Joaquín Sabina habla de su adicción a las drogas y cómo su mujer le salvó la vida

La legión de fans de Joaquín Sabina está agotando a velocidad de vértigo las entradas para su próxima gira en 2023, bautizada 'Contra todo pronóstico' y que supondrá su regreso a los escenarios después de tres años de ausencia tras la aparatosa caída que sufrió en plena actuación en Madrid en 2020.

Pero antes esos fieles seguidores podrán disfrutar por fin del estreno de la película documental 'Sintiéndolo mucho', un trabajo dirigido por Fernando León de Aranoa, que cuenta con banda sonora cortesía de su gran amigo Leiva y que supone plasmar en la gran pantalla el seguimiento que el director ha hecho del cantante durante los últimos quince años.

Para presentar este ambicioso proyecto, los tres acudían al plató de 'El hormiguero' y, como era de esperar, el artista andaluz no decepcionó a la hora de dejarnos jugosos titulares. Tras asegurar que en el documental enseña "el alma", sin duda el tema que más llamó la atención fue cuando Sabina habló sin tapujos sobre su pasada adicción a las drogas, de la que se desprendió hace ya dos décadas.

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"Dejé la cocaína hace más de 20 años, pero cuando me preguntan qué siento ahora, contesto que nostalgia", fue la sorprendente respuesta del cantante cuando Pablo Motos le interrogó por sus vicios del pasado.

Antes de explicar que las dejó porque ya no le hacían "ni ilusión ni el efecto", también dejó claro su rechazo hacia "la corrección política que hay ahora y esta especie de nuevo puritanismo, que esta vez es de izquierdas, pero es malo sea de quien sea".

Mientras el presentador del programa añadía que "las drogas se la quita uno porque no tiene más remedio", Sabina aclaraba que "mi caso no vale para las pobres madres de los pobres yonquis a los que hay que intentar ayudar", puesto que él se desenganchó sin ayuda "porque dije que se acabó".

Sobre su salud a los 73 años y la mala fama que arrastra, afirmaba con buen humor que "el médico me dijo que tenía que beber dos litros diarios, pero me dijo que no hacía falta que fueran de agua, también podían ser de tequila o de whisky". Tras provocar las risas del público, explicó que bebe "por prescripción facultativa".

Mientras su colega de fatigas Leiva decía sobre él que "su sentido del humor siempre está por encima de cualquier cosa", el aludido se ponía serio para alabar la importancia de su esposa y musa, Jimena Coronado.

"Yo creo que Jimena me salvó la vida, en serio", confesaba el cantante, que ha explicado que ahora lleva una vida "muchísimo menos desbarrada" junto a la fotógrafa peruana, con la que se casó hace dos años. Según él, "ahora soy un pequeño burgués civilizado con una vida doméstica absoluta que no me ha inspirado ni un verso de canción".

Precisamente por esa vida suya temieron hace dos años los fans que presenciaron su grave caída durante un espectáculo en el WiZink Center de Madrid. "Me enteré al día siguiente después de dos operaciones. Yo quería seguir el concierto, pero una enfermera me dijo que me había roto la clavícula. No me enteré de nada", contó.

"Al caerme me contaron que arrastré un micro de hierro y con eso me di en la cabeza", detallaba Sabina, que como los gatos, tiene siete vidas y aún está dispuesto a dar mucha guerra con las que le queden.