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El estilo de Kamala Harris en sus 100 primeros días como vicepresidenta
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MODA Y POLÍTICA

El estilo de Kamala Harris en sus 100 primeros días como vicepresidenta

Lo que los looks de la la segunda de a bordo en el Gobierno de Estados Unidos quieren decir

Foto: Kamala Harris. (Getty)
Kamala Harris. (Getty)

Cuando el 28 de abril Joe Biden dio su primer discurso en el Congreso, recordamos lo mucho que la moda sirve para dar los suyos propios. Aunque, por supuesto, las palabras de Joe captaron nuestra atención, no pudimos despegar la vista del traje crema del diseñador Prabal Gurung ni del vestido de Gabriela Hearst de Joe Biden. Un diseñador nepalí-estadounidense y una diseñadora uruguaya habían sido elegidos para una ocasión tan importante no solo por sus diseños, sino por lo que sus marcas y sus nombres simbolizan. Quedó bien claro que la moda sirve ahora para dialogar, reflexionar e incluso gritar cuando es necesario sin necesidad de emplear la voz, y Kamala ha sabido hacerlo a lo largo de sus cien días como vicepresidenta de los Estados Unidos.

No hablamos de una primera dama, sino de un icono político destinado a cambiar la forma en la que los medios hablan de moda. Su estrategia ha consistido en apostar prácticamente por un estilo uniformado (algo que comparte con Steve Jobs y con Barack Obama, pero que en las mujeres se castiga por asociarse con cierta vagancia estilística) en el que los trajes oscuros de firmas como Joseph Altuzarra (con algún sonado tropiezo, como la elección de Dolce & Gabbana como una de sus marcas de trabajo) no sirve para silenciar la moda, sino para que, cuando cambia de atuendo, este llame la atención.

placeholder Kamala Harris. (Getty)
Kamala Harris. (Getty)

Por eso, su traje blanco de Carolina Herrera había sido elegido para hablar bien alto sin abrir siquiera la boca. Hablamos de la mujer que llamó al presidente para comunicarle la victoria electoral enfundada en un look deportivo de Nike. En plena pandemia, este gesto sirvió para que el mundo se sintiera identificado con ella, que no iba vestida de Chanel ni camuflada tras unas amplias gafas y un peinado perfecto, sino que se encontraba como tantos otros estaban en esos momentos: en chándal.

Ahí radica también la cercanía que desprende Jill Biden, cuya imagen comprando dulces en San Valentín con un coletero se hizo viral al considerar sus seguidores que semejante accesorio capilar era un símbolo unificador con el que sentirse identificados.

placeholder Kamala Harris. (Getty)
Kamala Harris. (Getty)

Frente a los Birkin, destinados a presumir de fortuna y de clase, un coletero, al igual que unas zapatillas asequibles, funcionan como elementos destinados a dar la sensación de uniformidad. Al hacer de sus collares y de sus deportivas Converse sus iconos, sus seguidores pueden emular sus looks. Estas zapatillas distan mucho de los tacones de Manolo Blahnik, inaccesibles para la gran mayoría, y mandan el mensaje de estar siempre preparada para actuar, trabajar e incluso correr. Supone un cambio revolucionario en el power dressing. A lo largo del mandato, cada una de sus elecciones de estilo son relajadas y se disponen a no focalizar en la moda su atención, pero cuando aparca su uniforme, le da a su armario un papel relevante y poderoso.

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Kamala Harris. (Getty)

Así lo demuestran las declaraciones de Sergio Hudson, en quien tanto ella como Michelle Obama confían a la hora de vestir, en el podcast 'Well Suited', donde aseguró que el que la vicepresidenta apostara por él fue “una decisión con claras intenciones” que respondía a la vocación de Kamala de apostar por diseñadores negros. “Quería demostrar que abarcamos más espectros que se escapan del urbanwear en la industria de la moda”.

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Kamala Harris. (Getty)

Hudson comenta que el equipo de Kamala le recordó que “ella no es una primera dama” y que están “muy preocupados por la forma en la que viste, porque no quieren que la moda sea lo primero que llame la atención de ella, sino quien realmente es”. Como él dice: “Hay mucho más en juego que la moda”, pero a su vez, Kamala ha demostrado a lo largo de sus primeros cien días que la moda tiene también una inmensa importancia en la política.

Cuando el 28 de abril Joe Biden dio su primer discurso en el Congreso, recordamos lo mucho que la moda sirve para dar los suyos propios. Aunque, por supuesto, las palabras de Joe captaron nuestra atención, no pudimos despegar la vista del traje crema del diseñador Prabal Gurung ni del vestido de Gabriela Hearst de Joe Biden. Un diseñador nepalí-estadounidense y una diseñadora uruguaya habían sido elegidos para una ocasión tan importante no solo por sus diseños, sino por lo que sus marcas y sus nombres simbolizan. Quedó bien claro que la moda sirve ahora para dialogar, reflexionar e incluso gritar cuando es necesario sin necesidad de emplear la voz, y Kamala ha sabido hacerlo a lo largo de sus cien días como vicepresidenta de los Estados Unidos.

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