Aitor Albizua: “La comparación con Jorge Javier me queda muy grande. Firmaría ahora mismo por tener una carrera como la suya”

De pronto, la carrera profesional de Aitor Albizua (Arrigorriaga, Vizcaya, 1992) se ha disparado como un cohete, pero su interés y su curiosidad por informarse de todo lo que ocurre a su alrededor viene de lejos. Tras licenciarse en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, y como muchos otros colegas de profesión, se curtió en la radio como periodista todoterreno.

Comenzó su carrera como becario en la Cadena SER donde trabajó en 'Hoy por hoy' y 'Hora 25' con Ángels Barceló. Consiguió dar el salto a la televisión en Euskal Telebista (ETB) y hace menos de tres años aterrizó en TVE presentando el concurso 'El comodín'. Después vinieron 'La noche del Benidorm Fest', los especiales de Telepasión y Eurovisión, y la versión renovada del legendario concurso 'Cifras y letras' en La 2, con el que presenta batalla —con más de medio millón de espectadores diarios— a los otros colosos del access prime time televisivo, el que va del telediario hasta el prime time de la tarde-noche.

Convertido definitivamente en el nuevo chico de moda de la renovada TVE —"Poco a poco me voy acostumbrando a ser un rostro popular”—, el periodista vasco ha sido el elegido para hacer tándem con Inés Hernand y María Patiño presentando el programa de tarde 'La familia de la tele', inspirado en el archifamoso 'Sálvame' y con el apoyo de Belén Esteban como colaboradora superstar. ¿Fecha de estreno? Mañana martes 22 de abril en La 1.

“El vértigo no me lo quita nadie. Me siento como si estuviera a punto de subir la primera cuesta de la montaña rusa. Pero me va la marcha”

“'La familia de la tele' es un sueño que no sabía que tenía y que se ha hecho realidad. No tenía ni idea de que quisieran contar conmigo, pero cuando me lo ofrecieron dije que sí inmediatamente. Desde el primer momento me fascinó la forma en que este equipo —La Osa Producciones— vive la tele, tan entusiasta, tan concienzuda. Ahora estoy expectante y muy emocionado. Eso sí, el vértigo no me lo quita nadie. En estos momentos me siento como si estuviera poniéndome el cinturón de seguridad a punto de subir la primera cuesta de la montaña rusa. Pero me va la marcha”, afirma sin titubeos.

PREGUNTA. ¿Puedes estar media hora sin referirte a la televisión?

RESPUESTA. Y una hora, también. ¿Por qué me preguntas eso?

P. Porque últimamente la tele acapara casi todo tu tiempo.

R. Vivo un momento de privilegio absoluto, lo sé. Tengo la inmensa suerte de que me estén dejando aprender mientras trabajo. Es verdad que la tele es un medio que abduce, genera mucho interés y hasta cierta fascinación, pero eso también pasa en otras profesiones. De ahí a que acapare todos mis pensamientos, va un abismo. Tengo mil conversaciones con mi pareja y mis amigos de las cosas más comunes que te puedas imaginar. (Risas). Y así debe ser.

P. ¿De pequeño ya eras un 'friki' televisivo?

R. Pues sí, siempre me ha gustado devorar programas de televisión. Uno de mis recuerdos favoritos de infancia era salir de la ikastola por la tarde, llegar a casa y ver con mi madre el magazine de entonces de Euskal Telebista mientras me comía un bocadillo y hacía los deberes. Aquello tan tradicional de la merienda en familia. Me fascinaba ver cómo se contaban las cosas. Y sigo igual. Veo todos los programas de la tele que puedo, veo 'La Revuelta', 'El Hormiguero', 'Pasapalabra', 'El Cazador', 'Reacción en cadena', 'Saber y ganar'… Siempre aprendo algo. A veces, hasta veo programas en diferido. Televisivamente, me lo como todo.

