La semana en Marbella de Sandro Rosell con su familia: el mejor regalo tras la prisión

Lo que más deseaba Sandro Rosell al salir de prisión era estar con su familia. Un viaje, una escapada, lo que fuera, pero ellos cuatro juntos y solos. Y apareció entonces Jordi Mestre, directivo del Barça, amigo y propietario de la cadena hotelera Selenta Grupo, y le ofreció el regalo perfecto: una semana con su familia en Marbella, en el hotel que la cadena posee en la Costa del Sol. Así pasaron Rosell, su mujer, Marta Pineda, y sus hijas, María y Joana, los primeros días de libertad.

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El Hotel Don Carlos es un complejo de cinco estrellas, de 243 habitaciones con “impresionantes vistas al mar y selectos apartamentos con mayordomía para unas excepcionales vacaciones en pareja o familia”, tal y como relatan en su web. “Una completa experiencia con propuestas de ocio como el exclusivo Orange Beach Club con piscina, camas balinesas y música en vivo, 40.000 m² de jardines, el Golf Experience, el Don Carlos Tennis & Sports Club o el espacio Wellness & Spa, The Oasis”.

Pero nada, advierten los amigos del empresario y expresidente del Barça, puede curar el encierro de 21 meses en prisión. Su abogado, Pau Molins, lo cuenta a Vanitatis: “La verdad es que ha sido un sufrimiento agotador este caso para ellos y sus familias, pero por fin parece que llega la recompensa”.

Los abrazos de los amigos son una de las primeras recompensas. Y estos días Rosell se está dando un baño de masas. En el Trofeo Conde de Godó ha sido uno de los protagonistas. Casi cada día ha comido en la zona VIP, donde su hermano, Sergi, dirige el catering. El martes comió con Josep María Bartomeu y el jueves lo hizo con toda su familia, desde su mujer a sus hijas pasando por sus padres.

Su madre, María Dolors, y su hermana, Mariona, son de las personas que peor lo han pasado mientras el hijo estaba preso. Su padre, Jaume Rosell, está muy mal físicamente. “Casi no puede caminar, el encierro de Sandro ha deteriorado mucho su salud”, comentan desde su entorno.

También su mujer ha sido una de las grandes sufridoras. Porque además ella también estaba procesada. “Está muy deteriorada, se le nota en la cara que ha pasado mucho tiempo sufriendo”.

“El gran calvario de la familia -dice un amigo- es que se temían que sucediera lo peor, que lo condenaran y que pasara años en la cárcel”. Así que este final, el que le ha devuelto la libertad, está siendo un bálsamo para todos. Los Rosell están muy unidos, prueba de ello es que su hija mayor trabaja estos días en el Godó con su tío. Sergi Rosell, lo decíamos, es el responsable del catering, Mondofino, uno de los más cotizados entre la alta sociedad barcelonesa junto con Aspic, también presente en el Godó. María Rosell trabaja estos días ayudando a su tío y se la ha podido ver incluso en la caja de la zona VIP cobrando a los asistentes.

“Estos dos años han hecho a Sandro una persona mucho más sensible y cariñosa”, ha dicho su hermana Mariona al periódico 'Ara'. El mismo medio ha contado que cuando Marta supo que su marido salía en libertad se puso a bailar por toda la casa con su hija María. Joana, que vive en el extranjero, ha vuelto para estar con sus padres. Y esa semana en Marbella ha sido el mejor regalo.