Aitor Albizua: pintxos vizcaínos, escapadas al monte y un concierto pendiente de Lady Gaga

Forjado en la radio como periodista todoterreno, consiguió dar el salto a la televisión en Euskal Telebista (ETB). Hace menos de dos años aterrizó en TVE especializándose, casi por casualidad, pero con notable éxito, en concursos. Actualmente, y tras su paso por el reciente Benidorm Fest, Aitor Albizua (Arrigorriaga, Vizcaya, 1992) consolida su papel de presentador en la televisión pública, situándose al frente de uno de los grandes concursos de la televisión, 'Cifras y letras', para congregar a casi medio millón de espectadores, de lunes a jueves, en el prime time de La 2. Fuera de foco, nos desvela su agenda secreta de tiempo libre.

PARA COMER

Desayuno cinco estrellas: “El de cualquier bar de toda la vida del centro de Madrid. Reivindico el café con leche tradicional y la barrita con tomate y aceite de oliva, sin más pretensiones. Ahora bien, también he caído en la moda de los brunch, donde comer hasta salir rodando, aunque se nos esté yendo la olla con los precios y el postureo. Me gusta mucho ir a Adorado Bar (Mesón de Paredes, 22) para unos buenos huevos con muchas cosas pop y Dale Café (Los Relatores, 22) con cafés inmejorables. Ambos en Madrid. Los días de grabación me tomo en casa un café rápido mientras escucho la radio y chequeo las audiencias y salgo pitando para el curro”.

A mesa puesta: “Me gusta ir a sitios que cumplan con el requisito bueno, bonito y barato. Por eso, recomiendo La Fisna Wine Bar (Amparo, 91), una vanguardista boutique del vino; Juan Raro (Miguel Servet, 7), La Falda (Miguel Servet, 4), una taberna desenfadada donde bordan la tortilla de patata y la ensaladilla rusa, y Los Chuchis (Amparo, 82). Los cuatro forman un cuadrado perfecto en el madrileño barrio de Lavapiés. Ah, y si os gusta el cocido y la comida casera de toda la vida, tenéis que ir a Casa Fidel (El Escorial, 6) con riquísimas recetas de cocina casera, en Malasaña”.

De pintxos: “Mi ruta 10 pasa por el casco viejo de Bilbao. Te sientes en casa y sitios como la Plaza Nueva son apuesta segura con templos como el Bar Charly, Victor Montes y Gure Toki, perfectos para probar la gastronomía de la zona. Cerquita está el mítico Café Iruña (Colón de Larreátegui, 13) con su singular decoración de inspiración mudéjar, que nunca falla. Cuando vivía en Donosti, todas las semanas caía un pintxo de tortilla del Zabaleta (Zabaleta, 51). De las mejores, ¡qué ganas de volver!”.

Viva l'Italia: “Para disfrutar un buen plato de pasta voy al antiguo Nina Pasta Bar, actual, Mandarosso (Santa Ana, 21). Una carbonara de receta original, cualquier cosa que lleve pepperoni o derivados y el típico ‘risotto ai funghi’ con setas y queso italiano ¡y ya soy feliz!”.

Buenos vinos: “No tengo ninguna bodega favorita y, aunque me gusta el vino, no soy ningún entendido. Recientemente, hice un curso de cata, pero sigo igual de despistado a la hora de abrir una carta de vinos. No pongo cara de interesante, me dejo aconsejar. Pero voy a tirar para casa y destaco dos txakolís ricos, ricos. De Bizkaia me quedo con Itsasmendi 7, el favorito de mi familia; y de Gipuzkoa, Txomin Etxaniz, que nunca falta en mi nevera. Tiene que estar bien fresquito. Me gusta tener ese pedazo de Euskadi cada vez que estoy en Madrid”.

Templo gourmet: “No sé si quedan mercados originales de los de toda la vida. En Madrid es imposible improvisar un plan y estar tranquilo en uno. Están demasiado masificados y perfectamente diseñados para los turistas. Suelo ir a menudo al Mercado de San Fernando (Embajadores, 41), en Lavapiés, o al Mercado de Antón Martín (Santa Isabel, 5), por su maravillosa oferta foodie y porque es muy guay el ambiente que se genera”.

PARA COMPRAR

Básicos de moda: “Los compro en el imperio de Amancio Ortega o en cualquier marca de ropa más 'barata'. Más allá de eso, me gusta el estilo de COS (Claudio Coello, 53), sencillez y ropa ancha. Menos mal que el oversize se ha puesto de moda, aunque a los bajitos no nos venga nada bien. Me decanto más por la temporada de otoño-invierno porque permite jugar más con las capas y texturas y, si como prenda favorita, me quedo con un jersey de lana gorda y con una sudadera básica gris con capucha. Hace poco me compré una chupa de cuero, una prenda que hasta ahora no me había atrevido a ponerme. Ya ves qué tontería. La moda masculina, en general, es muy aburrida y tengo prendas que están diseñadas para mujeres. Hay que romper barreras de una vez por todas”.

