Ines de la Fressange desfila en el perdón a Balenciaga

La polémica campaña publicada a finales de 2022 ha podido con el poder de influencia de Balenciaga. Relegada a un puesto 11 en el popular ranking que cada año elabora Lyst, la prestigiosa plataforma de búsqueda de moda, donde ahora se sitúan Prada, Gucci y Moncler en el top, la enseña dirigida por el georgiano Demna Gvasalia busca la forma de volver a conquistar a las insiders.

Recordemos que la relación directa de la infancia con los elementos 'bondage' que presentaba la citada campaña causó un revuelo en las redes sociales. "Nos disculpamos sinceramente por cualquier ofensa que haya podido causar nuestra campaña de vacaciones. Nuestros bolsos de peluche no deberían haber aparecido con niños en esta campaña. Hemos retirado inmediatamente la campaña de todas las plataformas", afirmó Balenciaga. Hasta a su musa, Kim Kardashian, no le quedó más remedio que pronunciarse al respecto y posicionarse en contra. "Estoy reevaluando mi relación con la marca, basándome en su voluntad de aceptar la responsabilidad por algo que nunca debería haber ocurrido", dijo la empresaria.

Así, el pasado mes de marzo y en el marco de la Semana de la Moda de París, a Balenciaga no le quedó más remedio que recular, regresar a sus orígenes y exponer una colección prêt-à-porter repleta de piezas tan básicas como elementales. "Creo que mi valía como creador es diseñar un producto, y no ser un ‘showman’. El aspecto provocador de mi trabajo siempre se ha malinterpretado o no se ha comprendido del todo, y ya no tengo ganas de aplicar esa dinámica a mis diseños", dijo Demna Gvasalia en una entrevista.

Con un perfil bajo y discreto, completamente alejado de los focos, la enseña fundada por Cristóbal Balenciaga en 1917 vuelve a la capital francesa para presentar su nueva propuesta 'haute couture' para el otoño-invierno 2023/2024.

Con un feed en Instagram en blanco, una costumbre que la marca aplica cada vez que se acerca un show de moda, la única pista de lo que íbamos a ver en París eran unos cuantos stories. La fecha, la hora y el número de la colección, en este caso, la 52. Elementos de costura puros y duros como son un dedal, una cinta métrica y unas tijeras acompañando esos datos nos hacían presagiar que, de nuevo, el georgiano expondría una línea depurada con imprescindibles y no hits.

Localizado en un salón parisino a la antigua usanza, cuando las marcas presentaban las colecciones ante unas pocas clientas privilegiadas, la firma que está intentando recuperar su imagen sólida ha tenido el apoyo de François Pinault, dueño del grupo al que pertenece, en una demostración de apoyo a Demna Gvasalia, su director creativo, un gran disruptor de la última década en cuestiones de moda. Han estado los popes de la moda, entre ellos Anna Wintour o Derek Blasberg; el perdón ha llegado en forma de rostros conocidos. Si el sector fue capaz de olvidar el desliz de Kate Moss, cómo no iban a olvidar una campaña desafortunada.

En esta colección la firma ha dado especial relevancia a la línea diseñada para hombre que estaba más cercana al prét-â-porter que a la alta costura: prendas denim, jerséis de punto de cuello alto, abrigos oversize, esa silueta que Demna adora. Vestían a unos modelos que caminaban con una lentitud especial para que los invitados observaran unos tejidos que tenían tratamientos de texturas únicos que emulaban esculturas.

Uno de los primeros looks femeninos con lunares ha tenido a los flecos como protagonistas; el segundo, completamente negro, también. Los hombros de abrigos masculinizados han mantenido las siluetas arquitectónicas de los últimos años de Balenciaga, pero sí que hemos observado un cambio sustancial en lo relativo a la estética comercial, looks monocolor que respiraban un aire de lujo que ha olvidado el 'product placement' con un toque athleisure de los últimos años.

Mariacarla Boscono, Ines de la Fressange y otras mujeres relevantes y maduras de la sociedad parisina han lucido en este salón modelos mucho más comerciales en los que el negro se ha paseado como auténtico protagonista.

El rojo también ha sido uno de los presentes en intrincados, esculturales y voluminosos vestidos. Y un rosa pastel, otros en pink peacock, todos dirigidos a una clienta más madura que la que hasta ahora vestía Balenciaga. El dorado también ha tenido su momento y un impresionante vestido de malla de strass lucido por la top Eva Herzigova descubría un lado más festivo de un Balenciaga casi desconocido y que ha hecho guiños a Rabanne, también con una metalizada. El vestido armadura del cierre solo apto para esas mujeres que quieren epatar al público en la alfombra roja.