Rocacho Plaza: arroces estratosféricos, carnes celestiales y un personal de primera división
En año y medio, Rocacho Plaza se ha convertido en ese punto de encuentro indispensable para disfrutar de una cocina tradicional con producto de alta calidad en un ambiente perfecto. ¿Claves del éxito? Pasen y lean
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En apenas año y medio, Rocacho Plaza se ha convertido en ese punto de encuentro indispensable para quienes quieren disfrutar de una cocina tradicional con producto de alta calidad en un ambiente perfecto. ¿Claves de este éxito? La atención impecable, lo que viene siendo un grupo de profesionales de primera —encantadores y eficientes— empeñados en hacer disfrutar al comensal.
Una de esas coreografías perfectas que en Madrid empiezan a escasear por culpa del boom gastronómico, los salarios mínimos interprofesionales, los yo ciegos —por favor, que alguien le advierta al jefe de sala del restaurante clon de moda que pone caras de asco al recibir— y la fiebre de los pinganillos que, lejos de coordinar, parecen servir para todo lo contrario. Porque salir a celebrar no debería convertirse jamás en una mala experiencia.
Dicho todo esto: Rocacho Plaza es ese paraíso en el que ocurre todo lo contrario. Maravilla, pues. Ubicado en la plaza del Marqués de Salamanca, mantiene la esencia del Rocacho original, pero con una propuesta más informal que pone el foco en el aperitivo, las brasas y los arroces, también en versión individual.
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Un elegante restaurante, perfectamente iluminado, que cuenta con distintas zonas para todos los momentos del día. Desde el comedor con mesas bajas hasta sus terrazas acondicionadas para disfrutar sin prisas, pasando por la sala con mesas altas y una gran barra, ideal para un picoteo rápido o una comida más distendida.
En Rocacho Plaza, la cocina funciona sin interrupciones entre las doce del mediodía y las once de la noche, lo que lo convierte al lugar en un refugio perfecto para quienes buscan comer a cualquier hora, solos o en grupo.
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Arroces sin mínimo de comensales
Hasta hace poco, disfrutar de un buen arroz en restaurantes de nivel requería ir acompañado. Rocacho Plaza ha roto con esta norma: sus arroces y fideuás pueden pedirse en ración individual en la barra y las mesas altas. Como siempre, se preparan con caldos cocinados a fuego lento durante más de siete horas.
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Entre las opciones, destacan tres paellas: señoret —con gamba y langostino pelados—, de cigalas y alcachofas y de pollo campero con verduras de temporada. También, arroz con carabineros, arroz negro con sepia y alioli y tres fideuás: de marisco, de carabineros o con tinta de calamar, carpaccio de gamba roja y alioli.
Carnes de primera división
La carta, diseñada por el chef Jairo Soria, mantiene los clásicos del Rocacho original y suma una selección de tapas y raciones para compartir. Entre los imprescindibles están la ensaladilla, las croquetas —de gamba roja o flor de cecina—, los torreznos de Soria, el bombón de txangurro, los tacos —de ceviche de corvina, molleja de vaca o cangrejo de cáscara blanda—, los rocachitos de bacalao con alioli y los embutidos prémium de buey.
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En el apartado de carnes, las piezas de El Capricho siguen siendo protagonistas. Desde chuletas de vaca madurada —de 90 y 40 días— hasta cortes adaptados al número de comensales, además de costillas, solomillos y hamburguesas. También hay platos de cuchara y guisos de temporada, que cambian según mercado y pueden verse en la vitrina junto a la barra.
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Rocacho Plaza cuenta con una cuidada bodega en la que destacan siete referencias de tintos, cinco blancos, un rosado y tres espumosos, incluido el champagne Taittinger Brut Réserve. Además, los amantes de los destilados pueden elegir entre una selección de las etiquetas más exclusivas del mercado, disponibles por botella, en vaso old fashioned o incluso en formato shot.
¿Qué más decir? Nada, que nos encanta Rocacho Plaza.
En apenas año y medio, Rocacho Plaza se ha convertido en ese punto de encuentro indispensable para quienes quieren disfrutar de una cocina tradicional con producto de alta calidad en un ambiente perfecto. ¿Claves de este éxito? La atención impecable, lo que viene siendo un grupo de profesionales de primera —encantadores y eficientes— empeñados en hacer disfrutar al comensal.