Complementos de capricho: “No soy de relojes, ni pulseras, ni collares… Hace un año me compré las únicas gafas de sol que tengo y lo único que podría destacar son las zapatillas de deporte; solo voy con zapatos cuando me pongo un esmoquin porque el evento lo requiere. Me gusta comprarme un par de zapatillas y usarlas hasta que se desgasten y me compre las siguientes”.

Shopping relax: “Lo que más me divierte comprar en el mundo son plantas. No se me dan muy bien, pero últimamente compro, mínimo, una al mes. Al no tener hijos ni mascotas, es lo único que me obliga a estar pendiente de un ser vivo; con agua y un poco de fertilizante son felices. Hay veces que el exceso de cariño —en este caso, agua— las termina matando. Para compensar las podo cuando toca y hablo con ellas, solo espero que nunca digan lo que les cuento”.

Hora de lectura: “Compro mis libros en Enclave de Libros (Relatores, 16) una librería comprometida de barrio que además organiza pequeños eventos y talleres. Como lector prefiero historias reales que me hagan darle al coco; reflexionar sobre conflictos o problemáticas reales de la actualidad. No tengo buena relación con la ficción y las historias demasiado fantasiosas. El último libro que he devorado ha sido 'La mala costumbre', de Alana S. Portero. Lectura recomendada por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Tenemos que luchar porque se respeten los derechos de las personas transexuales”.

PARA CUIDARME

En forma: “No estoy en forma. Pasé de ser un cliente perfecto de gimnasios, de esos que pagan y nunca van, a dejar de perder el dinero. Hay veces que la presión social por tener un buen físico me lleva a querer incorporarlo a mi rutina, pero no ha llegado ese momento. Otra cosa es cuidarse, eso sí es importante. Por eso echo de menos las escapadas al monte o rutas de trekking con familia y amigos. Quizás el hecho de llevar una vida muy urbanita no ayuda”.

Aciertos beauty: “He pasado de lavarme la cara con el gel de ducha a preocuparme por la salud de la piel. El maquillaje en la tele es lo que tiene. Me empezaron a salir granos y ronchas rojas que nunca había tenido. Ahora uso productos de Ringana y recientemente he descubierto el sérum CE Ferulic de SkinCeuticals y me encanta. Nunca perdono el protector de 50, haga el tiempo que haga y no uso perfumes ni colonias”.

PARA VIAJAR

Hotel de ensueño: “Arenas del Mar, en Costa Rica, en la reserva natural de Manuel Antonio, mirando al Océano Pacífico, y donde nunca pensé que un día me podría alojar. Un espacio incrustado en plena naturaleza, en un acantilado y con varios caminitos que te llevan directamente a la playa. Allí terminé un viaje reciente y fue un auténtico sueño, aunque lloviera prácticamente toda la estancia”.

Tiempo de juego: “No soy de seguir acontecimientos deportivos. Ahora bien, eso no quita para que la pasión que siente mi familia por el Athletic Club de Bilbao no se me contagie de vez en cuando. Lo vivido recientemente con el triunfo en la Copa del Rey ha sido muy emocionante. Ver a los míos felices entre toda una marea rojiblanca abriéndose paso por la ría de Bilbao fue de película”.

De concierto: “Lo que me gustaría es llegar a tiempo a comprar las entradas. La fiebre por los eventos masivos hace casi imposible conseguir entradas para casi cualquier concierto. Es una locura. Me gustaría ver a Lady Gaga o Adele en directo. Cada uno con sus sueños, oye”.

Viaje pendiente: “Me apetece volver a Japón y China, y descubrir con calma Latinoamérica. Cuando he tenido tiempo no había dinero y viceversa. Ojalá pronto pueda organizar un viaje bonito para ir en familia. No he estado en Roma, por ejemplo. Tengo una lista interminable de lugares pendientes”.

Apasionado de la naturaleza y la vida al aire libre, los viajes transoceánicos y la gastronomía vasca, el futuro inmediato de Aitor Albizua pasa por ser fiel al tono dinámico y ordenado del proyecto que tiene entre manos: 'Cifras y letras', pero “quitándole solemnidad y siendo yo mismo”, advierte. ¿Qué se te da mejor? “Las letras, sin duda, aunque solo sea por todo lo que me gusta leer”.