Olivia Valere, reina de la noche marbellí y amiga de Jesús Gil: "Le encantaba divertirse"
Entrevistamos a la francesa, una de las grandes amistades del legendario y polémico presidente del Atlético de Madrid
Olivia Valere se denomina a sí misma una “pequeñita hormiga” que ha llenado de glamour Marbella. Es una de las grandes de la noche marbellí y lo sabe. La empresaria, de origen francés, regenta la 'nuit' de la ciudad costasoleña desde hace más de 30 años. Todo desde que un día Jesús Gil le soltase un “Nena, tú vales mucho”.
Ese día, la invitó a crear una discoteca 'relámpago' en unos terrenos no exentos de polémica. Así fue como Olivia levantó su particular santuario en apenas setenta días. El 25 de julio del 2000 inauguraba, de la mano de Jesús Gil, la discoteca más emblemática de la Costa.
En una entrevista concedida a Vanitatis, la reina de la farándula recuerda esa noche de inauguración donde a damas y a caballeros (incluido el mismísimo Jesús Gil) se les quedaron los zapatos pegados al asfalto, debido a la premura de su apertura para el verano. De eso hace ahora diecinueve años.
La francesa abrió su primera discoteca en 1985 en Puerto Banús, haciéndole la competencia a Regine's, que era la “la gran dama del savoir faire” en Puente Romano. Amante del trasiego de aquellos tiempos, Gil se puso delante de ella en la discoteca y un día le dijo: “Olivia, Marbella necesita una gran discoteca que relumbre como el oro, así que ponte con ella, porque tienes más 'güevos' que un toro de lidia. Puedes con eso y con mucho más”.
Y de esa manera, la francesa se puso manos a la obra para que el día de Santiago Apóstol, fiesta nacional, sonara el himno de España en la apertura de su santuario musical. Un Jesús Gil de blanco inmaculado cortaba la cinta de acceso. Después vendrían Alberto de Mónaco, Bruce Willis, Prince, Naomi Campbell, Eva Longoria, Camilo José Cela, Antonio Banderas, Luis Miguel y un largo etcétera de celebrities...
Pregunta: Olivia, ¡qué noche la de aquel día! Todos y todas nos quedamos con los tacones pegados en el asfalto de su recién inaugurada discoteca con Jesús Gil al frente…
Respuesta: ¡Sí, aún lo recuerdo! Jesús llevaba gravilla en la suela de sus mocasines, como todos los invitados que asistieron. Aquella fue una obra relámpago. En apenas setenta días pusimos en marcha todo el recinto. Al ser verano y con el calor, aún no se había secado ni el cemento. Sin la apuesta de Jesús Gil, este proyecto nunca hubiera sido posible. Él siempre estuvo pendiente de todo porque se preocupaba por su ciudad y de que todo funcionara. Desde entonces, la fecha del 25 de julio del 2000 ya es parte de mí.
P: Son muchas horas vividas en esta ciudad del canto sin dueño. ¿Cómo llegó usted a Marbella?
R: Me sé la fecha de memoria. Fue un 5 de enero de 1985, fíjate si me acuerdo. Kimera era una de mis mejores amigas en París. Me invitó a su cumpleaños y no dudé en subirme al avión que esta cantante coreana, tan de moda entonces y también descendiente de la familia imperial, había fletado en París para acudir a su fiesta de cumpleaños en Estepona. Fue todo un descubrimiento. Me quedé cautivada por el clima y a mi vuelta a París cerré mi discoteca y la abrí en Marbella.
P. ¿Estamos hablando de la Gray D'Albión, donde toda la jet set se daba cita?
R. Sí, gracias al descubrimiento que me hizo la familia Nakachian y a que los andaluces me han abierto las puertas siempre, pude empezar con una de la discotecas más bonitas de esos tiempos.
La diferencia con la Marbella de ahora es que venían los famosos por el mero placer de disfrutar. Jaime de Mora, por ejemplo, cantaba por placer y nos deleitaba con momentos mágicos. Hoy en día vivimos en otro tipo de sociedad y un famoso ya no hace nada si no se le paga. En aquella época es cuando trabé amistad con Jesús Gil. El alcalde siempre fue un visionario.
P. ¿Cómo fue la idea de que Jesús Gil le propusiera hacer una discoteca?
R. Era una época de esplendor. Entonces trabajaba 18 horas al día, estaba siempre concentrada en mi trabajo y no tenía tanto tiempo para nada. Además, veía que Marbella crecía a pasos agigantados. Yo movía a mucha gente guapa en esa época. A Jesús Gil le encantaba divertirse. Era muy familiar, siempre estaba con su esposa María Ángeles en las fiestas y un buen día me dijo: "¿Por qué no abres una discoteca grande, espaciosa y lujosa como esta ciudad?". Le dije que sí y él me respondió: “Va a ser perfecta porque tú tienes más 'güevos' que un toro de lidia”.
P. Y de aquella Marbella, ¿qué recuerda? ¿Era muy diferente a la de ahora?
R. Cuando yo llegué, a principios de los ochenta, no era la ciudad que es hoy, con más de 200.000 habitantes. Entonces era un pueblo de 40.000 habitantes y la gente de dinero venía de vacaciones en Semana Santa y en verano. Fue el príncipe Alfonso de Hohenlohe el que consiguió que a Marbella vinieran los grandes del cine, como Elizabeth Taylor y George Hamilton, o ricos empresarios árabes como Adnan Khashoggi, que organizaba fiestas y cenas fastuosas. Hoy en día, la gente no tiene tiempo de disfrutar como se disfrutaba entonces.
