La expareja de Blanca Fernández Ochoa: "Hizo lo que quiso hacer con libertad"

Ya han pasado dos meses de la muerte de la esquiadora Blanca Fernández Ochoa. Y sus seres queridos siguen preguntándose las razones de un fallecimiento que impactó a todo el país. El último en hablar ha sido Ernesto Montes, el que fuese su última pareja, que ha querido recordarla en una entrevista ofrecida al diario 'La Razón'.

"Creo que ya es hora de que no esté tan mal visto decir que estás deprimido. No puede ser que te dé vergüenza decir que tienes un problema. Si fuésemos otro tipo de sociedad, lo que le pasó a Blanca no habría sucedido. Nunca. A nadie", ha dicho.

Ernesto asegura que la muerte del hermano de Blanca, el célebre Paco Fernández Ochoa, le afectó mucho: "Cuando muere su hermano, el hueco que dejó era muy difícil de llenar, ella sentía esa responsabilidad y quería ayudar a su familia. Blanca no era Paco. Él era un líder nato. Eran dos personalidades". Además, en la entrevista insiste en que hay que ver con normalidad a la gente que vive episodios de tristeza como los que vivió la esquiadora: "Hay que ver a la gente con problemas de otra manera. No aislarles ni juzgarles. Entenderles y ayudarles, como hacían su hermana Lola y Adrián, y todos los hermanos en algún momento. Ellos sí que son increíbles".

Aunque ya llevaban un tiempo sin verse, Ernesto recuerda cómo se conocieron, justo cuando Blanca se acababa de separar de David Fresneda, el padre de sus dos hijos. "Nos empezamos a ver y nos gustamos. Estuvimos casi cinco años juntos. Lo pasamos muy bien, pero también fueron años duros (...). Esos niños eran su razón de vivir (...). Lo van a superar, no va a ser fácil. A Blanca se le ha roto muchas veces el alma y siempre volvía a levantarse. Ellos también lo harán".

Las palabras finales de Ernesto son, desde luego, las más conmovedoras de toda la entrevista. El ex de la esquiadora intenta entender las razones que la llevaron a la muerte: "Blanca cogió un poco de queso, que le encantaba, e hizo lo que quiso hacer con libertad. Buscó un sitio donde disfrutar por última vez, su montaña, su pueblo. Se quedó mirando a los Siete Picos, a Cercedilla, y dejó de llorar. Ahora nos quedamos los demás llorando por ella".