Muere José Guirao, el ministro discreto: jardinero, animalista y sin cuenta de Twitter

El mundo de la cultura y la política llora hoy la pérdida de José Guirao, Pepe para los amigos, un ministro breve pero que destacó por la templanza y el rigor con el que afrontó el cargo. El almeriense fallecía en su domicilio de Madrid, a consecuencia de un cáncer que le fue diagnosticado hace 16 meses.

José Guirao, natural del municipio de Pulpí y siempre orgulloso de sus orígenes rurales, ocupó la cartera de Cultura y Deporte tan solo diecinueve meses, nueve de ellos en funciones, entre 2018 y 2020. Llegó al Ministerio para sustituir la fugaz presencia de Máximo Huerta, que tan solo permaneció siete días en el puesto.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha lamentado su muerte desde su cuenta de Twitter, recordándole como "un hombre noble y brillante" y "todo un referente en la gestión cultural que puso con gran virtud su amor por la cultura al servicio de nuestro país". Javier Solana, por su parte,le calificaba como "un hombre inteligente y bueno".

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Licenciado en Filología Hispánica y compañero de clase y pupitre de Luis García Montero, el viudo de Almudena Grandes, José Guirao se declaraba orgulloso hijo de la escuela rural y su nombre ha ido siempre unido al mundo de la vanguardia cultural.

El andaluz inició su actividad política en 1983 como responsable del Área de Cultura de la Diputación de Almería, cargo en el que permaneció hasta 1987. Más allá de la política, entre sus principales logros está la remodelación de la colección permanente del Reina Sofía cuando ejerció como director del museo y la dirección del espacio cultural La Casa Encendida de Madrid hasta 2014.

Lejos de los despachos y los museos, donde era verdaderamente feliz era en el campo o en el jardín de su casa en Extremadura, como declaró en numerosas entrevistas. "En cuanto tengo un fin de semana despejado me voy al campo, a La Vera. Me dedico a leer y al jardín. Suelo levantarme a las siete, aunque esté de vacaciones no más tarde de las ocho. Disfruto mucho con la jardinería. El otro día trasplanté dos arces, aunque el segundo lo dejé a medias porque hay que cortar las raíces lateralmente y es muy pesado. También cambié de sitio un fresno, pero me costó un día entero y me cargué un serrucho. Eso convalida como unas cuantas horas de gimnasio", decía en una sincera conversación con la revista 'Telva'.

Sumamente discreto en cuanto a su vida personal, sí reconocía en esa misma entrevista, concedida cuando ya llevaba unos meses de ministro, que "ahora no tengo pareja, pero si la tuviera ya me habría divorciado... Pero lo hago a gusto, que más duro es estar cogiendo aceitunas o cavando zanjas".

Hombre familiar, disfrutaba enormemente también regresando a su Pulpí natal, con su madre y sus hermanos, con los que fundó de joven el Grupo Ecologista Mediterráneo para protestar contra la central nuclear de Cabo Cope.

Animalista convencido, aunque no radical, consideraba parte de su familia también a sus dos perros: Ramón, un mastín, y Lola, una podenca. Sobre equilibrar su postura en defensa de los animales con la supervivencia de la tauromaquia, hablaba con la agencia EFE de este modo.

"El animalismo es una opción personal, y no hay que imponérsela a nadie. Como ministro, tengo que respetar la tauromaquia y ser equilibrado, tengo que defender y respetar una tradición que tiene una larga historia y también defender a los animalistas. Es una contradicción gorda. El tiempo que esté aquí voy a vivir con ella, a ver cómo lo consigo".

Decían de él que preparaba un excelente gazpacho, que era aficionado al rock y concretamente a la música de la poetisa del punk, Patti Smith. También se negó con empeño a tener cuenta de Twitter, algo que por ejemplo le recordaba con ironía el pianista James Rhodes en esta red social.

Gran aficionado al cine también, por tradición familiar, se declaraba fan de prácticamente todos los géneros menos de uno. "A mí me gustan todas, soy todoterreno. Me he criado viendo películas porque mi padre tenía un cine en el pueblo. Acabo de ver 'El bueno, el feo y el malo' y no ha envejecido, menudo peliculón es. El cine que me gusta menos es el de terror. Si voy, tengo que ir acompañado. Soy facilísimo: si es de llorar lloro, si es de reír me río. En el cine pico el anzuelo muy fácilmente", decía en 'La Razón'.

Tras su paso por el Gobierno, Guirao regresó a su puesto como director general de la Fundación Montemadrid y una de las últimas veces que saltó a los titulares fue el pasado mes de mayo. Entonces salió a la luz que Luis Rubiales, presidente de Real Federación Española de Fútbol, había grabado en secreto varias conversaciones entre ellos.