Marta Sánchez, Andrea Levy, Eugenia Martínez de Irujo y los premios Chicote

Los Premios Chicote se han convertido en un clásico del otoño que reúne a premiados e invitados en uno de los locales más emblemáticos de Madrid. Esta vez había que festejar el 91º aniversario de la sala, que ha sobrevivido desde que se abrió en los años 30. Rubén Gómez, uno de los socios del legendario Museo Chicote, decidió crear estos reconocimientos que sirvieran como reclamo cultural y social del icónico local de la Gran Vía. Unos premios que han cumplido su octava edición, para la que los elegidos fueron Marta Sánchez, Paco Roncero, Dani Martín, Eduardo Casanova, la ONG Fundación Sonrisas Bombay, Alejandro Nones y Candela Peña.

La actriz estaba contenta, pero reivindicó sus ganas de trabajar, algo que siempre hace cuando se le presenta la oportunidad: "Ahora hay muchas plataformas que están dando vida a la profesión y eso está muy bien. Pero yo no he formado parte de ningún rodaje desde el año pasado. Hay veces que estás arriba en la ola y otras en la marea”. Luján Argüelles, por su parte, recibió felicitaciones por la reciente publicación de su libro 'Aprendiendo a vivir', de La Esfera, donde comparte los aprendizajes que la han devuelto a la vida.

La noche mágica contó también con la presencia de otros personajes que en su día recibieron su Chicote como Andrea Levy, Eugenia Martínez de Irujo y Belén Esteban. La televisiva y la duquesa de Montoro son amigas desde hace años. Esa amistad viene de hace mucho tiempo, de cuando Belén vivía con Jesulín de Ubrique. Y así lo explicó en su momento a Vanitatis: "La quiero mucho. Estuve en su boda, cuando se casó con Francisco Rivera, y desde ese momento conectamos muy bien. Hemos estado siempre en contacto. Hay temporadas que nos vemos menos, pero nos queremos un montón. Y la casualidad que estuvimos en la misma época las dos embarazadas. Andrea nació en julio y Tana en octubre del mismo año".

Belén Esteban se recupera de la operación a la que tuvo que someterse tras la caída que sufrió en su programa. Pero apoyada en su muleta no quiso perderse la fiesta. Aseguró que su psicóloga le había recomendado que no se encerrara en casa. No quiso entrar en ninguna polémica relacionada con personajes colaterales como Olga Moreno y sí de lo bien que funciona su empresa de alimentación.

Marta Sánchez alegró la noche cantando. Una sorpresa para el resto de los presentes porque no entraba en el guion. A destacar que todos los que acudieron lo hicieron por amistad y, por lo tanto, gratis total. Begoña Villacís fue la encargada de entregar un premio a la cantante madrileña.

Chicote forma parte de las leyendas y las historias reales que se entremezclan desde hace ocho décadas, cuando el barman Perico Chicote abrió las puertas de este lugar en 1931 donde todo era posible. Aquí se encontraban los gobernadores civiles y los procuradores en Cortes franquistas con la mismísima Lola Flores, la duquesa de Alba, la princesa repudiada Soraya o la actriz Ava Gardner, entre otras grandes estrellas de la época.

Una de las historias recurrentes del bar Chicote era la presencia de la actriz norteamericana con Luis Miguel Dominguín, que en ese momento estaba casado con Lucía Bosé, y de cómo el apoderado le sacaba de madrugada porque al día siguiente debía torear. Historias que forman parte de un Madrid donde nada estaba permitido públicamente, pero donde la permisividad estaba a la orden del día. Los que mandaban se beneficiaban de este lugar donde nunca entraban las señoras oficiales.

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Existía y existe una puerta con un pequeño pasadizo que daba a la calle La Reina y comunicaba con el Cock. A este bar acudían los poderosos del franquismo para encontrarse con señoritas. Los caballeros entraban por la Gran Vía y atravesaban el bar para citarse con sus amantes. En los años 90 fue uno de los lugares preferidos de la movida pija. Las infantas Elena y Cristina solían acudir los viernes con su grupo de amigos, como aparece en el libro 'Los secretos de la infanta Cristina'.

En una esquina del bar, a la derecha, se encuentra el rincón donde Ava Gardner apuraba sus dosis de whisky solo con un cubito de hielo. De hacer caso a la leyenda, la actriz norteamericana era capaz de tumbar a cualquier varón que pretendiera hacer apuesta con ella en cuestiones de agotar las existencias de alcohol. En la puerta la esperaba El Fary con su taxi para seguir la ruta hasta que el cuerpo de la diva aguantara. Todas las glorias locales como Lola Flores o Luis Miguel Dominguín tenían sus lugares fijos que compartían con las estrellas y multimillonarios internacionales como Frank Sinatra, Aga Khan o Grace Kelly.