Es noticia
Menú
Estos son algunos de los yates más lujosos del mundo (y están todos en aguas baleares)
  1. Famosos

Estos son algunos de los yates más lujosos del mundo (y están todos en aguas baleares)

Ibiza es uno de los imanes del lujo en temporada, pero sigue siendo Mallorca la que acoge los superyates más espectaculares, como el Yas, uno de los más grandes del mundo

Foto: El yate Yas, el más largo del mundo.
El yate Yas, el más largo del mundo.

La vista aérea es hasta agobiante. Uno piensa en la idílica playa de Ses Illetes, en Formentera, y se imagina las aguas turquesas y la arena blanca en completa soledad. En una playa desierta, como náufragos, podríamos aventurar. Nada más lejos de la realidad. Si echamos un vistazo, nos daremos de bruces con lo cierto: es hasta difícil entrar en el agua de la cantidad de gente y de la cantidad de barcos que recalan en las cristalinas aguas de Formentera.

Los yates más lujosos del mundo están estos días en nuestras costas, en especial en las cotizadas aguas baleares, donde parece que en lugar de un paraíso de vacaciones estemos hablando de un concurso de a ver quién lo tiene más grande. El yate, por supuesto, siempre el yate.

placeholder Formentera vista desde el control de embarcaciones que surcan sus aguas.
Formentera vista desde el control de embarcaciones que surcan sus aguas.

Hacen bien en la Costa Brava. Allí, a los yates se les llama barcas. No suelen superar los 15 metros de eslora, algo irrisorio en Baleares. Estos días, sin ir más lejos, tenemos en Mallorca el Yas, un superyate de 141 metros de eslora que cuenta con su propia entrada en Wikipedia y todo. Propiedad de Hamdan bin Zayed bin Sultan Al Nahyanon, de Abu Dabi, cuenta con helipuerto.

El yate empezó a construirse en 2011 y se entregó en 2015, y pese a los cinco años que lleva surcando los mares, sigue siendo uno de los más espectaculares del mundo y aparece en todas las listas entre los cinco más grandes. La lucha de poder se mide en verano en metros de eslora y número de tripulantes. Mallorca se lleva la palma, aunque Ibiza le va a la zaga.

placeholder El superyate Yas, propiedad de un magnate de Abu Dabi.
El superyate Yas, propiedad de un magnate de Abu Dabi.

En Mallorca están estos días el Palladium (96 metros), el Mystargate (80) y el Callisto (71), además del Yas. No hablamos solo de yates de lujo, en estas costas hay también veleros de largas dimensiones (menos que los yates, claro), con mástiles inalcanzables. El Shemara, de 65 metros de eslora, es uno de los más imponentes. Aunque es el Germania Nova (48 metros) el que parece más bello a los ojos ajenos. Lethania y Blue Papillon, ambos de 44 metros, imponen con su presencia, como lo hace el Bristolian (35), un precioso velero británico.

En Ibiza sigue el juego. Yates como el Black Legend, de 50 metros de eslora pero con un diseño negro espectacular, llaman la atención cuando fondean en alguna cala o cuando atracan en el puerto. My Petara, largo (58) y alto, es otro de los yates que se hacen mirar. Zazou, ahora conocido como Miss Lily, es acaso el que más llama la atención estos días en Ibiza. Además del Yalla, que con 73 metros de eslora ocupa tanto espacio que es imposible no darse cuenta de su presencia.

placeholder Cristiano Ronaldo, el verano pasado en un yate de alquiler por Ibiza.
Cristiano Ronaldo, el verano pasado en un yate de alquiler por Ibiza.

Lo curioso de la mayoría de estos yates es que se alquilan, sobre todo por semanas. Así, vemos a veces a las celebrities en un yate un verano y en otro distinto otro año. ¿Para qué añadir más dolores de cabeza si podemos tener uno de los mejores yates del mundo cada vez que queramos? La mayoría de famosos, como Leonardo di Caprio, Beyoncé y Justin Bieber, alquilan, no compran. Son los europeos o los magnates instalados en Europa quienes compran esos yates tan caros. Todos, eso sí, para navegar por la costa balear.

La vista aérea es hasta agobiante. Uno piensa en la idílica playa de Ses Illetes, en Formentera, y se imagina las aguas turquesas y la arena blanca en completa soledad. En una playa desierta, como náufragos, podríamos aventurar. Nada más lejos de la realidad. Si echamos un vistazo, nos daremos de bruces con lo cierto: es hasta difícil entrar en el agua de la cantidad de gente y de la cantidad de barcos que recalan en las cristalinas aguas de Formentera.