado a la familia. Cuando hace poco ‘The New York Times’ entrevistó a Frédéric, realizó un perfil sobre él en el que se asegura que, pese a confesar que jamás sintió presión por parte de sus padres, fue educado para convertirse en el CEO de TAG Heuer. Hasta aquí nada sorprendente, lo sabemos, aunque lo que sí llama la atención es que Stéphane Bianchi, que poco después fue nombrado director ejecutivo del negocio, explicó al medio que su padre, Bernard, le pidió que le comunicara cuando Frederic estuviera preparado para ocupar su cargo.

“Si crees que jamás va a estarlo, dímelo también”, dijo Bernard Arnault. El que sea CEO de la firma de relojes nos hace pensar que Stéphane nunca pensó que Frederic no estuviera listo, pero con esas declaraciones se indica (o se intenta hacerlo) que la familia que rige LVMH se mueve por su talento, no por su apellido. Tenía 25 años cuando logró su puesto y Alexandre tenía 24 años cuando fue nombrado CEO de Rimowa, por lo que en esta 'Succession' de la moda, quieren hacernos ver que el apellido no importa, y al parecer la edad, tampoco.