El Rey emérito, Aznar y Felipe González dan sus condolencias al tabernero Lucio
Esperanza Aguirre, Barrionuevo, Ortega Cano y un gran número de personalidades de la política, el mundo empresarial y la vida social le arroparon en el funeral por su mujer
A las nueve de la noche estaba previsto que comenzara el funeral en recuerdo de María del Carmen García, la mujer del tabernero Lucio (así quiere que le llamen) en la basílica de San Francisco el Grande. Una hora antes la iglesia estaba casi al completo. Amigos, conocidos y clientes habituales quisieron acompañar a la familia. Una liturgia religiosa oficiada por tres sacerdotes amigos que recordaron a la que tanto el marido como los hijos han considerado la gran matriarca.
“Mi madre es una mujer única. Siempre al tanto de todo, de nosotros, de los nietos, de mi padre”, contaba hace unos meses Mari, la única hija, para explicar el papel en la sombra de esta mujer que nunca quiso protagonismo.
Era especial, divertida, muy coqueta y no ponía peros a los horarios de su marido. Los clientes que acudían al restaurante estaban acostumbrados a ver a María del Carmen a la hora de comer y cenar en la mesa justo a la entrada de local. Allí se sentaba Lucio para controlar el funcionamiento de su restaurante y saludar como buen anfitrión a los que entraban y salían. Daba igual que los conociera o no. Y lo mismo hacía su mujer.
Una pareja feliz
Un matrimonio que ha durado seis décadas y sin sobresaltos, salvo hace unos años cuando Lucio tuvo un tropiezo importante de salud. Fue de las pocas veces en las que el tabernero y Mari Carmen se ausentaron durante un tiempo y se quedaron en su casa de la Playa de San Juan hasta que el 'jefe' se recuperó.
A la vuelta, la pareja retomó su rutina. Tuvieron tres hijos, Mari, Fernando y Javier, abogados y dedicados a la restauración. La hija es la que está más presente porque se ocupa principalmente de la taberna de la Cava Baja. Este lugar ha sido y es cita obligada de artistas nacionales e internacionales, presidentes de Gobierno, jefes de Estado, ministros, empresarios y gente anónima. El Rey emérito es uno de los clientes fijos y aunque no acudió al funeral, sí se puso en contacto con Lucio para darle el pésame, igual que Felipe González y José María Aznar.
El grupo Alborada emocionó a los fieles, lo mismo que el coro y los músicos. “Fue impresionante el sonido de las trompetas al interpretar algunas de los temas que se escucharon en la basílica”, comentaban los asistentes a la salida del funeral. Entre los amigos se pudo ver a Esperanza Aguirre y su marido, el conde de Bornos, los exministros Barrionuevo y Corcuera, Ortega Cano, los empresarios Juan Palacios, Pedro Trapote, Alcocer, las hermanas García Vaquero, Begoña y Carmen, Lita Trujillo, la diseñadora Marilí Coll, la bailaora María Rosa, Los del Río, Coqui Font, Beatriz de Orleans, Carmen Lomana y Pepe Domingo Castaño, que le dedicó unas emotivas palabras.
Lucio agradeció la presencia de todos ellos y también a la prensa: “Yo no hubiera sido lo que soy sin ella. Ha sido el motor de mi vida y me ha dado tres hijos estupendos que han hecho sus carreras y han creado sus familias. Mari ha sido la mujer más guapa del mundo y que hizo que yo fuera el hombre más feliz del mundo”.
A las nueve de la noche estaba previsto que comenzara el funeral en recuerdo de María del Carmen García, la mujer del tabernero Lucio (así quiere que le llamen) en la basílica de San Francisco el Grande. Una hora antes la iglesia estaba casi al completo. Amigos, conocidos y clientes habituales quisieron acompañar a la familia. Una liturgia religiosa oficiada por tres sacerdotes amigos que recordaron a la que tanto el marido como los hijos han considerado la gran matriarca.