Carmen Maura: "No puedes aguantar a una persona solo por estar acompañada"
A sus 75 años, ha triunfado de nuevo con 'La golondrina' en el teatro Infanta Isabel de Madrid, acaba de rodar la serie 'Deudas' y tiene proyectos hasta 2022
Carmen Maura siempre es actualidad. Bien por sus trabajos pasados, por los que estrena o porque tiene una agenda laboral al alcance de muy pocas artistas de nuestro país. Ahora que llega a Atresmedia 'Deudas', su última serie de televisión, recordamos un encuentro que mantuvimos con la protagonista de 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' y 'La ley del deseo' el pasado mes de noviembre, cuando con las preceptivas medidas de seguridad por la pandemia estaba llenando el teatro Infanta Isabel de Madrid, hasta donde el aforo permitía, con la función 'La golondrina', escrita por Guillem Clua, flamante Premio Nacional de Literatura Dramática.
Nos citamos con Carmen después de ver la función, en la que el público iba alternando las lágrimas con las sonrisas, y con una energía envidiable nos pusimos a buscar una terraza en el centro de Madrid para realizar esta entrevista. Por el camino resultó inevitable hablar del éxito de esta obra, protagonizada junto a Dafnis Balduz y que anteriormente había interpretado con Félix Gómez. Y si las circunstancias lo permiten, la retomará en 2022 en París. Ya hay teatro reservado para ello y posiblemente también se lleve a Bélgica, pero la gran novedad que nos desvelaba es que ha traducido al francés sus diálogos, ya que es bilingüe en este idioma, lo que le ha permitido realizar una brillante carrera en nuestro país vecino, que la ha reconocido con el César por 'Las chicas de la sexta planta'.
Una vez localizada nuestra terraza y con el piloto rojo de la grabadora encendido, fue tejiendo como si fuera una Sherezade contemporánea un relato de su vida salpicado por recuerdos entrañables de su infancia, reflexiones sobre su oficio, que domina como poca gente sin haber ido jamás a una escuela de interpretación, y anécdotas de los rodajes de algunas de sus películas más celebradas. Acabada nuestra charla, en la que fueron necesarias muy pocas preguntas, dejamos a Maura en la puerta de su casa, donde la esperaba uno de sus mejores amigos, que siempre que está fuera cuida de su encantadora yorkshire.
PREGUNTA: Cuando uno lleva dos años con un personaje, ¿le va añadiendo matices desde que lo interpretó por primera vez?
RESPUESTA: No sé porque no lo controlo tanto como para darme cuenta de eso. Cuando estábamos de gira, surgió lo del covid y fue bastante frustrante, porque en teoría teníamos que acabar y volver unos días a Madrid. Cuando me propusieron retomarla dije que sí si era en Navidades, porque me parecía que iban a ser un poco raras... Al principio estaba un poco acojonada porque no sabía si me acordaría del texto y para nada... Me siento muy segura -dice la actriz, que siguió representándola en la capital hasta el 31 de enero.
P: Tu personaje dice en un momento de alta intensidad emocional que lo que nos identifica como seres humanos es el dolor y el sentir como propio el dolor ajeno. ¿Nos vendría bien que esto fuera así en estos momentos?
R: Sí, sobre todo da unas ganas enormes de dar lecciones a los políticos, aunque no es a mí a quien me corresponde hacerlo. Y también otra idea crucial: vivimos en una sociedad plural y respetarnos los unos a los otros nos hace mejores. Hay que comprender que cada uno puede pensar como quiera y tiene que ser respetado igual que el de enfrente; si no, no hay manera. Esta obra también es muy buena para decir que la gente se quiera, que no deje de decirlo.
P: Irte de gira es como volver a los inicios de tu carrera, ¿no?
