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Berto Romero: la emotiva historia del tipo que no posee nada
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Berto Romero: la emotiva historia del tipo que no posee nada

El cómico es hijo de un minero y una costurera. Casado y con tres hijos, intenta mantener la educación austera que recibió de niño. No tiene empresas, ni carné de conducir y vive de alquiler

Foto: Berto Romero, en la presentación de 'Tiempo después'. (Getty)
Berto Romero, en la presentación de 'Tiempo después'. (Getty)

Hijo de un minero de Cardona y de un ama de casa que hacía horas extra como costurera, Berto Romero aprendió desde niño el valor de no tener dinero. El esfuerzo, la cabeza en los gastos y la contención: ni siquiera podía hacer los viajes de fin de curso del colegio. “No gastes antes de tener -le decían-, nada de créditos ni pagos a plazos”. Así que ya de mayor decidió que no invertiría ni un céntimo en deudas.

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Por eso el cómico no tiene ni hipoteca, ni empresa ni nada parecido. Es un tipo que vive de alquiler en Barcelona con su mujer, Marta, y sus tres hijos, Lucas, Tomás y Paula, y que por no tener, no tiene ni carné de conducir. Y eso que antes de ser actor se dedicó un tiempo a vender y alquilar pisos. Pero su poca fe en el mercado inmobiliario lo llevó a no 'colocar' ni uno: "Es el peor trabajo que he hecho nunca, tenía que engañar a la gente", ha declarado.

Franco y sencillo, Romero es un hombre callado fuera de los escenarios, a los que se sube ahora con ‘Mucha tontería’, espectáculo que llega en marzo al Teatro Capitol de Madrid. Su paso por 'El Hormiguero' sirve para conocer mejor al cómico, no tanto a la persona. Lo ha dicho muchas veces, distingue ambos personajes y se pone un traje u otro en función de donde está.

placeholder Berto Romero en el Festival de Sitges. (EFE)
Berto Romero en el Festival de Sitges. (EFE)

Lo aprendió hace tiempo y lo puso en práctica en uno de los momentos más duros de su vida. Su padre murió en pleno programa de televisión ‘Buenas noches y Buenafuente’. Fueron siete programas. Su padre estuvo ingresado los primeros, pero a mitad de temporada falleció. A Romero le gusta hablar de ello porque se libera: “Es terapéutico”, ha dicho en alguna entrevista.

Las siguientes tres semanas fueron de duelo. Un timing “cabrón” en el que Berto aparecía en televisión de broma en broma, como si nada. “Por las noches llegaba a casa y me ponía a llorar porque echaba de menos a mi padre”, declaró en una entrevista realizada por Ana Sánchez en 'El Periódico'.

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Unido a su familia, intenta conciliar y no apretar demasiado la agenda para poder estar con sus hijos. No quiere que le recuerden, suele decir, que cuando pasó esto o aquello él estaba de gira. Así que intenta centrarse en lo privado. Tanto es así que cuando lo nominaron a un premio Goya se encontraba en la guardería de su hijo. El teléfono no paraba de sonar y él y su mujer estaban allí sentados, en una clase de sillas diminutas, escuchando las bondades de su hijo mientras el móvil vibraba. Al final descolgó y admitió ante la sonrisa de la profe que había sido nominado.

Pocas veces, eso sí, lo verán con su mujer en público. Menos con sus hijos, aunque en una ocasión aparecieron en un corto de promoción de la serie 'Mira lo que has hecho', que protagoniza. Los tres sentados de espaldas a la cámara en la que un Berto Romero serio hacía reír. Porque aunque a veces no lo pretenda, siempre logra arrancarnos una carcajada.

Hijo de un minero de Cardona y de un ama de casa que hacía horas extra como costurera, Berto Romero aprendió desde niño el valor de no tener dinero. El esfuerzo, la cabeza en los gastos y la contención: ni siquiera podía hacer los viajes de fin de curso del colegio. “No gastes antes de tener -le decían-, nada de créditos ni pagos a plazos”. Así que ya de mayor decidió que no invertiría ni un céntimo en deudas.

Andreu Buenafuente