“Otra cosa es meterme en polémicas o discutir subiendo los decibelios. En ese terreno me manejo peor. Pero no me preocupa. Ya veremos”

P. Hace años te sentías un privilegiado por trabajar de becario en la SER. Entonces ni siquiera soñabas con la tele.

R. Me da un poco de vértigo pensarlo, la verdad. Todo ha sido un cúmulo de suerte y casualidades. De hecho, nunca mandé un currículum para trabajar en la tele como hacían muchos de mis amigos, nadie me enseñó a trabajar en la tele. Yo solo soñaba con tener curro y lo único que me amparaba era el background aprendido en la SER. Cuando pisé un plató de televisión por primera vez solo me decían: “Habla a la cámara como si fuese tu abuela. Sé tú mismo”. Y yo decía: “Y eso, ¿cómo se hace?”. Al final, uno va aprendiendo a base de tropezones.

P. Intuimos que este nuevo programa te exigirá ser más espontáneo, más movedizo, menos convencional. ¿Encajas en este retrato?

R. Absolutamente, aunque seguro que me sorprenderé a mí mismo. La espontaneidad requiere mucho esfuerzo, pero apenas se valora. No soy un presentador perfecto, no ensayo el gesto ni modulo la voz, pero me gusta escuchar a quien tengo enfrente y me interesa todo lo que pase a mi alrededor. Otra cosa es meterme en polémicas o discutir subiendo los decibelios, en ese terreno me manejo peor. Pero no me preocupa. Ya veremos.

P. Belén Esteban, Kiko Matamoros, Lydia Lozano… ¿No tienes miedo de que estos 'monstruos de la tele' terminen devorándote?

R. Nada, ningún miedo. Oigo hablar de guerra de egos y, la verdad, yo no le he percibido así, ni creo que sean tan exacerbados. Mira, hasta hace muy poco, cuando les veía en su programa 'Ni que fuéramos' pensaba: “Quiero estar ahí”. Hacen televisión sin estigmas, sin tapujos, y son supernaturales y divertidos. Además, admiro mucho su capacidad para renacer. Si quieres que sea más concreto, me quedo con la ternura de Chelo García Cortés, la timidez inesperada de María Patiño —la imagen que tenía de ella era la de una mujer arrolladora, que también lo es— y el sentimiento protector de Belén con todo el mundo.

P. María Patiño te confundió con Jordi Hurtado. Mal empezamos.

R. No, no, fue un honor que me confundera con él. Creo que todo pasó en una entrevista donde le preguntaron por el presentador de 'Cifras y letras' y ella empezó a referirse a Jordi como si nada. Nos hemos reído mucho con esa historia.

“Jorge Javier es un crack, un referente que podría guiarme en este y en otros muchos programas”

P. ¿El espíritu de Jorge Javier te guiará en esta nueva aventura?

R. ¡Ah, pues no me importaría! Jorge Javier es un crack, un referente que podría guiarme en este y en otros muchos programas. Le admiro porque ha creado una nueva forma de hacer tele, por su dominio del plató y por cómo consigue hacer fácil lo complicado. La comparación con él me viene muy grande, pero si todo lleva a que, en unos años, pueda tener una carrera tan brillante como la suya, ¿dónde hay que firmar? Ahora, asombrosamente, me toca competir con él y eso me hace mucha ilusión.

P. Si le tuvieras delante, ¿qué le preguntarías?

R. ¡Ah, pues no sé! Hemos coincidido en algún evento, pero nunca hemos hablado. Si se diera la situación, creo me interesaría más conversar con él de la vida que de la tele.

P. ¿Qué tal te llevas con los audímetros?

R. Por suerte, mi estado anímico no depende de las audiencias; sin embargo, suele ser mi primer pensamiento cuando me levanto, ¿para qué voy a engañarme? Entreno de siete a ocho y justo cuando vuelvo del gimnasio ya estoy recibiendo el primer informe del día anterior. Me fijo detenidamente en los datos, los analizo, pero no me obsesiono. Mi sentido de la autocrítica me dice cuando me equivoco. Por otra parte, sigue pareciéndome injusto medir la calidad de un profesional, de un programa basándonos en un share.

P. ¿Cuál es tu baza definitiva en la 'guerra catódica'?

R. La naturalidad. Me dicen: “Eres tal cual en la tele y fuera de foco”, y eso es justo lo que no quiero perder. También tengo cierta mano para improvisar. Eso lo aprendí en la radio. Son muchas las cosas que pueden pasar en un programa y hay que saber resolverlas sobre la marcha.