R: Cuando me propusieron esta función, puse varias condiciones. Sobre todo dos muy importantes, que quería empezar con gira, que era lo que más me divertía. Y la otra era estrenar en El Escorial, porque para mí es como mi pueblo. De pequeña iba a este teatro cuando era un salón mierdoso con bancos, con todo el suelo lleno de pipas... Veía películas con mi pandilla. Tengo recuerdos preciosos. Mis padres vivieron allí e iba todos los veranos. Yo llegué a tener un apartamento. Luego cuando murieron, se vendió la casa y ahora tengo una en Miraflores.
P: Es tu 'campo pequeño'...
R: Sí, porque tengo una finca grande, pero estar allí para mí es más complicado ahora, estar a kilómetros del siguiente ser humano. En mi apartamento de Miraflores, me he puesto un ejemplar de cada árbol que tengo en la finca, en un jardín pequeño, de unos 200 metros cuadrados. Me ha quedado precioso, es un gozo.
P: ¿Te has puesto en plan jardinera o te los han plantado?
R: Entiendo bastante de árboles, y una de las cosas que me encantan de ser mayor es ver un árbol que era pequeño cuando lo plantaste y que ahora llega hasta la ventana aquella -dice, señalando a un edificio alto-. El otro día, el amigo que me ayuda con el jardín me enseñó una foto con los árboles enanitos y, de repente, ahora no te puedes imaginar cómo están. Tenemos una higuera enorme, tenemos madroños...
P: ¿Quién se ocupa de la finca?
R: Mi hija vive allí y está feliz, recogiendo la uva, la aceituna, las almendras... No sabía qué hacer con ella, la quería vender, pero ahora es un momento difícil para hacerlo.
P: Tienes una nieta, Carla, de tu hijo Pablo. ¿Te gustaría que fuera actriz?
R: No te creas... En esta profesión tienes que tener suerte y es algo que no se puede controlar. Puede ayudarte un carácter tranquilo, no demasiado competitivo.... He visto gente con muchísimo talento no llegar a triunfar por el carácter. Hay que tener aguante. Empezar ambicionando demasiadas cosas me parece completamente negativo porque basta que quieras llegar a no sé dónde para que no... Yo empecé sin ninguna ambición, no pensaba que con esto iba a ser ni rica ni famosa ni nada. Simplemente porque me divertía.
P: Sin embargo, arriesgaste tu familia y tuviste unos problemas tremendos por querer dedicarte a ello.
R: Tuve unos comienzos superdifíciles... No sé si lo pensé mucho o no. Yo tenía mi grupo de aficionados y si hubiera seguido teniéndolo, probablemente no estaría aquí. Hacía eso porque me gustaba hacer funciones, nada más. Me gustaba desde pequeña. Era una enana, con siete años, no más, y teníamos en casa una puerta corredera y cobrábamos una peseta a los padres. La función la escribía yo, la dirigía y normalmente tenía un papel secundario, no me daba la protagonista. Pero yo no asociaba esto con ser famosa, como mucha gente ahora. A lo de ser famosa no le veo ninguna gracia -nos dice entre risas-. Lo de ganar pelas, vale, pero no significa impepinablemente que te vayas a hacer rica dedicándote a esto.
P: En una ocasión aseguraste que para ti había sido pan comido ser actriz, que tu vida había sido mucho más dura.
R: Si lo comparas con la vida... Es que ser actriz es la única cosa que se me da bien. No estoy muy orgullosa de cómo he llevado la vida en general, me casé como me casé, como madre tampoco era demasiado maternal... Como cocinera, tampoco... Lo único que hago bien es limpiar. Se me da muy bien y soy muy exigente, pero es que luego queda tan bien... Me encantan la lavadora, el friegaplatos, la aspiradora. Ser actriz, si se te da bien, tampoco es para tanto. Siempre he sido muy cotilla con la gente, me gusta observarla y escuchar. No es tan complicado, si eres capaz de fingir o de jugar. Yo veo a un grupo de niños y sé quién se cree las cosas y quién no. Mi hermana no se creía nada. Jugábamos con muñecos, y yo decía que estaba empezando a llover y ella no abría el paraguas ni nada.
