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Crítica de 'Sirenas': una retorcida Julianne Moore en un culebrón de lujo con pinceladas de 'White Lotus'
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Crítica de 'Sirenas': una retorcida Julianne Moore en un culebrón de lujo con pinceladas de 'White Lotus'

Las actrices y la lujosa factura constituyen lo más interesante de una serie perfecta para ver del tirón, agradable a la vista y (al menos, en un primer visionado) sin más pretensión que la de entretener

Foto: Julianne Moore y Milly Alcock en 'Sirenas', lo nuevo de Netflix
Julianne Moore y Milly Alcock en 'Sirenas', lo nuevo de Netflix

En los últimos años, Julianne Moore ha dado rienda suelta a su vertiente más 'twisted'. La mejor prueba de ello es su última colaboración con Todd Haynes, que ya le dio gloria y éxitos en 'Safe' (1995) y en la inolvidable 'Lejos del cielo' (2002).

Hace dos años, en 'Secretos de un escándalo' (lo del horrible título en castellano de esta película lo dejamos para otro día), Haynes le regaló un personaje que alcanzaba múltiples grados de turbiedad.

Lo mismo se podría decir del de 'Sirenas', miniserie de Netflix basada en una obra teatral de Molly Smith Metzler en la que Moore da vida a la socialité y amante de las aves Michaela Kell, un sucedáneo solemne (y sin su humor astuto) de la ya legendaria Bree Van De Kamp de 'Mujeres desesperadas'; una 'dama, dama' que hace de la hipocresía su forma de vida, tiene una casa idílica al lado de la playa y es tan perfeccionista que no acepta un solo fallo. Ni siquiera en el batido que sus pobres siervos le preparan cada mañana.

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placeholder Moore en dos momentos de su retorcido personaje en 'Sirenas'. (Netflix)
Moore en dos momentos de su retorcido personaje en 'Sirenas'. (Netflix)

Las cosas se complican cuando Devon, una desastrosa camarera, acude a la residencia de lujo donde vive Michaela para contactar con su hermana Simone, asistente y amiga de tan buena señora. La hermana mayor reclama a la pequeña algo de ayuda con un padre senil del que la más jovenzuela, tan pulcra y cuadriculada como la propia dueña de la casa, no quiere saber nada.

Lo que se encuentra Devon no es nada halagüeño: a Simone parecen haberle lavado el cerebro. Además, Michaela podría ser un ser más oscuro de lo que su ropa de color chicle sugiere y estar implicada en el presunto asesinato de la primera esposa de su marido.

A lo largo de cinco capítulos, el personaje de Devon sirve como desestabilizador, como dinamita y detonante de una trama que va sirviéndonos en bandeja sustanciosos secretos con sus correspondientes giros de guion: ¿por qué Simone no quiere saber nada de su padre? ¿qué ocurrió con la primera esposa de Peter, el marido de Michaela encarnado por Kevin Bacon? ¿hasta dónde llegan las rencillas familiares de las dos hermanas?

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placeholder Simone y Devon, dos hermanas con mucho pasado que recuperar. (Netflix)
Simone y Devon, dos hermanas con mucho pasado que recuperar. (Netflix)

Así, como en una telenovela de lujo con ramalazos de comedia, con la exasperante presencia de unos machacones coros de fondo musical, se van destapando capas de las protagonistas con un estilo visual y una mordacidad que a menudo recuerdan a los de 'White Lotus'.

Además de la unidad de espacio, las similitudes tienen que ver con la lujosa localización, la fotografía de colores saturados y la presencia de una actriz que también formaba parte del reparto de ese gran éxito de HBO: Meghann Fahy, que aquí encarna a la desesperada Devon.

Su personaje es ferozmente protector con una hermana que parece haber caído en las garras de una millonaria a la que ella cree una psicópata. De hecho, las dos se parecen como un huevo a una gallina y algunos montajes paralelos para mostrar la diferencia entre ambas son impagables.

De todo el reparto, Fahy es la que parece más cómoda con el tono algo incierto de la serie, que navega (a veces sin éxito) entre la sátira de los ricos y poderosos, el drama causado por los traumas del pasado y el cáustico choque entre lo elegante y lo vulgar. La actriz capta el juego atonal a la perfección y su mezcla de humor y pathos resulta la más creíble y sólida de todo el reparto, pese a que no se le pueden poner peros a las interpretaciones de Moore y de Milly Alcock, la tercera en discordia con un look a lo 'Barbie' que la aleja radicalmente de su Rhaenyra Targaryen de 'La casa del dragón'.

Meghann Fahy es, sin duda, una de las razones para ver una ficción que, por fortuna, no estira el chicle innecesariamente y completa, a lo largo de sus cinco capítulos, su póker de confidencias, viejas heridas y mala uva. Aunque los símiles con la mitología de las sirenas auspiciada por Molly Smith Metzler (ella misma lo ha manifestado en las entrevistas promocionales) no resulten tan logrados.

placeholder Cartel promocional de 'Sirenas'. (Netflix)
Cartel promocional de 'Sirenas'. (Netflix)

El otro motivo para dejarse seducir por 'Sirenas' es que, frente a la vulgaridad de los culebrones al uso, estamos ante una cuidada producción en la que hay algo de estudio de las ambiguas relaciones entre mujeres.

Una muestra de cómo los cógidos de lealtad femeninos, entre hermanas o entre jefas y empleadas, tienen un poderío insondable. Algo que tiene sentido en la almodovariana Mancha de 'Volver' o en la pequeña península al norte de Nueva York que sirve de escenario a esta serie. Una codificación que ni siquiera rompe el desenlace, que puede recordar, sin desvelar demasiado, a la simbólica 'puñalada' final de 'Eva al desnudo'.

Pese a que la trama destapa alguna que otra traición con aroma de folletín, 'Sirenas' refuerza la idea de sororidad femenina; del "entre nosotras nos entendemos incluso cuando actuamos mal".

Una ristra de secretos y deslealtades compartidas que, además del trabajo de las actrices, constituyen lo más interesante de una serie perfecta para ver del tirón, agradable a la vista y (al menos, en un primer visionado) sin más pretensión que la de entretener.

En los últimos años, Julianne Moore ha dado rienda suelta a su vertiente más 'twisted'. La mejor prueba de ello es su última colaboración con Todd Haynes, que ya le dio gloria y éxitos en 'Safe' (1995) y en la inolvidable 'Lejos del cielo' (2002).

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