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Este es el otro tesoro (de estilo) que debe gestionar el nuevo rey del Reino Unido
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Carlos III, el gran heredero

Este es el otro tesoro (de estilo) que debe gestionar el nuevo rey del Reino Unido

Ha permanecido más de 70 años a la sombra de su madre, la inolvidable Isabel II, siendo la persona que durante más años ha ostentado el título de príncipe de Gales, pero lo cierto es que no solo es el gran heredero de la finada monarca

Foto: Carlos III de Inglaterra. (Getty)
Carlos III de Inglaterra. (Getty)

Los hombres de la familia real inglesa son, además, iconos de moda desde el siglo XIX, cuando Jorge IV ejerció de padrino de Baeu Brummell, el hombre que dio a conocer el dandismo y que marcó las pautas de la elegancia europea durante el primer cuarto de aquel siglo. No solo eso, el propio monarca fue todo un ejemplo a seguir.

Esa tradición de influir en la moda la continuaría después Eduardo VII, que comparte con Carlos III el saber lo que supone vivir años preparándose para acceder al trono: a él le tocó esperar al deceso de la reina Victoria. En su caso, es a este ilustre hombre a quien le debemos el esmoquin, el tweed o la raya del pantalón. Tanto tiempo a la espera de acceder al trono le permitieron años ociosos en los que se dedicó a innovar en el armario masculino.

Foto: Isabel II. (Getty)

Eduardo VIII, el famoso y estiloso duque de Windsor, por su parte, además de ser otro referente de elegancia masculina, fue en el siglo XX quien puso de moda el estampado Príncipe de Gales. Quizás ha sido incluso una inspiración (además de un problema) para el propio Carlos.

De los pañuelos de lunares al kilt

Queda por tanto claro el otro papel, no oficial, que ha jugado Carlos III en la moda masculina. Y lo ha sabido defender como pocos (y eso que lo tenía difícil). El nuevo rey del Reino Unido lleva tiempo figurando entre los hombres más elegantes del planeta gracias a un saber estar que pocos ejemplos de su generación han sabido defender. En su caso, sus famosos trajes cruzados de colores varios, desde los oscuros para el invierno hasta los vivos de verano; su famoso anillo en el meñique o sus corbatas de nudo estrecho han configurado la imagen de la elegancia británica. A eso hay que añadir lo atrevido que resulta cuando, por ejemplo, combina el esmoquin con llamativos pañuelos de lunares o lo bien que le sientan (y defiende) la conocida falda escocesa.

placeholder Carlos III. (Getty)
Carlos III. (Getty)

En su estilo, quizás lo que más sorprenda a día de hoy es su manía por conservar y utilizar zapatos viejos, como el par de 1971 con el que se le ha visto habitualmente. Con remiendos, arrugados o, incluso, con agujeros en las suelas, parece una de las particularidades que tiene el nuevo monarca del Reino Unido, que sostienen ese compromiso medioambiental que tan bien defiende. De hecho, este mantra le ha llevado a colaborar con el Grupo Yoox Net-a-Porter, para desarrollar una colección cápsula enfocada a la sostenibilidad y creada por seis estudiantes italianos de la universidad politécnica de Milán y seis artesanos británicos.

‘Compra una vez, compra bien’, es su lema en cuanto a moda y se lo reconoció en una conversación con uno de los popes de la industria, Edward Enninful. El rey Carlos III durante más de 30 años se ha mantenido fiel a los patrones clásicos que le han aconsejado sus fieles sastres Anderson & Sheppard y Gieves & Hawkes, y ha sido un representante único del más puro estilo británico.

placeholder Carlos III, con kilt. (Getty)
Carlos III, con kilt. (Getty)

Comprar no, arreglar

“Además, soy una de esas personas que odian tirar cualquier cosa. Mientras la ropa siga siendo de mi talla, prefiero repararla o mantenerla, incluso ponerle parches si hace falta antes que desecharla. Cuando te vas haciendo mayor, cada vez es más difícil que la ropa de siempre te quede bien y ya no es tan fácil ponerte lo que tienes guardado en el armario; cuando llegue ese momento me haré ropa nueva, pero mientras tanto arreglaré la que tengo”, declaraba en la misma entrevista en la edición británica de 'Vogue'.

A la hora de lucir uniformes, Carlos III es también todo un ejemplo a seguir. Vista la elegancia que desplegó cuando sustituyó a su madre en la apertura del Parlamento inglés y que no se le resiste ni el uniforme de la Orden de la Jarretera, que ahora liderará, está claro que el nuevo rey puede que no eclipse a su madre, la histórica Isabel II, pero sí que dejará una página escrita en la moda masculina, como lo hicieron sus antecesores, de los que es su mejor heredero.

placeholder Carlos III, en la campiña. (Getty)
Carlos III, en la campiña. (Getty)

Al detalle

Sus trajes de corte clásicos con patrones que no insinúan demasiado la figura, solapas amplias y escotadas, ribetes cuyo largo coincide exactamente con los nudillos de la mano y pantalón sin dobladillo, quizá estas son las características más definitorias de la sastrería que ha lucido a lo largo de su trayectoria como príncipe de Gales.

Aunque ha sido habitual verle con trajes sencillos o chaleco, en los últimos años la imagen más frecuente es el traje de chaqueta abotonada cruzada. Otra de las características que denota su gusto por la moda y por la verdadera elegancia clásica es llevar pañuelo de bolsillo en todo momento. Este complemento es un fiel compañero de todas sus chaquetas. No importa con quién se encuentre o qué país visite, siempre lleva su amplia colección de pañuelos. Las corbatas también son un básico de su armario, especialmente las de estampados rayados y atemporales. El color, usado de una forma muy inteligente, es un complemento frecuente en todos sus atuendos; hay un exceso curioso y a la vez discreto que ha caracterizado cada una de las imágenes que protagoniza. Es curioso cómo adorna las solapas y los ojales sin miedo.

En cuanto a camisería, de Turnbull & Asser, todas son de doble puño y cortadas casi al ras después de los gemelos, siempre sencillos y discretos con un detalle de oro. A veces incluso puede dar la impresión de que se trata de simples puños en los que se ha sustituido el botón por un ojal.

Foto: El príncipe Carlos, en una imagen reciente. (EFE)

Siempre Oxford

Hablemos del calzado, es fiel al clásico Oxford, de Crockett & Jones, en dos variantes: con trajes oscuros y diplomáticos siempre usa zapatos negros y en sus trajes grises prefiere marrones o tonos oscuros de vino. Su único guiño tímido a la modernidad son las pulseras que en alguna foto se pueden adivinar bajo el doble puño.

Quizás lo que más la pueda pesar en ese sentido es el no haber sabido transmitir ese interés por la moda y la elegancia a sus hijos. En la pareja formada por Carlos y Camila, siempre llama la atención el nuevo rey; en la que forman los nuevos duques de Cornualles, Catalina siempre concentra los flashes de las cámaras, frente a un Guillermo mucho más discreto y aburrido que no ha sabido gestionar esa herencia de su padre.

No sabemos si Carlos III se convertirá en un simple monarca de transición, pero lo que nadie le puede quitar ya es su papel principal en la moda de hombre.

Los hombres de la familia real inglesa son, además, iconos de moda desde el siglo XIX, cuando Jorge IV ejerció de padrino de Baeu Brummell, el hombre que dio a conocer el dandismo y que marcó las pautas de la elegancia europea durante el primer cuarto de aquel siglo. No solo eso, el propio monarca fue todo un ejemplo a seguir.

Isabel II
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