Jaime Botín, el 'díscolo', se libra de la prisión por "grave enfermedad": sus tragedias vitales
Condenado a prisión por contrabando de un Picasso, el juez suspende la pena por sus "padecimientos incurables". Hermano del fallecido Emilio Botín, dejó la banca familiar
Hace 17 años, Jaime Botín dijo basta. El hermano díscolo de Emilio Botín abría la puerta a sus sueños y abandonaba todos los consejos de administración, las interminables reuniones, las entrevistas y los informes para dedicarse a la filosofía y el mar. Quién le iba a decir que sería precisamente en el mar donde encontraría su perdición. Tras pagar 91,7 millones de euros para evitar la pena de prisión que se le pidió por un delito de contrabando, vuelve a ser actualidad porque el juez ha suspendido la pena de cárcel por "la enfermedad grave que padece con padecimientos incurables".
La condena surge de un caso que se remonta a 2015, cuando intentó trasladar por tierra y por mar, con su barco Adix, un cuadro de Picasso que había comprado en 1977 y que el Estado español le había prohibido sacar del país. El cuadro ‘Cabeza de mujer joven’, valorado en 26 millones de euros, fue interceptado y ahora se encuentra en el Museo Reina Sofía sin poder ser visitado por el público.
En su familia, el amor por el arte no se circunscribe solo a Jaime Botín. Su hermano también era un gran coleccionista, tradición que han seguido tanto los hijos del fallecido Emilio como los del propio Jaime. Aunque nunca debieron pensar que el arte les podría acercar a prisión. Y menos Jaime Botín, quien abandonó sus responsabilidades en la banca en 2004. En la biografía escrita por Eva Contreras ‘Jaime Botín, ¿banquero por error?’ se cuenta que “quería disfrutar de la vida y le fastidiaban las innumerables reuniones del banco”.
Timidez extrema
Fue una despedida sigilosa, casi secreta, para evitar exponerla a la opinión pública. Cuentan sus allegados, en algunas entrevistas, que Jaime es extremadamente tímido, un tipo muy apegado a la razón a quien no le gustan los saraos ni las multitudes. Algo que casa perfectamente con su elección tras dejar la banca: estudiar filosofía pura.
Licenciado en Derecho y Económicas, había asistido a clases de Filosofía durante años hasta que decidió estudiarla en serio. De esta vertiente intelectual, de ‘ratón’ de biblioteca, surge también su pasión por la física y las matemáticas, disciplinas estrechamente ligadas a la filosofía y a la comprensión del mundo y el ser humano. Sus disquisiciones, como recordaba el periodista experto en información bancaria José María Cortés, pueden leerse en ‘Apología de lo inútil’, un libro coral en el que escribió un capítulo, ‘Elogio de lo inútil’.
Allí habla de que el ideal del ser humano es dedicarse a “la vida contemplativa, a las artes y, sobre todo, al más alto ejemplo de lo inútil y al tiempo placentero: al diálogo amistoso, que es lo que practican todos los dioses olímpicos, que disponen de todo el tiempo necesario puesto que son inmortales y, además, sabios, no como el hombre, que es ignorante”.
Labores 'inútiles'
Para poder dedicarse a esas labores ‘inútiles’, Jaime Botín pasó primero 40 años en el consejo de uno de los bancos más importantes del mundo, el Santander, herencia familiar, al que sigue ligado como socio a sus 85 años. También pasó por un divorcio y por varios tragos muy duros. Se casó en primeras nupcias con Belén Naveda, hija del presidente del Club Marítimo de Santander, con quien tuvo ocho hijos.
Dos de ellos murieron en un trágico incendio en una casa de la familia, algo de lo que informaron las crónicas de la época y que recordó el diario ‘ABC’ a la muerte de Emilio, el patriarca. Otro de los hijos murió recién nacido. De los cinco ‘supervivientes’, uno de ellos, Alfonso, ha seguido los primeros pasos del padre y trabaja en banca. Otra es Lucrecia, una de las productoras cinematográficas más reconocidas del país. Marcelino es un prestigioso arquitecto naval, Gonzalo es abogado y Marta cría caballos.
Divorcio
Jaime y Belén se divorciaron y él se casó en segundas nupcias con Adela Bermúdez, quien, precisamente, da nombre al barco Adix, con el que Botín ha dado la vuelta al mundo y con el que intentó trasladar el Picasso a Ginebra pasando por Córcega. En aquel momento alegó que al hacerse público que el cuadro estaba en el navío, podía ser objeto de acoso e incluso violencia para sustraerlo, así que decidió ponerlo a buen recaudo. Pero las autoridades no le creyeron y ha terminado encausado y condenado a prisión.
Cuenta con una fortuna valorada en 1.850 millones de euros, según el ranking de ‘Forbes’, que suele situarle entre los 20 hombres más ricos de España. Jaime Botín es el mayor accionista de Bankiner y mantiene su relación con el Santander a través de la sociedad Cartival SA, una empresa que cuenta con un activo de casi 725 millones de euros y de la que todos sus hijos son también accionistas. Su nombre aparece además ligado a numerosas empresas, algunas del sector inmobiliario, ganadero y artístico, con lo que completa una fortuna que le permite dedicarse a sus pasiones sin tener que sufrir por cuestiones tangibles. Aunque ahora una de esas aficiones le haya puesto en el punto de mira.
Hace 17 años, Jaime Botín dijo basta. El hermano díscolo de Emilio Botín abría la puerta a sus sueños y abandonaba todos los consejos de administración, las interminables reuniones, las entrevistas y los informes para dedicarse a la filosofía y el mar. Quién le iba a decir que sería precisamente en el mar donde encontraría su perdición. Tras pagar 91,7 millones de euros para evitar la pena de prisión que se le pidió por un delito de contrabando, vuelve a ser actualidad porque el juez ha suspendido la pena de cárcel por "la enfermedad grave que padece con padecimientos incurables".