Por qué la ausencia de alfombra roja en los Globos de Oro es un insulto a la moda
Los Globos de Oro se han celebrado, de acuerdo, pero el que hayan prescindido de alfombra roja para hacerlo marca un antes y un después
Los Globos de Oro se han celebrado, de acuerdo, pero el que hayan prescindido de alfombra roja para hacerlo marca un antes y un después en la industria del espectáculo. Los amantes del cine quizás no echen de menos esas horas previas repletas de glamour, pero que nadie piense que la pasarela que sirve de antesala a las entregas de premios es una mera frivolidad, porque la red carpet tiene un papel esencial en el engranaje de la industria de la moda.
Nos habíamos acostumbrado a que en un intento por darle una segunda oportunidad a estilistas y marcas, las galas de cine entregaran los premios a los galardonados en vídeos que capturaban a los afortunados vestidos de gala en sus suites, una oportunidad para que al menos los profesionales de la industria de moda pudieran brillar.
Algunos estilistas incluso no quisieron ocultar la oportunidad que este tipo de vídeos les daba de asegurarse de que sus clientas estuvieran perfectas. Ellas se encargaban de subir a sus redes sociales imágenes del look, que al no haber pasado por la alfombra roja, tan solo podía ser visto a través de sus perfiles. De esta forma, ni malas muecas, ni arrugas no deseadas en los vestidos ni ningún otro traspiés tenían cabida en unas instantáneas que pasaban a formar parte del porfolio de estilistas, maquilladores y marcas.
Sin embargo, cuando esta madrugada hemos visto a la actriz de ‘Pose’, Michaela J. Rodríguez, celebrar su Globo de Oro enfundada en una camiseta básica de algodón anudada en un directo de Instagram, lejos de darnos ternura, nos ha dado mucha lástima.
¿La razón? Porque el que la gala le haya negado a la moda la oportunidad de brillar demuestra que no valora el papel que la industria tiene también en el cine. Los Globos de Oro llevan tiempo poniendo a prueba al mundo de la moda. Cuando el movimiento del #MeToo impuso un ‘black dress code’ repentino, los estilistas tuvieron que lograr, el tiempo récord, cambiar los outfits que llevaban semanas orquestando y preparando para encontrar diseños negros que gustaran a sus clientas, que convencieran a las marcas y que no echaran por tierra los contratos millonarios que en muchas ocasiones son los que se esconden tras los looks.
El año pasado los premios se celebraron de forma virtual, y los profesionales de la moda desplegaron sus mejores armas de estilo para que las actrices estuvieran deslumbrantes. Joyas de alta gama, peinados dignos del Hollywood clásico y vestidos de alta costura encontraron en las habitaciones de hotel o en los jardines de las actrices sus nuevas alfombras rojas.
Este año, el repentino giro de guion no solo no ha permitido a las marcas brillar, sino que habrá supuesto para los estilistas una bofetada a su trabajo. Probablemente llevaban semanas creando looks de ensueño, por lo que el que de un día para otro se diera a conocer la noticia de que no habría alfombra roja, ni tan siquiera una entrega virtual en la que los galardonados pudieran agradecer los premios como es debido, es una induscutible y preocupante señal de hartazgo.
Parecía que la moda estaba encontrando siempre la forma de salir a flote pese a que el coronavirus no para de ponerle la zancadilla (la última ha sido la cancelación de sus desfiles de Giorgio Armani, y se espera que ese gesto tenga un temido efecto dominó), pero la negativa de los Globos de Oro a celebrar demuestra que estamos ya cerca de tocar fondo.
También deja claro que no se respeta a una industria que encuentra en la alfombra roja al escaparate perfecto en el que brillar y en el que el mundo de la alta costura encuentra su justificación. Sin red carpets en el panorama… ¿Qué sentido tiene una industria que vive tanto de sueños como de experiencias? Cuando los Oscar dejaron claro el dress code en su regreso al mundo físico el año pasado, muchos se echaron las manos a la cabeza al tachar al comunicado de elitista. Sin embargo, en realidad las exigencias impuestas no eran un gesto snob, sino de respeto a la industria de la moda.
El dress code era “una fusión de lo inspiracional y lo aspiracional, lo que quiere decir que es genial si quieres estar, pero lo que no es cool es que lo hagas en clave casual". Chloé Zhao, la directora de ‘Nomadland’, elevó su look de los Globos de Oro, cuando lució una camiseta, y combinó su vestido de manga larga de Hermès con deportivas, sí, pero de la marca francesa.
La cancelación de la alfombra roja de los Globos de Oro nos hace temer que el resto de galas sigan su estela y que este año no contemos con celebraciones. ¿Qué va a ser de los Oscar, de los Goya y, por supuesto, de la gala MET? Lo único que le pedimos a los mandamases es que incluso aunque la alfombra roja física no vaya a tener cabida en sus agendas, no le nieguen a la moda y a los profesionales que trabajan en ella la oportunidad de brillar y, por tanto, de trabajar. Porque en las galas de cine no todo es cine, sino también moda, y si comenzamos a cancelar los momentos de celebración de las tendencias, vamos a terminar sin celebrar absolutamente nada.
Los Globos de Oro se han celebrado, de acuerdo, pero el que hayan prescindido de alfombra roja para hacerlo marca un antes y un después en la industria del espectáculo. Los amantes del cine quizás no echen de menos esas horas previas repletas de glamour, pero que nadie piense que la pasarela que sirve de antesala a las entregas de premios es una mera frivolidad, porque la red carpet tiene un papel esencial en el engranaje de la industria de la moda.