Las vacaciones deluxe de Dulceida en Bali: así vive la influencer más envidiada del país

“Que hablen mal o bien, pero que hablen”. Este bien podría ser el leitmotiv de Aida Domènech, más conocida en internet como Dulceida. Su presencia en Instagram atrae a más de 2,5 millones de fans que viven como fieles espectadores las aventuras y viajes de la catalana a lo largo y ancho del globo (andanzas a veces manchadas por alguna que otra polémica, como ocurría durante su viaje a África hace unos meses). Ahora, en medio de un 'tour laboral' que la lleva a conocer medio mundo, la joven se encuentra en Asia, más concretamente en Bali, donde ha dejado claro por qué su profesión es la más envidiada entre los millennials de España.

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Pamela, bikini y cóctel en mano, Dulceida pasea radiante de la mano de Alba Paul, su (también influencer) esposa por un paradisíaco complejo en el que seis noches pueden llegar a costar, con suerte, cerca de 2.000 euros. Enclave perfecto en el que el dúo aprovecha para mencionar y etiquetar cuidadosamente algunas de las empresas que publicitan. Entre ellas, por supuesto, encontramos el propio resort.

Entre los lujos que las jóvenes disfrutan podemos ver un relajante baño entre pétalos de flores, alguna que otra piscina que quita el hipo y unos increíbles aposentos con vistas privilegiadas. Todo parecer ser poco para la vida ideal que ambas reflejan en redes.

Normalmente, el modus operandi de los influencers sigue un patrón que pasa por el trueque de billetes de avión, estancias o exclusivos menús a cambio de una cariñosa reseña en su cuenta personal. Es decir, un post promocional ya sea de una marca o empresa que, en caso de que el sujeto en cuestión también sea celebrity, suele ir acompañado de una compensación económica.

Un influencer medio (que cuente con 200 mil seguidores aproximadamente) podría percibir hasta 500 euros por una sola imagen en su perfil, mientras que si la personalidad alcanza el millón de fans, meta ansiada por muchos de ellos, la cifra se dispara hasta los 5.000 euros.

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