El dominio del 'power dressing' de la primera ministra italiana: el traje Meloni

La polémica Giorgia Meloni ha hecho de Armani su firma de cabecera en su andadura hacia el poder y, por supuesto, en su llegada, pues eligió una camisa blanca acompañada de un traje azul navy para reunirse con Mario Draghi, una camisa negra para posar en su primera fotografía oficial junto al resto de ministros y un traje azulado de la marca en los eventos acontecidos entre ambos momentos.

Desde entonces, no se ha separado de la firma italiana, que se ha convertido ya en una suerte de uniforme para la política. Como señala Vanessa Friedman, esta elección es muy simbólica, pues Meloni quiere redefinir la imagen de Italia en el mundo, por lo que sus elecciones estilísticas no son baladí. Sin duda, Armani es una marca insignia dentro del mundo del ‘power dressing’, aunque Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, ha señalado que cree que la política no tiene en mente una estrategia cuando da forma a sus looks.

Considera que Giorgia se limita a ponerse looks que le agradan y que desconoce el lenguaje de la moda… Antes de las elecciones, la moda no dudó en alzar la voz. Desde Pierpaolo Piccioli de Valentino, que en sus redes publicó un largo comunicado en el que invitaba a los italianos a votar para intentar frenar la eliminación de los derechos adquiridos hasta entonces, hasta Donatella Versace, que escribió “protejamos los derechos que hemos logrado teniendo en mente el progreso y mirando hacia el futuro”, las marcas de moda se posicionaron. Sin embargo, Giorgio Armani no es de los diseñadores que quieren expresar sus opiniones políticas, pues cuando la moda se mostró en contra de Melania Trump, él aseguró a ‘WWD' que su labor como diseñador era simplemente vestir a las personas, una labor que, según él, va más allá de la política.

Pese a todo, en sus redes no ha publicado ninguna imagen de Meloni luciendo looks de la marca. No es la primera vez que una casa de moda se relaciona de forma tan directa con una firma en plena campaña electoral, pues es algo que vimos con Hillary Clinton de la mano de la marca americana por excelencia Ralph Lauren y con Angela Merkel y su inseparable ángel estilístico Bettina Schoenbach. Sí es llamativo el que la política haya abandonado sus diseños lady y la paleta cromática pastel que había abrazado anteriormente, pues al llegar al poder, ha hecho como Kamala Harris al abogar por códigos de vestimenta eminentemente masculinos a los que tantas mujeres han tenido que recurrir al llegar a la cima para reclamar su igualdad ante una mayoría masculina.

“Es curioso que tras tres semanas como primera ministra, sea precisamente hoy (día internacional contra el fascismo) cuando vista una blusa clara… Aunque a ella solo le conste el 9/11 como la caída del muro de Berlín y comunismo. ¡No sabe ná!”, escribe en sus redes sociales Patrycia Centeno, experta en análisis y asesoría en estética política y corporativa y autora del libro ‘Poderío. Liderazgo femenino’.