Pedro Trapote reaparece junto su mujer, Begoña García-Vaquero, tras la muerte de su hijo

El pasado 28 de abril, Pedro Trapote sufría un duro golpe tras perder a su hijo Pedro a los 54 años de edad. El ganadero y empresario agrario, que residía en Sevilla, ciudad en la que se hacía cargo de las gestiones de la finca de su progenitor, empezó a encontrarse mal días atrás y fue al hospital. Allí le diagnosticaron una bronquitis. Tras volver a su casa, se fue a descansar y, minutos después, fue hallado sin vida. Por el momento se desconocen las causas de su muerte.

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Paloma Barrientos

Este martes, Pedro Trapote reaparecía por primera vez junto a su mujer, Begoña García-Vaquero. Preguntado por los periodistas, el empresario expresaba el complicado momento por el que está pasando: “Que un padre tenga que enterrar a su hijo es posiblemente uno de los peores momentos”, decía con la voz entrecortada. La pareja, que llevaba la mascarilla que ya se ha hecho habitual en nuestro día a día, ha aprovechado también para agradecer el cariño y apoyo recibido en estos complicados momentos.

El pasado 29 de abril tenía lugar el funeral en el que el empresario estuvo arropado en todo momento por familiares y amigos. Trapote y su pareja llegaban procedentes de Marbella (donde tienen su residencia de verano) al tanatorio de la Sacramental de San Isidro de Madrid. En este lugar estaba dispuesta la capilla ardiente de Pedro Trapote Mateo. Una tragedia inesperada para todos los que conocían a la familia. Esa misma mañana, el dueño de las míticas discotecas Joy Eslava y Teatro Barceló había hablado con su hijo como hacía todos los días. Uno de los temas de conversación era la alegría del padre porque ya le habían vacunado con la segunda dosis y, por lo tanto, su inmovilidad para no contagiarse ya estaba superada.

En la sala del tanatorio, Trapote estuvo acompañado de su gran amigo Lucio, dueño del restaurante del mismo nombre, y de Begoña, que solo se separaba de él para recibir el apoyo de los amigos que acudían a darle el pésame: entre ellos Ana Rosa Quintana, Paloma Segrelles y su hija, Tana Rivera o Elena Benarroch y el estilista Josie.

También quiso darle su apoyo, aunque en este caso por vía telefónica, don Juan Carlos, que no solo mantiene una buenísima relación con él desde hace años, sino también con el hijo fallecido, con el que compartían aficiones. El Rey emérito había acudido en varias ocasiones a la finca Las Majadillas, a una hora de Sevilla, y también a la propiedad de Trapote en Aranjuez. El empresario fue el anfitrión de la despedida institucional del monarca cuando abdicó y organizó un almuerzo en el Jardín de Oñate, un lugar privilegiado que fue zona de caza de Isabel II.