Por qué la moda se beneficia de que Jenna Lyons, de J. Crew, se pase a los realities

La noticia de que Jenna Lyons será el nuevo miembro de la décimo cuarta temporada de ‘Real Housewives of New York’ ha dejado sin habla tanto a los fans del reality como al mundo de la moda. Para comenzar, porque la ex diseñadora de J Crew, marca que adoran figuras como Michelle Obama y que bajo su reinado era una de las más exquisitas del mercado, no encaja a priori con los perfiles del elenco del show televisivo, que habitualmente se compone de mujeres oxigenadas y recauchutadas cuya visión de la moda es más ostentosa y barroca. Para continuar, porque la Lyons siempre ha sido una estrella del street style gracias a su irreverente armario, ese que sin duda va a ser completamente opuesto al de sus compañeras.

“Quería daros las gracias de corazón. He recibido los mensajes más impresionantes de muchos de vosotros y me habéis hecho sentir genial. Sé que este ha sido un giro poco usual y sorprendente, pero quiero dar las gracias a los que han sido tan amables”, ha dicho en un vídeo en Instagram. Lyons es conocida en el mundo de la moda por haber estado al frente de J. Crew durante 27 años. En 2008 fue nombrada directora creativa de la marca, y dos años después fue nombrada presidenta. En 2017 abandonó la empresa, y confesó a ‘WWD’ no sentirse cómoda con el acelerado ritmo que la industria de tendencias había tomado.

Dejaba entonces la puerta abierta a un futuro en la moda desde una marca propia, pero en 2020 sacó una colección de pestañas postizas, LoveSeen, y el pasado mes de febrero diseñó una colección de joyas de Mejuri. Su aventura televisiva no será su primera vez, pues en ‘Stylish with Jenna Lyons’ vimos a diferentes diseñadores luchar para formar parte del equipo de diseño de Lyons. Desde modelos hasta diseñadoras, los realities se han convertido en un escaparate para la industria de la moda.

María Escoté es un gran ejemplo, pues no solo es jueza de ‘Maestros de la Costura’, sino que también participa ahora en ‘MasterChef’, una operación que comparte con Eduardo Navarrete. Los diseñadores lucen sus propias creaciones en los programas e incluso visten a algunos de los participantes con ellos, por los que la pequeña pantalla se convierte en un imán de ventas al que es difícil decirle que no.

En la franquicia de las ‘Real Housewives’ hemos visto desde a Yolanda Hadid ver despegar la carrera de sus hijas hasta a figuras que han lanzado sus propias firmas y que gracias al reality consiguen grandes beneficios de unas líneas que jamás habrían tenido semejante éxito de no haber sido por la exposición televisiva.

Los realities sirven a su vez para aumentar aún más la deseabilidad de algunos diseños, algo que ocurre por ejemplo con los Birkin, que siempre se hacen con el protagonismo. Desde programas como ‘Selling Sunset’, en los que las agentes inmobiliarias presumen de comprarse un modelo nuevo cuando consiguen vender una mansión importante, hasta las propias Housewives, que organizan fiestas para comprar bolsos de Hermès, los realities son pasarelas de moda a las que la industria ya no les da la espalda... y ahora las diseñadoras tampoco.