P- Muchos dicen que es usted el Alfonso de Hohenlohe en versión femenina en Marbella.
R. Jajá Yo soy una pequeñita hormiga en la construcción de Marbella y esta ciudad se vende sola, no nos necesita a nadie. Alfonso fue un grande de Marbella. Como también lo fue Jesús Gil.
P. Por cierto, ¿ha visto usted ya la serie de HBO 'El pionero', que versa sobre la vida de Gil?
R. Pues, con todo este follón de verano, aún no he tenido tiempo. Mañana abrimos un nuevo restaurante en Babilonia y me ha tenido muy liada. Pero en cuanto tenga un rato me engancho fijo, porque tengo mucha curiosidad por ver lo que se dice ahí. Aún recuerdo el día que plantamos el primer olivo en la discoteca. ¡Qué nostalgia!
P. ¿Esa nostalgia tiene que ver con la escasez de celebrities en Marbella?
R. Claro. Ahora vienen solo si las contratas para su imagen y por dinero, pero nada más. Además, las pagas carísimo y es muy complicado. Fíjate con Paris Hilton, que la traje a mi discoteca. Llegó, cobró e hizo lo mínimo. Además no cumplió lo fijado en contrato.
P. ¿Que les contará a sus nietos de las grandes fiestas de Marbella?
R. Las fiestas de la época dorada, en las que había personajes inmensamente ricos y sus fiestas en la Marbella de Jesús Gil, eran el paraíso de lo kitsch y la excentricidad. En esas grandes fiestas, los excéntricos gastaban mucho dinero. Recuerdo un cumpleaños en que llegó un helicóptero al patio de Babilonia con el regalo de un ruso. Este obsequió a su esposa con diamante por sus cincuenta años juntos.
P. ¿Ya no ocurre algo así?
R. Hoy en día es de mal gusto el ostentar. Las guerras y la pobreza que hay en el mundo hacen que el que alardea de riqueza sea apartado. Así que, sí; todo eso terminó.
P. Todos los imperios van cayendo, hasta el de su amiga Kimera, la que fuese reina de la opera pop, que corre mucho peor suerte que usted…
R. Conocí Marbella gracias a ella y me encantaría poder a ayudar a Kimera. Cuando me enteré que la habían desahuciado hace unos años me puse en contacto con ella. Sabía que tenían problemas económicos fuertes, pero no que había tenido que dejar Villa Melodie. Es una tragedia para ella.
P. Los rusos van mucho a su discoteca. ¿El rublo ha tomado Marbella?
R. Los rusos son muchos y de momento siguen moviéndose en círculos más cerrados. Cuando salen, salen juntos, y si hacen una fiesta es una fiesta privada para ellos porque muy pocos hablan inglés o castellano. Funcionan de una manera diferente a los árabes.
P. Las cosas han cambiado mucho en Marbella. ¿Se ha perdido el concepto de la elegancia?
R. Yo diría que en el mundo entero se ha perdido el sentido de la elegancia. Si tienes dinero hoy en día, tienes más posibilidad de comprarlo todo... Antes, en los lugares más caros, la gente no podía entrar sin corbata. En cambio, ahora entran con bermudas y chanclas. En Ibiza, lo que importa es no parecer rica; en cambio, en Marbella sigue imperando el glamour.
P. ¿Qué prefiere en su discoteca: ¿gente sencilla o postureo?
R. La gente más sencilla, pero también hay estupendos personajes entre los famosos. Asiduamente veo a Antonio Banderas, por el que tengo una gran admiración, porque cuando habla contigo, habla con alma. Antonio es una leyenda viva. Esto da una imagen internacional impagable para Andalucía y España. Le deberían poner una alfombra roja por donde pasa.
P. ¿Aparecer en la serie 'Mujeres ricas' le ha pasado factura?
R. Me he interpretado a mí misma, junto a mi familia, y pienso que no lo he hecho mal. Cuando tenía doce años quería ser actriz pero no pudo ser y gracias a la televisión he podido hacer realidad ese sueño.
P. ¿Éxito es levantarse cada mañana haciendo lo que uno quiere?
R. Del éxito lo que peor se lleva son los celos y la competencia... En mi caso, puedo decir que la gente dice que soy muy trabajadora y luchadora, muy familiar. Para mí, éxito es contar con tanta gente que me quiere.
P. Tiene una hija, Karen, que la ha ayudado mucho en esta nueva apuesta de restaurante que usted ha creado en Babilonia...
R. Mi hija es muy trabajadora y formal. Me ayuda mucho. Cuando yo tenía su edad ya te he dicho que quería ser actriz. Mi padre no me dejaba porque pensaba que las actrices eran todas prostitutas, por eso me casé para tener libertad con un hombre que tenía 15 años más que yo. Sin mi hija Karen no sabría qué hacer. Tiene lo pies muy bien puestos en la tierra.
P. Anécdotas de su discoteca tendrá miles ….
R. Sí, pero una muy divertida que siempre cuento es la nos pasó con Prince en 1997, cuando él vivía aquí. Vino a la discoteca y decidió entrar en la cabina y ponerse a pinchar música. Al principio todo fue genial, pero cuando llevaba un rato pinchando solamente su música, los clientes empezaron a quejarse y lo tuvimos que sacar de allí. Como verás, es para contarlo.
Olivia Valere se denomina a sí misma una “pequeñita hormiga” que ha llenado de glamour Marbella. Es una de las grandes de la noche marbellí y lo sabe. La empresaria, de origen francés, regenta la 'nuit' de la ciudad costasoleña desde hace más de 30 años. Todo desde que un día Jesús Gil le soltase un “Nena, tú vales mucho”.