P: Todos tenemos que fingir en alguna ocasión, que es una forma de actuar.
R: ¡Claro! Y hay gente que no lo sabe hacer. Este trabajo, si no se te da bien, es muy duro. Porque tienes que estudiar muchísimo, sufir para hacer una asesina o irte dos meses a un sanatorio para interpretar a una enferma. Además, rodando, todo el mundo te está mirando en ese momento. Si no te sale bien, se puede sufrir un montón. En mi caso me dicen: "Eres tal", me dan el vestuario, me ponen el decorado y lo hago. A mí me gusta mucho repetir poco. Eso sí, si me piden que repita, puedo hacerlo las veces que haga falta. Recuerdo que Gonzalo Suárez (rodaron juntos 'La reina anónima') podía hacer treinta tomas, y eso es desesperante. Aun así, me lo pasé muy bien rodando con él y fue genial. A otros con dos tomas les basta. Y hay directores difíciles como Pedro Almodóvar, pero yo le entendía muy bien y para mí no era difícil. Para mí fue fácil hasta 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', donde chocamos un poco.
P: Hasta que llegó 'Volver', una de las mejores películas de vuestra filmografía.
R: Es muy buena. Fue muy gracioso porque hacía mucho tiempo que no nos veíamos, veinte años. Me llamó y me preguntó: "¿No te importa hacer de destrozada?". Y yo le dije: "Menuda pregunta me estás haciendo, qué me va a importar a mí". Creo que me llamó porque era un papel muy delicado. Llevémonos como nos llevemos, los dos sabemos que el otro lo hace bien. Porque esta misma historia me la ofrece otro director... Han dicho de mí cosas maravillosas por este personaje, como si hubiera tenido yo que hacer un estudio... Y fue una de las cosas más cómodas que he hecho en mi vida. No llevaba maquillaje, me ponía la bata, me ponía un poquito más gorda de lo que estaba -dice, haciendo gesto de ponerse un relleno-, el pelo sin tratar, con zapato plano... Fue facilísimo porque entiendo muy bien lo que escribe, al menos lo que yo he hecho, porque hay otras películas que las entiendo menos. Cuando leía los guiones sabía cómo quería decirlo. Es más, a veces veo sus películas y sé cómo quería que dijeran el texto los actores. A veces lo han dicho como él quería y otras no. Es que le conozco muy bien...
P: Decías que Francia es un país complicado para que te acojan, pero tú tienes grandes reconocimientos allí, como el César, por ejemplo.
R: Me dieron la Gran Medalla del Ayuntamiento de París veinte años después y en el discurso lo dije: "Mi trabajo me ha costado". No es un país fácil y ahora soy bastante respetada. Allí no es como aquí, que me conoce todo el mundo, pero como de repente vaya al Marais, que está cerca de mi casa, y me encuentre a un grupo que me reconoce, flipan. Siempre he tenido a mi lado el mundo gay, que es superfiel. Es genial, porque ya puedo hacer la mamarrachada más grande, que no se me tiene muy en cuenta. Sobre todo fue ya muy fuerte después de 'La ley del deseo'. Esa mujer era maravillosa. Es el personaje que más enamorados me ha sacado.
P: Tal vez esa película no se hubiera podido rodar igual en estos tiempos...
R: La que no se hubiera podido hacer es 'Pepi, Luci, Bom...'. Nos habrían metido en la cárcel. Son esos detalles pequeños que demuestran que hay mucha menos libertad que antes. Es triste, pero antes se podían decir más las cosas.
P: Cuando hablabas de las ventajas de hacerte mayor observando tu jardín, utilizas un término que otras actrices rehúyen. Es más, no te has sometido a ningún retoque estético.
R: Se equivocan al operarse. A mí me han operado, de la matriz, de un pie, de un brazo... No me meto en un sanatorio ni loca. Es que además es un error porque no puedes operar las manos y muchas cosas. Puedes hacer lo que quieras con la cara, pero así y y todo se deforma, se pierden expresiones, hay resultados horrorosos. Dentro de unos años estaremos hablando de esto como una aberración de la civilización. Por eso me dan papeles de lo que me toca y quedo de verdad.