“Para mí ganar es vivir tranquilo, seguir teniendo trabajo, hacer lo que me gusta y que mis jefes estén contentos conmigo”

P. ¿Eres competitivo, o el oficio te ha hecho serlo?

R. No me dedico a esto para competir. Para mí ganar es vivir tranquilo, seguir teniendo trabajo, hacer lo que me gusta y que mis jefes estén contentos conmigo. Tengo un fuerte sentido de la responsabilidad que me exige devolver la confianza que depositan en mí.

P. Audiencias notables, presentaciones televisivas multitudinarias: ¿qué haces para no caer en la tentación de vanagloriarte?

R. Mira, media hora antes de salir de casa para hacer esta entrevista he puesto una lavadora, he tendido la ropa y he dejado escrita la lista del supermercado, ¿se te ocurre algo menos glorioso? Todo es circunstancial y el éxito pende de un hilo.

P. Tu arma secreta frente a un invitado que no da juego es…

R. Sacar los fuegos artificiales, hacerle sentir cómodo y mirarle siempre a los ojos para que la conversación no pierda calor.

P. Para ser un rostro cada vez más reconocible, haces poca vida de famoso.

R. La fama es algo que estoy aprendiendo a gestionar. Alguna vez me siento observado por la calle y me da cierto pudor, pero ahí se queda. No me gusta la vida de famoso. Me gusta más ver una peli el viernes por la noche en mi cine favorito que acudir a un estreno VIP, no me gusta comprar cosas caras, prefiero invertir el dinero en un viaje con mi pareja que dejarme ver en los sitios de moda. Soy feliz así.

“Me importa muy poco la vida privada de la gente. Voy a tener que ponerme las pilas porque estoy superperdido”

P. ¿Cuál es tu personaje del corazón favorito?

R. Ninguno, soy cero mitómano y me importa muy poco la vida privada de la gente. Vamos, nada. Creo que ahora voy a tener que ponerme las pilas y aprender más de este mundo porque estoy superperdido.

P. ¿Alguna celebridad a la que te gustaría conocer?

R. Sí, a la Princesa de Asturias, para preguntarle que tal está, regalarle un nuevo biquini y decirle que no tiene que importarle nada que le hagan o no una foto. Le diría: ”Tranquila y todo para adelante”.

P. ¿Qué oficio desempeñarías si no fuese el actual?

R. Seguramente sería barista, me pasaría todo el día preparando deliciosos cafés de especialidad por los que pagas como si fueran lingotes de oro. ¡Qué gozada! (Risas). De hecho, si esto de la tele acaba, tengo pensado abrir mi pequeña cafetería y vivir tranquilito.

P. Finalmente, dinos, ¿qué es lo que más añoras de tu adorada Euskadi?

R. El mar. Cuando me siento agobiado, me planto un rato frente al Cantábrico y ya nada me parece tan terrible. ¡Magia!

Agenda de ocio compartida

Un hotel muy recomendable

"Arenas del Mar, en la reserva natural de Manuel Antonio, en Costa Rica. Incrustado sobre un acantilado, en plena naturaleza y con varios caminitos que llevan directamente a la playa, es un verdadero sueño. Aunque llueva”.

Para tapear entre amigos

“La Falda, una taberna desenfadada de donde no puedes irte sin probar su tortilla de patata y la ensaladilla rusa, y La Fisna Wine Bar, una vanguardista boutique del vino; ambos en Lavapiés. Para disfrutar de un buen cocido y de comida casera de toda la vida, Casa Fidel, en Malasaña”.

Una de pintxos

“Siempre por el casco viejo de Bilbao y con parada en bares como Charly, Víctor Montes o Gure Toki; sus pintxos son deliciosos. Si voy a Donosti, siempre me paso por Zabaleta para disfrutar del mejor pintxo de tortilla de la ciudad”.

Un italiano de confianza

“Mandarosso, en pleno centro de Madrid. Su carbonara es irresistible, igual que su risotto al funghi con setas y queso italiano”.

Una librería especial

"Suelo comprar en Enclave de Libros, en Madrid, una librería comprometida de barrio que organiza pequeños eventos y talleres. Siempre elijo historias reales que me hagan reflexionar sobre problemas de la actualidad. Ficción leo menos”.