P: Otra queja habitual es que no hay papeles para las actrices a partir de los 40.
R: Fíjate los papeles que he hecho y ahora tengo proyectos bastante bonitos de los que no puedo hablar todavía. Mira lo de 'Alguien tiene que morir', que me he llevado de maravilla con el director, Manolo Caro (artífice también de 'La casa de las flores'). Tiene un talento increíble y el trato con los actores es para comértelo, porque tiene un punto de niño pequeño jugando...
P: Él me comentó en una entrevista que aprendía mucho de los emails que le mandabas.
R: Me gusta escribir. En el colegio, con 13 años, escribí una novela por entregas con mis amigas de la clase, pero la quemé. Vivía en una casa en la que tenía chimenea y también quemé todos mis diarios. Esas cosas luego pueden acabar en el rastro o vete a saber en qué manos. Cuando estuve de presentadora de televisión, me ofrecieron escribir pero en plan de tener un negro, y empecé a ver que ese mundo era bastante repugnantillo. Solo pensar que tengo que promocionar el libro ya te digo que no... Como cuando me dicen de dirigir, pues lo mismo. Si dirigiera sería insoportable, a mí me viene un actor con las prisas o que no se puede motivar y lo mato... -nos comenta, muy divertida.
P: Dices que te gustaría autoconfinarte todos los años un tiempo y que sola estás divinamente.
R: Me gusta mucho estar sola, de siempre. Entiendo lo mal que lo debió de pasar alguna gente durante el confinamiento por estarlo o al revés, por estar demasiado acompañada todo el día. Yo he estado sola, con mi perra, en mi casa, que es grande, tenemos terraza... Soy una privilegiada. Mi conserje, que es muy simpático, me traía las cosas, aunque no entraba a casa. Mis amigos Paco y Joaquín, que viven enfrente, me mandaban mucha comida... Estábamos en la gloria. Me gustó tanto que lo pensé de verdad, confinarme sin abrir la puerta a nadie. Lo de cambiar los horarios me chiflaba, me acostaba a las cinco de la mañana, desayunaba a las cuatro de la tarde.
P: Hay también gente que no sabe estar sin pareja.
R: Nos deberían enseñar a estar solos desde pequeños... Es muy importante. Esa cosa que tienen algunas personas que tienen que estar en pareja porque no saben estar solos es horrible. No puedes aguantar a una persona solo por estar acompañada. Yo no meto a nadie en mi casa... Mis hijos un poco, pero no mucho. Hablo con mi perra y los perros ya saben lo que les dicen. Sabe cuándo estoy de buen humor, cuándo no, lo sabe todo. Debería ser un poco más sociable, porque lo soy poco. Hace casi un año que no voy a París y también suelo ir al campo, así que me encanta cuando la gente cree que no estoy en Madrid y sí lo estoy. Tengo un empacho de sociabilidad, porque imagínate los rodajes en los que tienes que estar rodeada por cien personas doce horas al día. Ha habido años de hacer varias películas y conocer a distintos equipos nuevos y es una locura -concluye la actriz, quien acaba de terminar el rodaje de la serie 'Deudas' para Antena 3.
Carmen Maura siempre es actualidad. Bien por sus trabajos pasados, por los que estrena o porque tiene una agenda laboral al alcance de muy pocas artistas de nuestro país. Ahora que llega a Atresmedia 'Deudas', su última serie de televisión, recordamos un encuentro que mantuvimos con la protagonista de 'Mujeres al borde de un ataque de nervios' y 'La ley del deseo' el pasado mes de noviembre, cuando con las preceptivas medidas de seguridad por la pandemia estaba llenando el teatro Infanta Isabel de Madrid, hasta donde el aforo permitía, con la función 'La golondrina', escrita por Guillem Clua, flamante Premio Nacional de Literatura Dramática.